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Red Internacional
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Salario Mínimo. La subida del SMI se aprueba sin el acuerdo de la patronal y muy por debajo de la subida de los precios

El Gobierno de coalición ha pactado con CCOO y UGT y un descuelgue de la CEOE una subida del salario mínimo (SMI) durante 2022 en 35 euros, hasta los 1.000 euros. Sin embargo, esta subida se queda muy corta ante un IPC que sigue desbocado. De nuevo, como el año pasado, se querrá hacer pasar como muy “progresista” lo que solo será un nuevo parche al creciente empobrecimiento de las mayorías populares.

Juan Carlos Arias

Juan Carlos Arias @as_juancarlos

Martes 8 de febrero de 2022

Tras el anuncio el lunes pasado por parte de Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, de una posible subida del salario mínimo interprofesional (SMI) este año en 35€ hasta llegar a los 1000€, la medida ha sido pactada el miércoles entre las direcciones de CCOO y UGT y el Ministerio de Trabajo.

"Es un hito muy importante para nuestro país", ha destacado la ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda junto a los secretarios generales de CCOO y UGT, aunque el descuelgue de la CEOE al final de las negociaciones adelanta las intenciones de la patronal ante tan siquiera un aumento de solamente 35€ al año en medio de la subida de precios más acelerada de los últimos 30 años

La subida tiene carácter retroactivo desde el mes de enero hasta los 1.000 euros brutos al mes, distribuidos en 14 pagas, lo que Yolanda Díaz calificaba junto a los dirigentes de CCOO y UGT como "un hito importante para nuestro país". Sin embargo, lo cierto es que la subida planteada por la ministra del PCE es insuficiente. Y lo es por el simple hecho de que se sitúa muy por debajo de los niveles que han alcanzado los precios, que se encuentran totalmente desbocados.

Con esta medida, las y los trabajadores con los salarios más bajos seguirán empobreciéndose, siguiendo la estela de lo que ya se hizo el año pasado. Entonces se subió el salario mínimo un 1,7% y sin carácter retroactivo -con lo que el ataque fue mucho mayor dado que el SMI permaneció congelado durante casi todo el año-, mientras los precios se desbocaron mes a mes con picos en electricidad, gas o alimentos esenciales. Solo se osó subir el SMI a partir del mes de octubre. Los precios terminaron en el 6,5% interanual, perdiendo al final 4,8 puntos de poder de compra en términos interanuales.

En el adelanto del mes de enero de 2022 del IPC realizado por el INE los precios se han situado en el 6%, mientras que la subida que se ha aprobado para el salario mínimo de este año (35 euros) supone tan solo un 3,6% de subida sobre los 965 euros de partida. En consecuencia, de aprobarse esta subida que podría aún ser menos, todo culminaría con una pérdida muy profunda añadida de otros 2,4 puntos, a mes de enero, a añadir a lo ya perdido en 2021.

Ya veremos cómo termina la inflación este año, pero todo apunta a que no va a disminuir mucho y, en todo caso, la volatilidad prevista debería ameritar como mínimo el establecimiento de una cláusula de revisión, junto con un incremento que recuperara lo perdido respecto a la subida del año pasado.

Por lo tanto, ahora y después de perder el año pasado un 4,8% de poder adquisitivo, todo barrunta a que se profundizará la pérdida de poder adquisitivo. Sobre todo, porque las tensiones económicas que han dado pie al fuerte incremento de los precios van a seguir presentes durante 2022, hasta por lo menos bien avanzado el año, así lo vienen marcando los mercados de futuros que establecen los precios a escala mundial de muchos de los servicios y bienes esenciales.

Lo más probable es que continúe la elevación de los precios de la energía, por razones geoestratégicas que además se están agravando, incluido el conflicto de la OTAN con Rusia. También se prevé que seguirán los cuellos de botella en las cadenas de suministro que todavía están lejos de resolverse. Así como el coste de la compra de emisiones de CO2 que encarecen la luz junto con el gas, y los precios de los alimentos que, además, en estos momentos, tienen aún mayor presión por la situación de grave sequía que se está produciendo en el Estado español.

Todo ello, además, en un contexto de incremento de la demanda y del consumo que se prevé fuerte, lo cual puede incrementar los precios con más fuerza, consecuencia de la finalización de las limitaciones a la movilidad producidas por la pandemia, e incluso con su transformación a simple endemia, que hará que los embalsamientos de dinero acumulados en los meses de parón, de los que mantuvieron el sueldo íntegro, sean dirigidos del ahorro al incremento del consumo.

La subida del SMI ya ha sido aprobada, ¿y las plantillas que aún no han cobrado ni la anterior?

A pesar de que la temida subida del SMI en 35€ al año ha sido aprobada, es la patronal la que en base a su relación de fuerzas en las empresas impone ataques o tiene que tragar conquistas de la lucha y organización de la clase trabajadora.

Así, el rechazo de la subida por la totalidad de la dirección de la CEOE nos da una pista de las intenciones de aplicarla por parte de la patronal, que ante cualquier subida salarial del salario mínimo señala que puee suponer un riesgo serio para el empleo y sobre todo para los empleos no cualificados, haciendo en exclusiva responsable al Gobierno de las consecuencias. Algo complicado de sostener cuando se están produciendo niveles de creación de empleo históricos -ya se ha recuperado todo el empleo perdido durante la pandemia-, aunque a base de empleos precarios y mal pagados, aumentando así considerablemente los beneficios de la banca, las empresas del IBEX 35 y la gran patronal que ya superan con mucho lo ganado en 2019.

