Analizamos el último desafío del flamante campeón del fútbol argentino: el Club Atlético Lanús que se consagró goleando 4-0 a San Lorenzo.
Domingo 29 de mayo de 2016 21:30
Foto: sitio de InfoBAe
Se podría comenzar esta nota con títulos habituales de los diarios y los suplementos deportivos, de esos que abundan, como por ejemplo: “Granador del torneo”, al mejor (y ya consumado) estilo del diario deportivo del grupo Clarín. Pero no, el que se ve arriba, creemos que es el más acorde. Lanús fue el mejor, sin lugar a dudas. De punta a punta. En todo el torneo demostró estar a la altura de las circunstancias, en todas sus líneas, tanto en la Zona 2, como en la final de este domingo.
El Grana llegó a la final sobrándole todo, ganando su zona dos fechas antes; mientras que San Lorenzo llegó con lo justo, apenas empatando en la última fecha, superando por un punto a su competidor en la búsqueda del otro lugar en la final, Godoy Cruz. El artífice de este logro de los del Sur fue su DT, Jorge Almirón, quien venía de un no tan feliz paso por Independiente y que supo sacarle provecho a la base que dejaron armada los mellizos Barros Schelotto. Claro que el mérito también recae en los jugadores. Por su compromiso, por su actitud, por su trabajo y -sobre todo- por su apetencia de querer conseguir el trofeo.
Los dirigidos por Almirón dominaron a su rival todo el partido. La presión ejercida por el mediocampo y los delanteros granates, hacían retroceder a un San Lorenzo que arrancó perdido en el esquema que planteó su director técnico, Pablo Guede.
Foto: sitio Noticias Argentinas
La primera y más clara, fue de Lanús, en un disparo al medio del goleador del torneo, José Sand, que el buen arquero Torrico desvió hacia el tiro de esquina. El dominio de los del sur era claro, y tal es así, que el primer gol llegó desde una pelota parada; corner desde la izquierda, pase corto a Maxi Velázquez, el histórico del Grana que envía un centro preciso hacia Junior Benítez, que desvía el balón cambiándole el palo al arquero. Gol de Lanús y el primer festejo.
La presión constante continuó hasta los 30’, momento en que se vio la primera reacción de los de Boedo, en una buena jugada de Belluschi en la que el disparo le quedó a Cerutti, quien hizo lucir a Monetti por primera vez en el partido, siendo también la primera vez que el ex Gimnasia de La Plata entraba en contacto con la pelota. La presión y el buen juego del Ciclón sólo duraron cinco minutos. Después de los 36’ todo volvió a ser como al principio y se fueron al descanso de la misma forma en que había arrancado el partido.
En el complemento los de Boedo intentaron buscar el empate, pero se vieron ante una firme defensa del rival, comandada por Diego Braghieri y el ya nombrado Maxi Velázquez.
A los 13’ se anotó en el marcador quien sin duda fue la figura de la cancha: Miguel Almirón. En una jugada preparada, que vino desde el arco propio, el paraguayo encaró por el medio frente a una desarmada defensa sanlorencista y antes de entrar al área, definió al palo derecho de Torrico, quien, a pesar de su esfuerzo no logró contener la pelota.
A partir de ahí, las ganas, la desesperación y la impotencia de los jugadores de San Lorenzo, hicieron de éstos un mal combo. Guede no acertó con sus cambios, la defensa quedaba cada vez más descompensada y no es una locura decir que Lanús podría haber marcado dos goles más si sus jugadores hubiesen sido más precisos de lo que realmente fueron.
Faltaba el gol del goleador y emblema. José “Pepe” Sand marcó el tercero en posición adelantada, tras otra buena jugada de Almirón, dándole un pase a la red. La conclusión, el cierre final, lo daría otro histórico. Con San Lorenzo totalmente jugado, y ya casi entregado, Lautaro Acosta (otro histórico y sobreviviente del campeonato del 2007, junto a Velázquez, Pelletieri y Sand), robó la pelota y llegó casi en soledad a enfrentar a Torrico, que tampoco logró detener el tiro de Acosta. Cuatro a cero y el festejo ya había arrancado.
Lanús fue un justo campeón, demostrando en los 16 partidos del torneo, y luego en la final que quería serlo. Por regularidad, por eficacia, por buenos rendimientos individuales y por plasmar en la cancha el trabajo que el técnico esbozaba en la semana. Fiesta en el Sur.