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Red Internacional
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Universidad. Las candidatas de Contracorriente y Pan y Rosas entran al claustro de la UC3M

Los días 19 y 20 de abril se celebraban las elecciones a representantes estudiantiles en el Claustro de la Universidad Carlos III. Las candidaturas de Contracorriente y Pan y Rosas logramos que dos de nuestras tres candidatas entraran en este órgano, defendiendo un programa feminista, anticapitalista, antiimperialista, revolucionaria y de denuncia al antidemocrático régimen que rige en las universidades.

Lola Cayuela Madrid

Martes 26 de abril de 2022

Esta falta de democracia la vemos en el propio órgano al que presentábamos nuestras candidaturas: el Claustro. Este, a pesar de teóricamente ser el mayor órgano de representación estudiantil de la comunidad universitaria, no refleja la verdadera composición de la misma. Está formado, en su mayoría (un 54%), por una casta de catedráticos y profesores titulares que conforman las altas esferas de la Universidad, pero que son la minoría de la universidad; la parte restante está compuesta por trabajadores asociados precarizados (un 18%), las trabajadoras del PAS (8%) y el estudiantado (20%), a pesar de que compongamos el 80% de la comunidad universitaria.

Sin embargo, las decisiones relevantes ni siquiera se toman en el Claustro sino en un organismo que ni si quiera se vota: el Consejo Social. Los Consejos Sociales son órganos de gobierno de las universidades cuyo fin aparente es la participación de lo que llaman “sociedad” en la universidad, y se encarga de tareas como la planificación estratégica, las políticas de calidad y mejora de los servicios, planes de estudio e investigación, presupuestos, etc. Y ¿quién compone los puestos directos de estos órganos? Empresarios y agentes de multinacionales cuyos intereses nada tienen en común con los nuestros. Más concretamente, el Consejo Social de la Carlos III está formado por el vicepresidente y consejero del Banco Santander, el presidente de INDRA, la CEO de Rastreador, y un largo etcétera de representantes de empresas y multinacionales que defienden sus propios intereses capitalistas en el interior de la universidad.

Por estas, entre otras razones, la universidad no tiene ningún interés en fomentar la participación estudiantil y vota muy poca gente. Pero entonces, ¿por qué nos presentamos? No porque creamos que nada pueda cambiarse desde las instituciones universitarias en las que las grandes empresas unidas a la casta universitaria de rectores y decanos lo tienen todo bien atado. Sino para pelear también en el propio claustro, pero sobre todo por la vía de la autoorganización y lucha estudiantiles, una universidad radicalmente democrática dirigida por sus propios estudiantes, docentes y trabajadores con mayoría estudiantil. Para que en estos órganos y en la propia campaña electoral se haga oír un discurso anticapitalista, en contra de Bancos que desahucian familias y de empresas que financian la industria armamentística y cuyo poder dentro de las universidades va en va en aumento por la reforma universitaria de este “gobierno progresista”.

En estas primeras elecciones hemos peleado por conseguir centros libres de violencia machista defendiendo la creación de comisione de mujeres independientes de los intereses del rectorado. Hemos luchado en contra de la LOSU y la Ley de Convivencia Universitaria (LCU) cuya única misión es reprimirnos mientras lava la cara a los discursos de odio de la extrema derecha. Hemos denunciado la relación de la universidad con la industria de la guerra y sus convenios con el Ministerio de Defensa. Hemos defendido una universidad pública y gratuita al cien por cien, sin peros ni condicionamientos rancios que no hacen nada más que excluir a la clase trabajadora de los centros de estudios superiores. Luchamos por que la educación esté al servicio de las necesidades de la clase trabajadora y el pueblo, y no de un puñado de grandes empresas.

Ahora nos toca defender y pelear estas ideas en el claustro igual que hemos hecho durante la campaña. Una cosa se puede decir ya hemos conseguido, por primera vez en muchos años hemos roto parcialmente con la gran mayoría que imperaba en el claustro de la universidad: hemos roto con las candidaturas de las juventudes de los partidos del régimen que lo único que quieren es sumar más puestos de interés a su curriculum. Así que, ahora les toca escuchar nuestro discurso. ¡Paso a nuestras candidatas anticapitalistas y revolucionarias!