Sin embargo, el número de horas de trabajo registradas no ha recuperado el total de horas realizadas en 2019, algo que apunta, entre otras cosas, a fraudes en los ERTE, más de 5.000 denuncias producidas por la Inspección, en todo el período a empresas por irregularidades en su aplicación. Y al intento de realizar los mismos trabajos con menos trabajadores, aprovechándose de la situación de pandemia y las ingentes ayudas públicas recibidas por las empresas.

El fuerte incremento de la actividad económica y el consumo que se espera estalle ahora va a empujar la creación de empleo si no hay parones por nuevas variantes de Covid, sobre todo con la llegada del enorme bazooka que son los 140.000 millones de euros (72.000 mil millones a fondo perdido) de los fondos de la UE. Fondos que, recordemos, van a poner en órbita a las empresas con proyectos de inversión y desarrollo sostenidos con fondos públicos de los que se van a servir para modernizarse e incrementar los beneficios, mientras las deudas las acabaremos pagando las y los trabajadores.

La patronal va a necesitar nueva mano de obra y se ubica para tratar de lograr que pueda ser contratada con la mayor precariedad posible, de ahí la reforma laboral aprobada recientemente con su firma y la de los sindicatos junto al Gobierno, dejando intacta la de Rajoy que meramente se ha maquillado. Y con bajos salarios que permitan bajar los costes e incrementar muy potentemente el beneficio empresarial, de ahí su planteamiento de no subida del SMI frente a la propuesta gubernamental, y las subidas salariales muy por debajo de la inflación en los convenios. El año pasado un 1,5% de media frente al 6,5% de subida de precios.

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En el comunicado que ha hecho la CEOE, valora que la nueva subida del salario mínimo contribuirá a incrementar los costes laborales y la presión sobre los márgenes de las empresas, lo que puede llevar a un menor dinamismo económico y una menor creación de empleo. La patronal hace alusión a que las empresas ya han “asumido la subida del 30% del SMI desde 2019 y de que se haya aplicado una subida de cotizaciones sociales aparejadas a los salarios”, y destaca que el acuerdo resulta inasumible para sectores como el agrícola o los intensivos en mano de obras como limpieza y hostelería.

Obviamente los capitalistas siempre lloran ante la más mínima posibilidad de que sus ganancias se resientan, pero como decía Lucía Nistal en el reciente Foro debate de Izquierda Diario sobre la Reforma Laboral en Madrid, “la patronal nunca estuvo mejor que ahora”.

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En efecto, los mega beneficios de la banca en 2021 han alcanzado la friolera de los 19.100 millones de euros, los mayores que se recuerdan hasta ahora. O los 53.000 millones de euros del conjunto del IBEX 35 superando el mayor beneficio de la historia, que ya se contabilizaban en noviembre de 2021. Desde luego, el rebote experimentado en las empresas de la hostelería y el turismo son evidentes, más allá de la paralización que hubo a finales de diciembre con el incremento de contagios por la variante ómicron. Y las perspectivas para 2022 con el despliegue del turismo esperado y los fondos europeos Next Generation son muy fuertes. Por no hablar del cinismo de la patronal en relación a las cotizaciones cuando ha tenido ayudas por miles de millones en reducciones de cuotas y exoneraciones con los ERTE que les han permitido a las empresas seguir funcionando sostenidas por el Estado.

No hay salida a las penurias de la clase obrera si no es con lucha de clases

Frente a la resistencia patronal, las cúpulas sindicales de los sindicatos burocratizados de CCOO y UGT con la boca pequeña y solo en los despachos, sin luchas en la calle, están defendiendo los 1.000 euros brutos en esta subida, pero incapaces de reclamar el poder adquisitivo perdido y subidas más fuertes para que los salarios sean realmente dignos. Algo que no están haciendo ni con los convenios que negocian directamente en las empresas y que han perdido hasta un 5% de poder de compra (1,5% subida-6.5%IPC). Nada sorprendente después de haber sido artífices de la estafa de reforma laboral “progresista” que negociaron con la CEOE y el Gobierno PSOE-UP.

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Por ello, no podemos esperar ninguna mejora de nuestros salarios reales ni de las condiciones laborales, ni resultados efectivos en la lucha contra la precariedad laboral, sobre todo una vez aprobada por el Gobierno “progresista” la reforma laboral maquillada de Rajoy y por las burocracias sindicales de CCOO y UGT, que no pase por la lucha en la calle.

Es necesario impulsar un polo sindical unitario de lucha desde la izquierda sindical, que impulse asambleas en los centros de trabajo incluyendo a las bases de CCOO y UGT para unirlas al proceso, centros de estudio y en los barrios populares y que plantee un calendario de movilizaciones in crescendo: para luchar por la derogación efectiva de todas las reformas laborales, contra la carestía de la vida y por incrementos salariales acordes a la inflación que recuperen el poder adquisitivo perdido y establezcan cláusulas de revisión permanentes. Esta va a ser una lucha crucial en todo el próximo período si queremos que esta vez no seamos nosotros los que paguemos la crisis, los capitalistas.


Juan Carlos Arias

Nació en Madrid en 1960. Es trabajador público desde hace más de 30 años y delegado sindical por UGT de la Consejería de Políticas Sociales y Familia de la Comunidad de Madrid. Es columnista habitual de Izquierda Diario en las secciones de Política y Economía. milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.

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