En la tarde del sábado liberaron a los cuatro compañeros que todavía quedaban detenidos desde la represión policial sobre la marcha contra UPM del jueves. La criminalización de la protesta social y la brutalidad policial, son las formas usadas para sostener un modelo social marginador y favorecedor de unos pocos.
Lunes 9 de septiembre de 2019
Foto: Rebelarte
La respuesta del poder político- social frente a la protesta contra UPM y el modelo agro forestal es criminalización, represión, detenciones arbitrarias, persecución y abusos policiales. En la protesta del jueves, primero la provocación policial, luego represión salvaje contra manifestantes y transeúntes, detenciones arbitrarias, arresto de compañeros como Facundo militante del Sindicato de los Trabajadores de la Vía Pública y miembro de La Izquierda Diario que estaba registrando los hechos, mentiras del Ministerio del Interior y el sindicato policial justificando la represión, horas de detención injustificada para armarle una causa a los detenidos desde el poder judicial y Fiscalía, malos tratos en comisarías y más detenciones.
Liberación de compañeros detenidos durante la represión
Desde el movimiento obrero el Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT y varios sindicatos pronunciaron su repudio a la represión policial, así como la FEUU en el movimiento estudiantil y organismos de DDHH como SERPAJ. Al contrario el sindicato policial emitió una diatriba autojustificatoria de la represión contra el pueblo trabajador ¿Qué espera el PIT-CNT para echar a estos represores del pueblo trabajador de sus propias filas?
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La resignación de “lo posible”
“Es lo que hay”, todo lo que puede dar el ala “progresista” del orden social imperante, las líneas fundamentales del modelo (commodities, inversión extranjera y deuda, con “inclusión social” sic!) no se tocan y hasta se profundizan, con balas de goma (por ahora) y garrote para disciplinar a los “radicales” que “desestabilizan” el orden (de los ganadores). Resignación hacia “lo posible”, que no va más allá del horizonte basado en los parámetros impuestos por el neoliberalismo de los noventas. Todo lo que sea alternativo a eso es enseguida acusado de “utopista”, “infantil” u otros descalificativos.
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La resignación de “lo posible”, la resignación a la administración de la sociedad capitalista y a su Estado con las políticas represivas correspondientes para sostener el orden de los que siempre ganan. La resignación a la “inversión” extranjera “salvadora” para que continúe creciendo el PBI y mantener el “grado inversor” y seguir endeudando a la nación con la especulación del capital financiero. A cambio de un puñado de puestos de trabajo y la contaminación de nuestras aguas, la resignación a exportar soja, ganado y troncos a cambio de enriquecer un puñado de oligarcas y pools de siembra que destruyen la tierra y el agua, llenando de algas tóxicas ríos y cursos de agua. Para los fundamentalistas del modelo (progresistas o derechistas) salirse de los parámetros de “lo posible” es el mayor de los pecados, para nada importan la salud y el medioambiente de la población, la calidad del trabajo o la exclusión social generada por el mismo sistema.
No fue un hecho aislado
Viene pasando desde hace años, la represión en el liceo 70 y el CODICEN, la represión en la marcha del agua, las fuerzas de ocupación de la Guardia Republicana en los barrios populares que provocan y apalean a los jóvenes en las calles y las puertas de los liceos, los gatillos fáciles y las detenciones arbitrarias con tortura en las comisarías, nunca dejaron de pasar.
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El control social no es solamente mediante ideología y mecanismos tecnológicos, el control social sobre todo hacia la juventud trabajadora y pobre, está compuesto de la cotidiana amenaza, el garrote y la tortura.
El orden reina en Montevideo y el resto del país, pero no todo es fiesta progresista y bailes alegres por los barrios, la exclusión social y otros “daños colaterales” del sistema, se administran también con las fuerzas represivas del Estado sobre los pobres o los que protestan.
Ninguna reforma y ninguna forma
Hay quienes doblan la apuesta derechista como Larrañaga y su “reforma” que propone la militarización de la represión estatal. Pero el régimen en su conjunto ya sostiene sus propias formas regimentadoras del orden social y político.
De ninguna forma debe ser aceptable desde filas trabajadoras y populares la represión estatal y criminalización de la pobreza y la protesta que se impone como la que opera ahora o se quiera imponer como la de Larrañaga u otros derechistas.
No es admisible que se siga retrasando más la respuesta independiente y popular frente a la represión actual o las propuestas de mayor regimentación y militarización de la sociedad. Lo que está planteado no es solo derrotar a la “reforma” reaccionaria de Larrañaga en el plebiscito, lo que está planteado es derrotar en su conjunto a este modelo de sociedad depredador (de la naturaleza y las personas), marginador y represor.