El caso de la maestra Brenda del kínder de Cuautitlán fue el que logró salir a la luz, pero develó la violencia que miles de maestras/os vivimos -o podemos vivir- producto de la degradación de la educación pública y nuestra noble labor.
Jueves 10 de agosto de 2023
Hace unas semanas se viralizó un video brutal e indignante en el que una joven maestra fue golpeada por una madre y amenazada de muerte con un arma de fuego por un padre de familia, todo frente a su pequeño hijo de apenas 3 años, en las instalaciones del Kinder “Frida Kahlo” ubicado en el Estado de México en el municipio de Cuautitlán Izcalli. Además, fue agredida la cocinera que labora en dicha escuela y encañonada por los mismos agresores.
En otros videos, pudimos ver como el abuelo del niño enseño las marcas de la supuesta quemadura de café que aparece en el brazo del niño, intentando justificar a los padres del menor de dicho actuar en contra de la maestra y el personal de la escuela, aunque finalmente se aclaró que fue por la fricción al deslizarse en la resbaladilla.
Docentes vs padres de familia ¿Por qué se da la rivalidad?
El video causo mucha indignación, y repudio tanto por parte de maestras/os de distintas regiones del país, así como a padres y madres de familia que apoyan a la maestra. Pero también, en diálogos entre los docentes, se escucha sobre la magnitud del problema de agresiones o acusaciones que llegan a hacer madres y padres de familia hacia las profesoras/es y, que en lugar de recibir apoyo de las autoridades para esclarecer y resolver dichas situaciones, se muestra totalmente lo contrario.
En muchos casos donde los docentes son vulnerados y/o calumniados, se les retira del grupo y pasan años para intentar demostrar su inocencia. Esta situación es uno de los mayores temores de las maestras, porque muchas veces estas acusaciones son alentadas por los mismos directivos escolares, siendo una práctica utilizada para sacarse de encima a docentes críticos e incómodos para las autoridades. Por lo que mantener distantes a madres y maestras les es muy conveniente.
La labor docente cada día se dificulta más
Años atrás la figura del maestro/maestra era muy respetada, tanto por los padres y madres de familia, como por las y los estudiantes. Se reconocía su gran trabajo de educar a las nuevas generaciones de hijos e hijas del pueblo mexicano. Trabajaban en conjunto los padres y maestras en la disciplina, eran un equipo para impulsar el desarrollo educativo de nuestros niños y jóvenes, aliados para exigir mejores condiciones en las escuelas y educación pública, pero esto cada día que pasa va quedando más en el olvido.
El magisterio mexicano ha sido de los principales actores, manifestantes y defensores de la educación púbica, y por ese motivo, hubo y hay políticas de criminalización hacia nuestra labor, que han sido orquestadas por sectores políticos en el poder, empresarios e instituciones que impusieron las políticas educativas a las que nos hemos opuesto, y hoy persisten.
Estos sectores, al ser dueños de los medios de comunicación, en minutos pueden llegar a millones de escuchas implantando discursos peyorativos como aquellos que dicen; “el maestro que protesta es sinónimo de flojo” Tan solo recordemos la lucha contra la reforma educativa del sexenio pasado (la cual hoy funciona en casi su totalidad) y los múltiples descalificativos que nos ponían a los y las maestras que luchábamos, además de la represión y los crímenes como en Nochistlán.
Todo esto causo eco en la población que está formada por los millones de padres de familia de nuestros estudiantes que se van haciendo una idea errónea de nuestro trabajo. Todo esto propició que se fuera corrompiendo esa alianza que otrora existía y no le convenía a los de arriba. También la SEP ayudó a esta división implementando múltiples trabas administrativas a la docencia para que la relación con las madres de familia sea cada vez más distante.
¿Qué hacer?
La violencia es un lastre que afecta tanto a la docencia como a nuestros estudiantes y sus familias, la cual se suma a la profunda precarización laboral que afecta a madres y padres, pues muchas madres son muy jóvenes a causa de embarazos adolescentes, y con las largas jornadas laborales no pueden dedicar mucho tiempo a sus hijos/as. Los y las docentes en conjunto con las madres de familia debemos empezar a organizarnos para exigir mejores condiciones laborales que van de la mano de seguir defendiendo la educación pública, desde mejores condiciones de estudio, la construcción de más y mejores escuelas, y la garantía de todos los servicios básicos en los recintos educativos.
Además de contar con instalaciones necesarias para el cuidado y desarrollo integral de los estudiantes como las deportivas; albercas, canchas, etc., comedores gratuitos, aulas de computación, redes de internet, áreas verdes, jardines, huertos, aulas de artes como música y teatro, así como personal de apoyo educativo tales como: psicólogos, nutriólogos, médicos, enfermeros, junto a mayor contratación de docentes para que los grupos sean de 14 alumnos como lo recomienda inclusive la propia OCDE.
Todo esto aunado de exigir mejores condiciones laborales para las y los docentes, así como para las madres y padres de familia, partiendo de exigir el aumento al salario de emergencia, que cubra necesidades básicas como: alimentación, vestido, calzado, ocio, alquiler, transporte, etc., y que suba a la par del aumento en la inflación, para que ninguna familia vea afectado su normal desarrollo. Pero también, la reducción de la jornada laboral a 6 horas y 5 días a la semana es urgentemente necesaria, para que las familias puedan recuperar la convivencia y poner más atención en el mejor desarrollo de las niñas, niños y adolescentes (NNA)