La inauguración de los Juegos Mediterráneos de Tarragona reunieron en el mismo palco al Rey Felipe VI, Pedro Sánchez y al actual presidente de la Generalitat, Quim Torra.
Marta Clar Barcelona | @MartaClar1
Lunes 25 de junio de 2018
FOTO: EFE/ Jaume Sellart / Concentración de protesta convocada por CDR (Comités de defensa de la república) contra la presencia del Rey Felipe VI en Cataluña
El pasado viernes tuvo lugar la inauguración de la XVIII edición de los Juegos Mediterráneos en la ciudad de Tarragona. Finalmente, pese a que en un primer momento pareciera que el President de la Generalitat iba a negarse a comparecer en ese acto, finalmente estuvieron en el mismo palco el Rey Felipe VI, el President de Catalunya Quim Torra y Pedro Sánchez.
El encuentro tuvo lugar en medio de una calma tensa, sin mediar palabra, en un Nou Estadi a medio llenar, un día después de que el President de la Generalitat anunciara que rompía relaciones institucionales con la Corona.
Como era de esperar, no faltaron los gestos por parte del President, que ya le había mandado una carta al monarca el día anterior en la que le pedía que “reflexionara” por su actitud tras la represión que se desató en Catalunya durante el 1 de Octubre.
En la carta también le reprochaba el discurso que dio el borbón dos días después de Referéndum. Un discurso en el que por boca de Felipe VI la Corona pasaba a situarse del lado de todas las medidas represivas que se desataron para tratar de frenar el impulso del movimiento independentista, como el famoso artículo 155.
Horas antes del acto, miles de personas se manifestaban en diferentes puntos de la ciudad como rechazo a la presencia del Rey en Catalunya. Todo eso, sumado al escaso público que acudió al acto es una clara expresión de que a la población catalana no le genera ningún entusiasmo la presencia del Felipe VI, sino al contrario.
Te puede interesar: Felipe VI no será bienvenido
Por un lado, los Comités de Defensa de la República (CDRs) se concentraron a los alrededores del estadio; por otro, la Asamblea Nacional Catalan (ANC) llamó a otra concentración en los Jardines de la Reconciliación, a la que asistió Quim Torra, quien tomó la palabra para exigirle al monarca que se disculpara por haber enviado a la policía a golpear a los catalanes durante el referéndum del 1 de Octubre.
La política de símbolos y gestos siguió desarrollandose durante toda la ceremonia. Torra aprovechó el apretón de manos inicial para regalarle al Rey unos informes del Síndic de Greuges sobre la represión policial que dejo miles de heridos el 1-O y un ejemplar del libro del fotoperiodista Jordi Borràs, “Dies que duraran anys”, en el que aparece una recopilación de imágenes del día del referéndum. Este ha sido sin duda el elemento más destacado de la jornada.
Sin embargo, todos los gestos de Torra tienen un límite bien conocido, la abierta claudicación de la dirección procesista. Más allá de su retórica y pasando por encima de la política de símbolos que vienen marcando las posturas del nuevo President, los partidos de la burguesía catalana ya han demostrado su impotencia para llevar hasta el final las enormes aspiraciones democráticas que el pueblo catalán expresó durante el pasado otoño.
El cese de los consejeros en prisión o en el exilio, así como el reciente apoyo al gobierno de Pedro Sánchez, son muestras evidentes de que la dirección del “procés” no está dispuesta a ningún enfrentamiento abierto con el Régimen del 78 y por eso mismo ni él, ni el PDeCat ni ERC están dispuestos a apoyarse en la movilización social para impulsar verdaderamente una luchar por la República catalana.
Por otro lado, está en pendientes las negociaciones con Pedro Sánchez con quien Quim Torra se reunirá el 9 de julio en La Moncloa. Unas negociaciones con el partido del 155, que sólo tendrían salida si el President renuncia del todo al mandato del 1-O en los hechos y en sus discursos. Este mismo lunes llegó a decir, en la presentación de su libro El quadern suís (Proa), que “Tenemos que crear otro 1 de octubre en el sentido de llegar al objetivo que algunos tenemos, que es llegar a la independencia y hacer efectiva la república. Ahora estamos en el proceso de la autocrítica”.
Al contrario de negociaciones por arriba con los mismos partidos que ahogaron al pueblo catalán como fue el PSOE, la voluntad popular expresada el 1 de Octubre solo se concretará en las calles y para que esto ocurra es necesario vincular claramente la lucha contra la represión y por una República catalana, a la resolución de los graves problemas sociales que todavía hoy padecen las mujeres, la clase trabajadora y la juventud.
Es decir, uniendo la pelea por el derecho a la autodeterminación del pueblo catalán a un programa que se proponga resolver las grandes problemáticas sociales de paro, precariedad, vivienda o servicios públicos atacando los intereses de los grandes capitalistas, incluidos los que representan históricamente el PDeCAT y ERC.
Solo por esta vía será posible salir del laberinto sin salida al que nos conducen los partidos que hasta ahora han dirigido al movimiento independentista.