En los últimos meses las centrales sindicales han convocado a “días de paralización” frente a los ajustes que aplica el gobierno del PT – Dilma – a través de Medidas Provisorias (decretos) para garantizar el superávit primario – pago de los intereses de la deuda pública – y las ganancias capitalistas. La unidad de la clase trabajadora exige una lucha implacable contra la burocracia sindical.
Viernes 5 de junio de 2015
Esas medidas ponen fin a derechos de los trabajadores y el pueblo pobre. Las centrales sindicales convocan a movilizaciones contra el Proyecto de Ley (PL) 4330, el Proyecto de Ley de la Cámara (PLC) 30/15, intentando hacer creer a los trabajadores que luchan por la unidad de la clase trabajadora y el fin de la tercerización y precarización del trabajo, cuando en verdad fueron y son aliados de los empresarios y de los gobiernos en la superexplotación y división de la clase trabajadora.
Hemos leído notas y declaraciones, tanto de la CSP-Conlutas (PSTU) como de corrientes del PSOL “felicitando” a la CUT por las convocatorias de los días 15 de abril y 29 de mayo. En una nota de Conlutas, relatando la reunión realizada el día 6/05 junto a otras centrales sindicales, es posible leer que “hay consenso entre esas entidades (CUT, CTB, Intersindical-CCT, UGT y Nueva Central) que para terminar con los ataques del gobierno y del Congreso Nacional a los derechos laborales es necesario poner a los trabajadores al frente de esa batalla. Para eso, la unidad de los que representan a la clase trabajadora es fundamental”. Atnágora Lopes, dirigente de Conlutas, afirma: “Vamos a repetir y ampliar esas luchas, rumbo a la huelga general”. Luciana Genro, del PSOL, declara en una nota del 16/04: “Felicitamos la actitud de la CUT, aunque tengamos divergencias con sus métodos, pues creemos que debería haber un proceso de discusión de abajo hacia arriba, a partir de asambleas generales”.
Queda claro que para los dirigentes de la CSP-Conlutas (PSTU) y las corrientes del PSOL, las centrales sindicales oficialistas y patronales están “unidas” junto a nosotros contra la tercerización y el PLC 30/15. ¿Es correcto, y es verdad, plantearles a los trabajadores que los burócratas sindicales responsables por décadas de traiciones, inmovilismo y entrega de empleos, salarios y derechos, aplicadores “asociados” a la patronal para imponer la tercerización y precarización del trabajo, que reciben millones del impuesto sindical (3,5 millones de reales en 2014), que viven como los ricos sin trabajar, con privilegios similares a los de la casta política, merecen “felicitaciones” o que están junto a nosotros por la “unidad” de los trabajadores?
De los más de 12 millones de tercerizados en el país, la UGT concentra los mayores sindicatos de empresas tercerizadas. El Sindeepres de San Pablo, afiliado a esa central, tiene 700 mil tercerizados en su base. El sindicato se opone al PLC 30/15. Con este proyecto se calcula que los tercerizados pueden llegar a 20 millones y la disputa por el impuesto sindical determina la posición de las centrales sindicales burocráticas y patronales. Como el PLC deja una brecha para que los tercerizados puedan afiliarse al sindicato de su actividad económica – por ejemplo un vigilante tercerizado podría afiliarse al sindicato de los vigilantes y no al Sindeepres -, dejando de ser el impuesto sindical privilegio exclusivo del Sindeepres y de la CUT.
La CUT también se opone al PLC ya que la Central tiene otro proyecto de “reglamentación” que acepta la tercerización siempre que no sea en “actividades fin”. Por ejemplo, en una montadora de automóviles, un mecánico (actividad-fin) tercerizado podría dejar de ser afiliado al sindicato de los metalúrgicos de la CUT, lo mismo en otros sectores y actividades – choferes, petroleros, bancarios, etc. De este modo, los sindicatos de la CUT, y la Central, perderían poder de negociación y la recaudación del impuesto sindical.
Lo mismo le cabe a Força Sindical, la CGTB, la CSB y demás centrales sindicales, todas “interesadas” en poder y dinero y nunca en los verdaderos intereses de la clase trabajadora. Todas esas centrales sindicales burocráticas y patronales actúan para dividir a nuestra clase y actuar como “gerentes” de los negocios de los empresarios. Son verdaderos “perros guardianes” de los patrones, gobiernos y partidos patronales. En la huelga de los garís (recolectores de residuos) de 2014, el país entero pudo presenciar cómo el Sindicato del Aseo, de la UGT, con sus burócratas ligados al PMDB del intendente Paes actuaron contra los trabajadores y como “capataces” del intendente, ayudando a incriminar a los trabajadores como “bandidos”, “vándalos”, “marginales”. Fueron derrotados, junto al intendente y la dirección de la Empresa Estatal de Limpieza y Conservación Urbana (Comlurb). Esa fue la regla para todas las huelgas que se iniciaron el año pasado. Los activistas y trabajadores que buscaron organizarse contra los excesos de los patrones no contaron con los sindicatos como sus organizaciones.
