Juan Manuel Astiazarán @juanmastiazaran
Miércoles 1ro de octubre de 2014
El decano de la facultad de Ciencias Sociales (UBA), Glen Postolski, volvió a entrevistarse con el oficialista Página 12 para hablar de la mudanza de las 5 carreras de Sociales al tan esperado edificio único. Lo de “tan” esperado no tiene ni un gramo de exageración. Desde su creación, hace ya 26 años, la facultad tiene disgregada a su comunidad académica en distintas sedes y cuenta con numerosos problemas edilicios y presupuestarios, que incluso ya se observan en la nueva sede.
Haciendo» memoria (para Postolski, fosfovita).
En la entrevista que le hacen sus colegas, Postolski admite una media-verdad: la tercera etapa de obras debería haberse terminado ya, pero no hace un año y medio sino hace mucho tiempo atrás. La “diáspora” a la que se refiere el actual decano, de tener carreras ubicadas en distintas sedes, es un rasgo distintivo de nuestra facultad desde sus inicios, marcada por los reclamos sobre las malas condiciones edilicias, el espacio insuficiente para albergar el crecimiento de la matrícula –sobre todo de la carrera de comunicación- y la falta de presupuesto.
Estos reclamos fueron el motor, a lo largo de la historia de Sociales, de numerosas protestas entre los estudiantes, docentes y trabajadores no-docentes.
En el año 2002, luego de que los estudiantes mantuvieran tomado el Rectorado de la UBA durante 43 largos días, las autoridades universitarias realizaron la promesa de construir un edificio único para toda la facultad.
En el 2003 se compra el lote de la ex fábrica Terrabusi, en el barrio de Constitución, y en el 2006 se inaugura la primera etapa con la mudanza de la carrera de Trabajo Social al edificio nuevo.
Durante 2008, las condiciones de cursada en las sedes que funcionaban en Parque Centenario y Marcelo T. de Alvear se tornan insostenibles y se realizan tomas para exigir la finalización del edificio único. Luego vino 2010, con asambleas de más de 1500 estudiantes, 45 días de toma de las 3 sedes de la Facultad planteando la misma exigencia.
Es en ese momento cuando se comienza a avanzar en un tramo importante de la construcción del edificio actual, producto de la enorme organización estudiantil y años de lucha, mientras las autoridades de Sociales se enfrentaban a las tomas y movilizaciones. Es esto mismo lo que Postolski no dice, ya que no puede explicar por qué las distintas gestiones de Sociales ligadas al gobierno nacional, en vez de exigirles al Rectorado de la UBA o al Ministerio de Educación, se oponían a los estudiantes.
Los problemas continúan
Siguiendo con la entrevista Postolski plantea que para la construcción de la biblioteca, la facultad se encuentra “a la espera de la liberación de los fondos” revelando una verdad ya conocida por toda la comunidad académica: que las autoridades de Sociales hace años que aceptan el presupuesto de miseria que destina el gobierno nacional a educación y que el rectorado administra discrecionalmente, relegando a las facultades humanísticas y generando condiciones favorables al financiamiento privado de las facultades “profesionalistas”.
Hoy Sociales funciona con más de 800 docentes ad-honorem, 300 trabajadores no docentes precarizados y una sede que a pesar de no estar terminada ya cuenta con problemas en el suministro de luz y de agua, inundaciones cuando llueve, y sin la capacidad necesaria para los más de 15.000 estudiantes que componen las cinco carreras.
Las reformas de los planes de estudio
Durante buena parte de la entrevista, Postolski hace referencia a que existe hoy una “voluntad de repensar la facultad y las prácticas” y destaca el proceso de reformas de los planes de estudio que se están llevando adelante. Para eso afirma que la reforma de comunicación “pretende transformar en buena medida el recorrido de la carrera” y asegura que “se busca una proporción diferente de la actual en el contenido teórico y el práctico”. Ya metido en el tema plantea que “se piensa en prácticas pre profesionales, que no implican pasantías y no es precarización laboral”. La aclaración del decano se debe a que este es uno de los puntos más cuestionados por los estudiantes y por los consejeros de izquierda, que planteamos en reiteradas oportunidades nuestro rechazo a terminar trabajando de manera precaria para distintas agencias, medios o instituciones, sean privados o públicos.
Las prácticas pre profesionales son una de las exigencias de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CoNEAU) y de la privatista Ley de Educación Superior (LES), dictada durante el menemismo y que han avanzado sobre la educación pública durante la década Kichnerista. A su vez, se dan en el marco de las Prácticas Sociales Educativas que dispuso el Consejo Superior de la UBA y serán requisito obligatorio para graduarse a partir de 2017. Las mismas son definidas por las autoridades universitarias como parte de un “aprendizaje-servicio”.
Teniendo en cuenta el curso privatista de la mayoría de las carreras de la UBA, los grandes convenios con empresas multinacionales y organismos públicos aprobados en los Consejos Directivos de las facultades y el Consejo Superior de la UBA, el rumbo de las prácticas pre profesionales parece ser previsible. Más aún si tenemos en cuenta la preocupación planteada por el decano de formar profesionales que puedan “insertarse en el mercado en las mejores condiciones”.
Con progresistas así…
La entrevista tiene un párrafo especial dedicado a la supuesta articulación que el decano propone con el barrio de Constitución: “abrir la facultad al barrio”. Basta con conseguir las actas de la sesión pasada de Consejo Directivo para relevar el voto unánime de funcionarios y consejeros kirchneristas donde piden por la creación de “cordones de seguridad” o “zonas seguras” en las cuadras aledañas a la sede, elevando un pedido explicito de la Facultad para aumentar la presencia policial en la zona.
Repensar Sociales para nosotros se encuentra muy lejos de esto. Por el contrario, apuntamos a cuestionar nuestro rol como cientistas sociales desde la perspectiva de los trabajadores y los sectores populares, siendo parte de asumir como propios los problemas estructurales que los atraviesan, y aportar a su organización.Queremos contrarrestar la distancia entre la universidad y la realidad, y ponemos nuestros conocimientos en función de este objetivo.
Por esto mismo, muy a pesar de Postolski y sus aliados, este año peleamos por consolidar nuestro centro de estudiantes como un verdadero actor político. Así nos ganamos las críticas de personajes nefastos como Morales Sola y peronistas de todo tipo, desde Larroque hasta los "muchachos" del SMATA, por la enorme solidaridad que construimos junto a los trabajadores de Lear y Donnelley.
Pusimos sobre la mesa un abierto debate contra el rumbo que las autoridades le imprimen a nuestra facultad y lo reforzamos en cada acción de nuestro Centro de Estudiantes: en la oposición a sus reformas de los planes de estudio, en la denuncia al rectorado y a la designación de un ex servicio de inteligencia como vicerrector, en las acciones solidarias junto a los trabajadores, y más recientemente en haber sido los impulsores del evento cultural más importante en la historia de nuestra Facultad, la presentación de “Marx en el Soho”. A nosotros no sólo nos sobra la voluntad de repensar Sociales, sino que lo mostramos en la realidad.