Felipe VI hizo gala de la “renovación” monárquica en su discurso ante la Eurocámara. Una “renovación” que recuerda el reinado de su padre y la “…Nación española, patria común e indivisible…” de la Constitución del ‘78. El mismo perro con diferente collar.
Guillermo Ferrari Barcelona | @LLegui1968
Viernes 9 de octubre de 2015
Foto: EFE/Patrick Seeger
Una Monarquía “renovada”
Hace ya más de un año que Felipe VI asumió la Corona española. Después de una rápida abdicación de su padre quien quiso limpiar la imagen de la Monarquía y evitar las complicaciones de un Parlamento fragmentado.
Desde ese entonces, todos los periodistas pagados de La Zarzuela, hablan de un mandato renovado y en algunos de sus discursos, el Rey hablaba de una regeneración del régimen. Han elogiado cualquier gesto por mínimo que parezca como una Monarquía moderna y los cambios realizados por Felipe VI en la misma. Hubo una enorme operación lavado de cara de la Monarquía. Sin embargo, durante todo éste período, esa renovación no ha salido de los discursos.
El centralismo españolista en acción
Sin embargo, en su discurso ante el pleno de la Eurocámara el Rey ha derrochado expresiones del centralismo españolista con algunas alusiones idílicas a la “convivencia” dentro del Estado español. La alocución Real hizo referencia a “…una España unida y orgullosa de su diversidad”. Sin embargo, con la Ley Wert se impone la proporción de castellano y catalán que se hablará en Catalunya. La diversidad cultural del Estado se está tratando de cercenar desde Madrid.
El Rey expresaba que la convivencia española estaba “basada sólidamente en una firme y sincera voluntad de entendimiento de los españoles”. No obstante tal afirmación, hace ya más de cuatro años que la movilización popular en Catalunya pide realizar un Referéndum con el cual poder decidir si continúa dentro del Estado o se independiza. Ante éste pedido, tanto el PP como el PSOE, se mostraron completamente en contra como votaron en el Parlamento.
Esta renovación es muy vieja
La defensa enconada de la Constitución del ‘78 deja bien retratado los límites de esa “renovación” del nuevo Monarca. Felipe VI dijo sin ambages: “La España democrática de las últimas décadas [...] se ha sustentado en nuestra Constitución, que es el gran pacto que defiende, preserva y ampara los derechos y libertades de los ciudadanos, protege a los pueblos de España en el ejercicio de sus diversas culturas y tradiciones, lenguas e instituciones…”. Lamentablemente, no se puede decir que las leyes y la Constitución protegen la diversidad dentro del Estado Español. Desde la última legislatura de Aznar estamos asistiendo a una estrategia re-centralista por parte del Gobierno Central acentuada por Rajoy. Y esa Constitución, que tanto defiende el Rey, fue escrita por el búnker y matizada por el PSOE y el PCE. Fue votada con el chantaje de “es esto o si no hay otro golpe de estado con guerra civil”.
Más Europa del capital
El Monarca defendió el actual proyecto europeo con unas palabras que parecen por lo menos extrañas ante los acontecimientos presentes: "Europa se ha construido sobre la voluntad de sumar y no restar; de aunar y no dividir, de saber compartir y ser solidarios". Esto parece un cuento de hadas ante el terrible sufrimiento de los inmigrantes que tratan de entrar en la UE. Más aún cuando el Gobierno de Rajoy se oponía a recibir inmigrantes en un primer momento.
Pensemos también las palabras del Rey en relación a lo ocurrido en Grecia. La Troika presionó al Gobierno y pueblo griegos para imponer unas condiciones leoninas en el pago de la deuda. Incluso algunos dirigentes alemanes propugnaban la expulsión de Grecia fuera de la Comunidad Europea. El remate de Felipe es increíble: "Tengamos confianza en Europa: tengamos confianza en nosotros mismos, los europeos"
La izquierda protesta
Una decena de eurodiputados de IU, ICV, Bildu, ERC, se han marchado del recinto como medida de protesta en un gesto de rechazo a la Monarquía. En sus bancadas había pancartas pidiendo una República. Pablo Iglesias quería que haya un jefe de estado votado en una elección democrática, aunque sea éste “Felipe de Borbón” y dándole consejos al Rey para que intervenga menos en política.
Qué diferente sería que estas fuerzas de la izquierda, en vez de limitarse a gestos simbólicos, hicieran una campaña de verdad contra la monarquía, por ejemplo por la convocatoria a un referéndum entre República o Monarquía. Hace tiempo que es hora de pasar de las palabras a los hechos.