El viernes el Dragón cayó de local ante All Boys, aunque después la subcomisión de Derechos Humanos colocó en el acceso a la tribuna popular una baldosa que recordará por siempre al hincha Marcos Zucker, desaparecido por la Dictadura hace exactamente 40 años.
Juan Ignacio Provéndola @juaniprovendola
Martes 3 de marzo de 2020 00:00
Markitos Zucker, hijo del recordado actor, está desaparecido desde 1980. El club de sus amores le rindió un sentido homenaje.
Defensores de Belgrano viene entusiasmado con una campaña histórica en el Nacional que lo encuentra peleando los primeros puestos de la zona B. Hasta el momento, su ubicación lo coloca en posiciones de clasificación al Reducido que determinará un ascenso a la A (categoría en la que nunca jugó dentro del profesionalismo), aunque una seguidilla de buenos resultados lo dejó además expectante de la punta y la posibilidad de disputar mano a mano con el ganador de la otra zona una opción más directa para llegar a Primera.
Con todo, el viernes pasado perdió ante All Boys uno de esos partidos que presagiaban exactamente lo contrario: Defe venía de subir a la segunda posición (no solo de la zona, sino también de la tabla general de 32 equipos) tras la derrota del hasta ese entonces escolta Sarmiento de Junín, mientras que el Albo aún seguía anclado en el fondo de la tabla y temiendo el descenso a la B Metropolitana.
Pero esa tardenoche el Bajo Núñez no sintió dolor ni tristeza por lo que, en definitiva, fue no más que la contingencia deportiva propia de un juego y sus posibles avatares. “Perder es otra cosa”, señaló con justa razón minutos después del partido Federico El Lakkis, miembro de la subcomisión de Derechos Humanos de Defensores Belgrano que organizó uno de los tantos hechos inéditos que el club viene protagonizando más allá del fútbol en los últimos años: la colocación de una baldosa que recordará por siempre a Markitos Zucker, hincha del Dragón desaparecido desde el 29 de febrero de 1980.
“Acá fue feliz Ricardo Marcos Pato Zucker, militante popular detenido-desaparecido por el terrorismo de Estado”, reza la baldosa realizada el 15 de febrero en el edificio Cuatro Columnas de la ex ESMA no sólo por la subcomisión de DD.HH. de Defe, sino también por la Comisión por la Memoria Belgrano-Núñez, la Mesa de Derechos Humanos de la Comuna 13 y la Agrupación Markitos Zucker.
El emotivo evento se realizó a exactamente 40 años de su desaparición y fue presenciado por centenas de personas sobre la avenida Comodoro Rivadavia, en cuya vereda se colocó la baldosa exactamente a la altura del ingreso a la popular local de Defe, que también lleva el nombre del hijo del legendario humorista Marcos Zucker e incluso tiene un mural con su rostro. Todo queda enfrente de la vieja Escuela de Mecánica de la Armada (que tiene por esa calle una entrada alternativa a las de Libertador).
Es la primera vez que un club de fútbol de Argentina recuerda a un hincha desaparecido durante la última Dictadura cívico-militar con todos estos gestos. El primero de ellos ocurrió el 25 de mayo de 2001, cuando en el cumpleaños número 95 de Defensores de Belgrano se decidió rebautizar a su tribuna popular, históricamente conocida como “La techada”, con el nombre de Markitos.
El Pato Zucker integraba Montoneros y en 1977 se había ido del país después de estar detenido un mes y medio. Primero fue a Brasil y luego a España, donde seguía los resultados de Defe a través de los diarios. Una anécdota indica que llegó a gritar de alegría dentro de un tren madrileño -ante la mirada absorta de los pasajeros españoles- cuando se enteró que el Dragón le había ganado de local a Tigre, impidiendo de ese modo que el equipo de Victoria se consagrara campeón de la B en el estadio del Bajo Núñez.
“Yo lo había visto en Madrid, y ya me había dado cuenta de que no había nada que hacer. Él me tenía cariño, pero me decía que nadie lo podría hacer cambiar de idea. Entonces yo le decía: ‘pero escuchame, ¿en pos de qué te vas a jugar? Y él me respondía que no insistiera”, recordó Marcos padre hace más de 20 años en una entrevista. Efectivamente el hijo del humorista regresó a Argentina en 1979 y el 29 de febrero de 1980 fue capturado por un Grupo de Tareas del Primer Cuerpo del Ejército y del Batallón 601 de Inteligencia el 29 de febrero de 1980.
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Según se cree, estuvo secuestrado en Campo de Mayo y allí fue fusilado junto a otros tres detenidos-desaparecidos. Aunque su cuerpo nunca fue encontrado, condenaron por su muerte y otras cuatro el genocida Cristino Nicolaides, comandante del Tercer Cuerpo del Ejército, semillero también de Jorge Rafael Videla. Nicolaides, que se jactaba de haber “interrogado” él mismo a Zucker, murió en 2011, con prisión domiciliaria y antes del juicio donde se le imputaba la apropiación de 33 hijos de desaparecidos.
El 5 de mayo de 2016, a poco de aquel deleznable fallo en el que la Corte Suprema de Justicia le abría la puerta al 2x1 en condenas a criminales por delitos de lesa humanidad, el primer equipo de Defensores de Belgrano salió a su cancha con una bandera escrita en aerosol que indicaba: “El único lugar para un genocida es la cárcel común. Defe no olvida”.
El gesto fue sencillo pero enorme, ya que muchísimos otros clubes se plegaron en efecto dominó. Ojalá siga cundiendo y expandiéndose ese ejemplo como premisa: en las malas y en las buenas siempre será importante no olvidar.