Hay comentaristas que analizan el 26J como una vuelta a la casilla del 20D. Sin embargo, esta idea es falsa: han pasado 6 meses de crisis ante los cambios internacionales.
Martes 28 de junio de 2016
El 26J muestra como ya ha escrito Santiago Lupe una grave crisis política. Es la grave crisis de representación que se está gestando desde la apertura de la crisis económica. Esta tuvo un hito con el 15M y el aumento de las luchas obreras, las mareas, etc. Y, como muestra la crisis del bipartidismo y el ascenso de Podemos aún persiste un descontento de masas que busca expresar su situación y resolver los graves problemas sociales.
Sin embargo, los desafíos del régimen no se agotan en la cuestión de cómo contener esas expectativas y malestar entre la población trabajadora. Sino que la crisis sistémica originada en 2008 también persiste. La extraordinaria deuda bancaria simplemente fue trasladada hacia los estados. El Estado Español tiene una deuda que supera el 100%. La mayoría de los países europeos están afectados por esta deuda y los dictados de la Troika.
Se acercan nubarrones de tormenta
En estos meses, la situación económica internacional se ha agravado mucho más. China que era el país que más estaba tirando del carro con una fuerte inversión en materia primeras está mostrando sus pies de plomo. A principios de año China tuvo un fuerte crack bursátil. Crack que adelantaba el inicio de la tercera fase de la crisis mundial.
Ya en febrero afloraron las dudas sobre el principal banco europeo, el Deutsche Bank. Sus acciones habían caído a niveles de 30 años atrás luego de revelar las mayores pérdidas de su historia. En primer lugar muestra que la banca no está saneada. Es decir, que aún tiene un gran porcentaje de deuda incobrable, aunque la contabilidad diga otra cosa.
Como si esta desestabilización fuera poco, también afloran los desequilibrios internos. Durante todo el mes de mayo la Comisión Europea se encargó de recordar que el Estado español debe realizar un recorte de 8.000 millones de euros antes de finalizar el año. A pesar de que Rajoy dijo que no iba realizar más recortes, éste sí se comprometió ante Jean Claude Juncker mediante una carta.
Y, además, el Brexit. El referéndum inglés dio como resultado que Reino Unido se va de la Unión Europea. Todo el proyecto de las grandes burguesías imperialistas europeas de las últimas décadas está en cuestión. Ya hubo una crisis bestia cuando Grecia parecía que quedaba fuera del barco. Pero ahora que se va Reino Unido el problema es peor. Los inversores se preguntan, ¿cuál es el siguiente país? La fortísima caída de las bolsas es apenas un aperitivo de lo que se viene.
Un Gobierno fuerte para recortar fuerte
Estos son los problemas que se han acrecentado durante todos estos meses. El Gobierno en funciones de Rajoy está completamente inerte. Todo éste período de negociaciones y campaña electoral ha hecho que los diferentes partidos eviten siquiera mencionar la tormenta que se avecina y, menos aún, hablar de recortes.
Ya pasó la campaña electoral, y tienen las “manos más libres” para negociar entre sí. ¿Qué gobierno se formará? No se sabe si el PP podrá gobernar en minoría, gracias a la abstención o apoyo de Ciudadanos y el PSOE. Parece difícil una Gran coalición e imposible un gobierno de la izquierda. Es muy difícil saber cómo se resolverá, pero la burguesía quiere un Gobierno fuerte.
El Círculo de Empresarios ya se pronunció claramente para que los partidos hagan un acuerdo y así gobierne Rajoy. Y, al nuevo gobierno ya pidió menos impuestos y hacer más competitiva la economía española. Esto significa más devaluación salarial y por supuesto, más recortes en la sanidad y educación. La patronal quiere un Gobierno fuerte para recortar fuerte.