¿Qué significan para los trabajadores del metro la implementación del pase con QR, las máquinas de recarga, y el acuerdo con apps para recargar tu tarjeta desde el celular?
Martes 31 de enero de 2023
Los últimos años se han dado a conocer una serie de medidas que pretenderían remodelar y modernizar el metro. En enero del 2020, comenzaron en función 100 máquinas de recarga de tarjetas del metro y con ello la implementación de la tarjeta de Movilidad Integrada (MI).
El uso de la tarjeta permite que haya un flujo de gente que no genere filas exageradas en taquillas, pues puedes tener hasta 24 viajes de 5 pesos en tu tarjeta, que tendrías que recargar en taquillas.
El 8 de noviembre de ese año, empezó el programa piloto en el que se implementaron 100 máquinas de recarga en diferentes estaciones del metro. Esto ya permite que haya más opciones dónde recargar, pero también que no se tenga que necesitar de personas de carne y hueso que te atiendan en la taquilla (si es que tienes tarjeta).
Ver esto último, es interesante si pensamos en lo que pasó en marzo del 2020, donde las taquilleras del metro decidieron no ir a trabajar por el paro internacional de mujeres.
Esto hace muchos años hubiera detenido gran parte de la CDMX gracias a que los trabajadores que usamos el metro no hubiéramos tenido cómo desplazarnos, pues no nos queda otra ruta o las rutas alternas hubieran colapsado, pero ese día no fue así, pues ya existían máquinas de recarga en la mayoría de las estaciones y el metro funcionó “normalmente”.
El 8 de noviembre del 2021, comenzó la implementación de una nueva modalidad para el ingreso al metro, con el cual, en lugar de conseguir un boleto que luego pasarías en los torniquetes, ahora tienes que ir a la taquilla y pedir un ticket con un Código QR que te permitirá la entrada después de pasarlo por uno de los lectores.
Este Código QR solo dura 10 minutos, lo que significa que, a diferencia de los boletos del metro, no podrías comprar varios y usarlos en diferentes momentos del día o de la semana, haciendo que tu única alternativa para no hacer fila la siguiente vez que uses la red de transporte sea que cuentes con una tarjeta MI con saldo. Esto, hasta ahora, ha sido implementado en la estación Chilpancingo, pero los lectores de los torniquetes se están intentando colocar en el resto de estaciones.
Estos nuevos lectores tienen también la función de pagar con tarjeta del banco, los cuales cobran un viaje de ida y regreso, regresándote 5 pesos si solo usas el servicio una vez en el día. Si bien, varias de estas cosas ya estaban implementadas parcialmente en el Metrobus, donde no hay taquillas, sino que todo es a través de tarjetas y recargas, esto en el metro va avanzando.
Además, con la tarjeta MI y su tecnología NFC, a partir del 8 de noviembre del 2021, puedes recargar tu tarjeta desde tu aplicación Mercado Pago en el celular, o desde establecimientos que cuenten con ese servicio, como tiendas u otros negocios pequeños.
Todas estas medidas intentan avanzar en la universalización del uso de la tarjeta MI entre los usuarios del metro y desplazar cada vez más a las taquilleras quienes, de querer parar un día (tal como el 9 de marzo del 2020), el metro seguirá funcionando.
No descartemos que el plan sea desaparecer el servicio de taquillas y reemplazarlo por las nuevas tecnologías, no es imposible, pues redes como el Metrobus funcionan sin taquillas; servicios como el Tren Ligero ya no tienen taquillas -el que sea un servicio pequeño ayudó a esa “transición tecnológica”.
Por otro lado, las promesas de que mejoraría el servicio cuando el costo subió de $2 a $3, y después a $5, no llegaron: vivimos ya la caída de la Línea 12, choques como en la Línea 5, Línea 1 y Línea 3 o el incendio en el Centro de Control. Una verdadera remodelación no significa destinar presupuesto para desplegar 6060 elementos de la Guardia Nacional.
Una verdadera modernización solo puede venir de la mano de un mantenimiento íntegro a toda la red de transporte, denunciar el recorte del 17% al presupuesto del metro y exigir un aumento al mismo sobre la base de impuestos progresivos a los grandes empresarios, y que la gestión sea bajo control de sus trabajadores y usuarios, es decir, quienes sufrimos el verdadero desmantelamiento del transporte.
Es importante poner atención a cada intento de “modernización” y remodelación porque pueden significar ataques a las condiciones laborales de cientos de familias, pues, en manos de la burguesía y sus gobiernos por más progresivos que sean, la tecnología solo puede ser un avance en la profundización de la precarización.