Aun cuando los burócratas “se mueven” – como ahora – no podemos dejar de denunciar que si la CUT realmente estuviese dispuesta a poner las enormes fuerzas de los trabajadores en marcha, hubiera organizado asambleas en sus sindicatos, poniendo todos los recursos para movilizar a millones e, inclusive, utilizando su peso político para exigir de las otras centrales sindicales que movilizasen efectiva y activamente para paralizar realmente el país, comenzando por los 22 millones que representan los sindicatos de esa Central.
Una fuerza como esa podría realmente paralizar la producción y las ciudades, efectivizar un verdadero día de huelga nacional y obligar al gobierno de Dilma, los patrones y el Congreso nacional a “tomar nota” de nuestras reivindicaciones y repudio a las medidas antiobreras y antipopulares. Nada de eso ocurrió porque esta burocracia no puede liberar las energías de millones – uniendo realmente a los trabajadores – que tanto desean hacer valer su bronca con el gobierno al que la CUT defiende y del que participa.
La CSP-Conlutas y las corrientes del PSOL deben, aun en los momentos de unidad de acción con esas centrales sindicales, mantener su independencia política para denunciarlas, exigiendo, y dirigiéndose a las bases de esos sindicatos, que las centrales rompan con el gobierno y movilicen a los trabajadores para imponer planes de lucha reales, pues sabemos que la verdadera “unidad” de los trabajadores solo puede ser conquistada contra los burócratas sindicales, con nuestros sindicatos mostrándose como una alternativa combativa dispuesta a llevar la lucha hasta la victoria.
La denuncia de la burocracia no puede ser sólo “después” de la “unidad”, sino en todo momento, alertando de las traiciones que fatalmente vendrán, dirigiéndose a las bases de las centrales para exigir asambleas conjuntas, plenarios con representantes electos para organizar un plan de lucha, etc. Si en nuestros sindicatos damos esos ejemplos de organización, democracia, programa y combatividad, podremos influenciar directamente a las bases de los sindicatos de las centrales burocráticas, utilizando todo tipo de medios e instrumentos para llegar hasta ellas, pues solamente nosotros podremos ser capaces de movilizarlas de verdad.
La “unidad” con las demás centrales sindicales no puede ser solo a partir del “programa” que ellas acepten o impongan. Por más justo que sea el programa sabemos que, por ejemplo, en la lucha contra la tercerización, la burocracia sindical pone por delante sus intereses y no el de los trabajadores. Para batallar por la unidad real de la clase – de efectivos, tercerizados, precarios – no solo la “unidad con los sindicatos y centrales” en una jornada de lucha, debemos realizar en nuestros sindicatos reuniones, asambleas, plenarios, etc., para defender – contra la burocracia que no aceptará – el programa de “efectivización de todos los tercerizados y precarios con derechos y salarios iguales para todos”. Porque la “unidad” con burócratas y reformistas no puede quedar restringida a las “reivindicaciones mínimas” (contra el PLC) propuesta por ellos.
Debemos agitar, también, un programa que responda a las necesidades de la clase trabajadora para enfrentar los nuevos desafíos de la crisis, en consonancia con el “estado de ánimo” de los trabajadores. Las huelgas del año pasado – recolectores, conductores, etc. -, por ejemplo, mostraron que el “estado de ánimo” de los trabajadores era pasar por arriba de los burócratas sindicales y del Estado, desafiando las decisiones judiciales contra las huelgas y los luchadores, los despidos, etc. De ahí se desprende la necesidad de agitar también medidas antiburocráticas, esto es, que se chocan contra el control, intereses y privilegios de la burocracia en los sindicatos, como “asambleas soberanas” para decidir los planes de lucha, que “el Estado no se meta con el derecho de organización sindical”, que “los trabajadores deben tener libro arbitrio para decidir a qué sindicato desean afiliarse y contribuir voluntariamente”, y “por el fin del impuesto sindical y las contribuciones obligatorias”.
La burocracia no desea ni puede luchar seriamente contra los ajustes del gobierno y de los patrones, pues está vinculada hasta el pescuezo con el “bloque de los explotadores” – patrones, gobiernos, Congreso, partidos patronales -, como se comprueba con el resurgimiento la semana del “día nacional de lucha” de la propuesta que las centrales negocian con el gobierno y los patrones para imponer un Plan de Protección de Empleo (PPE), que recortará 30% los salarios, siendo en verdad un plan para garantizar las ganancias de los empresarios, retirar nuestros derechos y recortar los salarios.
La política de frente único – una necesidad incontestable para el próximo período contra la crisis capitalista y los gobiernos – es también uno de los medios para librar a la clase trabajadora de la influencia nefasta de la burocracia sindical y de los reformistas, pues solo así podremos avanzar en la verdadera unidad de los trabajadores y no solo en la “unidad entre las centrales sindicales y sindicatos”. Por lo tanto, combinar la exigencia de unidad en la acción con la denuncia implacable – inclusive en las bases de esas centrales sindicales – de los intereses y objetivos de los burócratas, será fundamental para que los trabajadores den pasos para librarse de esa burocracia, retomando los sindicatos para la lucha y unidad de la clase.