Despidos, ERTEs, precariedad y angustia. Asi nos encontramos muchas camareras de pisos en una ciudad como Benidorm, enfocada exclusivamente al turismo.
Sábado 11 de abril de 2020
Desde la patronal hotelera de Costa Blanca se decidió el cierre de los establecimientos hoteleros días antes al estado de alarma, ya que muchos de los hoteles veían disminuir los clientes y la suspensión del IMSERSO. A esto se sumaba la dificultad de controlar a los turistas dentro de las habitaciones, ya que no comprendían lo que significa estar confinados. Todo esto hizo que se acelerara el cierre de prácticamente todos los hoteles y restaurantes, cafeterías y demás en un tiempo récord (menos de tres días). Aplaudimos esta decisión, ya que las trabajadoras estábamos expuestas a cualquier contagio, en los comedores, recepciones o en la limpieza.
Al principio fue un caos, las trabajadoras no tenían los Epis, faltaban mascarillas e incluso se les dijo a algunas recepcionistas o camareras de pisos que no hacia falta utilizar las mascarillas ya que eso “creaba una alarma” y mala imagen. Por eso aplaudimos esa decisión de cerrar los hoteles en un tiempo récord, aunque hubo bastante descoordinación los primeros días a la hora de informarnos.
Esto tuvo dos consecuencias, a nivel sanitario y la laboral. En el ámbito laboral, en esos días previos a firmar los ERTEs por fuerza Mayor, al personal fijo se le dio vacaciones, pero la mayoría de los hoteles no actuaron igual con todas sus empleadas. Y las más vulnerables, como siempre, pagaron las consecuencias de esta crisis de la epidemia por el covid19.
Las compañeras eventuales fueron despedidas de manera improcedente, cuando algunas de ellas llevaban ya 8 meses trabajando en la misma empresa. Nos encontramos con despidos improcedentes que alegaron causas tan absurdas como: “Las tareas que viene usted desarrollando no se ajustan a las directrices organizativas de la empresa”. En ese hotel llegaron a decirle a la trabajadora que preguntó las causas del despido que ellos no son una ONG.
Las trabajadoras eventuales o externalizadas parece que siempre tenemos la soga al cuello. Hay muchas trabajadoras que encadenan contratos: en algunas empresas incluso nos hacen contratos cada 2 meses, te despiden, te liquidan vacaciones y vuelves a ser contratada pocos días después. Incluso hemos visto compañeras que siguen siendo eventuales después de años saliendo y entrando de los mismos hoteles, toda la temporada dentro y saliendo de vez en cuando 4 meses.
Estos son contratos en claro fraude de ley, esas compañeras ya deberían ser fijas o como mínimo fijas discontinuas. Y muchas veces los comités de empresa o los delegados están ausentes ante situaciones de este tipo.
Nosotras animamos a las trabajadoras a denunciar y exigir que sus contratos se normalicen, exigimos que se cumpla la ley y tengan contratos fijos.
Finalmente, al no poder acceder al ERTE, muchas compañeras tuvieron que solicitar su propio desempleo. Y si bien a algunas les quedaba algún mes de prestación pendiente, muchas compañeras a las que les quedaba algún día pendiente de otros años tienen que esperar un mes para solicitar las ayudas familiares.
Se produce así una verdadera angustia, ya no solo por el confinamiento, sino por no saber cuándo va a entrar en sus casas algún ingreso. Y todo esto está agravado por el hecho de que muchos de sus contratos eran a tiempo parcial, contratos de media jornada o 5 horas, que son muy habituales a pesar de que la carga de trabajo es inasumible por ese tiempo contratado.
¿Y qué va a pasar después de que se levante el estado de alarma y los establecimientos puedan volver a funcionar? Los hoteleros ya están hablando de que no se van a recuperar las ocupaciones de otros años, ni en verano ni en invierno, y que algunos hoteles no abrirán tan rápidamente. Se verá limitado el turismo de personas mayores y no se sabe cuándo se volverá a poder viajar con fluidez, ni cuándo las compañías aéreas volver a ser operativas, y el turismo depende mucho del turismo inglés, alemán y de toda Europa.
Las trabajadoras estamos muy preocupadas. Si en años de máxima ocupación denunciamos que no contratan el suficiente personal, y nos cargan de trabajo, este año veremos cómo muchas trabajadoras eventuales no volveremos a tener posibilidad de trabajar.
En una zona donde no hay otra posibilidad laboral, ya que prima un modelo basado exclusivamente en el turismo, dependemos de que las personas puedan volver a viajar.
Los decretos que fueron aprobados por el Gobierno con posterioridad, donde se decía que no se podía despedir debido al covid19 llegaron tarde para muchas trabajadoras, sin olvidar que existe esa posibilidad de la improcedencia, que es un verdadero coladero de despidos.
Así que nos preguntamos para quién va a ser ese impacto económico y social de esta crisis. Hay una situación muy distintas entre el empresario y quienes creamos esa riqueza, porque las trabajadoras no tenemos ese colchón mullido de ganancias y años de beneficios empresariales entorno al turismo. Nosotras llevamos años aguantando sueldos que apenas pasan los mil euros, solo para sobrevivir, mientras no pararon de crecer los beneficios empresariales.
Sus ganancias, han sido a costa de la precariedad de los trabajadores y trabajadoras de la hostelería: abuso de la eventualidad, contratos a tiempo parcial o la externalización. Todo lo que ha hecho que los trabajadores de la hostelería tengamos un futuro muy poco estable.
Exigimos que el Estado tenga en cuenta todas estas situaciones, que los Comités de empresa actúen para que ninguna compañera se quede fuera, que luchen por el derecho de todas, sean eventuales, fijas, fijas discontinuas o externalizadas.
Volveremos a recordar al gobierno que tiene un compromiso con Las Kellys: reformar el artículo 42.1 para que solo se pueda externalizar las actividades ajenas a la propia empresa. Esta es un reivindicación justa y necesaria. También queremos que se controle cómo se han hecho los ERTEs, a cuántas trabajadoras nos han dejado tiradas y si todos esos contratos eventuales eran adecuados, ya que la mayoría están en fraude de ley.
Y ante la propuesta de futuros ERTEs o EREs, que muchos hoteleros ya tienen en mente, hay que actuar desde todos los ámbitos. Es una labor difícil, pero tenemos que responder las propias trabajadoras, informadas por los delegados, y actuar con la presión de los comités y el Estado para evitar todos estos despidos, a la vez que se van creando ayudas sociales. Solo así quizás podamos frenar estas situaciones de angustia. La lucha social y la organización obrera es cada vez más necesaria.
Las cosas tienen que cambiar, porque no queremos volver a pagar esta crisis.