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Red Internacional
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Militarismo. Las cifras de la escalda armamentística en el primer año de guerra de Ucrania

El estallido de la guerra en Ucrania tras la invasión rusa devolvió el enfrentamiento bélico a suelo europeo. Desde entonces, las potencias imperialistas europeas de la mano de Estados Unidos se rearman hasta los dientes para continuar defendiendo sus intereses en todo mundo.

Miércoles 22 de febrero de 2023 21:13

A nivel global Estados Unidos lidera el top cinco de países que más invierten en Defensa seguido de China, India, Reino Unido y Rusia. Entre todos representan el 62% del gasto mundial destinado a esta materia. A finales del año pasado, el Congreso estadounidense aprobó destinar 816.00 millones de dólares para el Pentágono y otros 30300 millones relacionados con la vigilancia de infraestructuras críticas a través de Seguridad Nacional. Así, el gobierno del presidente Joe Biden supera incluso su propuesta inicial.

Además, la ayuda militar destinada a Ucrania es otra de las vías por las cuales el imperialismo estadounidense mantiene su pulso con Rusia. A los cerca de 50000 millones de dólares destinados a lo largo de 2022 hay que sumar los 3100 millones extra anunciados desde comienzos de este año.

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Alemania no se queda atrás y aprovechó la guerra para sumarse a la carrera belicista. El gobierno alemán dedica 100000 millones de dólares para un fondo especial en Defensa y superará el 2% del PBI. Por su parte, Japón ha incrementado su gasto en más de un 50% para los próximos años. Francia se sitúa en la misma línea con la previsión de aumento del gasto militar que superará el 35% para representar un total de 400000 millones de euros entre 2024 y 2030. A su vez, Reino Unido se propone duplicar la partida presupuestaria militar hasta sobrepasar los 100000 millones a finales de la década.

En este marco, el gobierno español del PSOE (Partido Socialista) y Unidas Podemos, como garante de los intereses del imperialismo español, también se ha sumado a esta escalada. Los últimos Presupuestos Generales del Estados incluían un aumento histórico del gasto militar, que se vio incrementando en un 26%. A todo ello, hay que añadirle el envío de tanques a Ucrania y las sanciones económicas a Rusia o los acuerdos con Marruecos para que blinde la frontera como parte de la política imperialista llevada a cabo por el gobierno “progresista”.

Entre tanto, quienes se frotan las manos son las grandes empresas de la industria militar y las multinacionales de los países imperialistas, pues saben bien que el rearme de sus respectivos Estados es a favor de mantener su expolio alrededor de globo. Pero mientras las grandes empresas hacen beneficios récords, la clase trabajadora y los sectores populares son quienes pagamos las consecuencias.

El pueblo ucraniano sufre la reaccionaria invasión para ver cómo su futuro se dirime entre la subordinación a la OTAN (Alianza de Atlántico Norte que reúne a Estados Unidos y las potencias europeas) o el régimen de Putin; el pueblo ruso ahogado por sanciones y obligado a ir a una guerra en defensa de la oligarquía nacional; la clase trabajadora en Francia ve al gobierno de Macron aumentar el presupuesto militar a la par que busca imponer una reforma previsional que aumenta la edad de jubilación; los trabajadores y trabajadoras de los servicios públicos en el Reino Unido salen a luchar contra la pérdida de sus salarios por la inflación enfrentando una represiva ley anti-huelgas; el sector sanitario toma las calles en el Estado español tras años de infrafinanciación por parte de los distintos gobiernos mientras la burocracia sindical sirve de correa de transmisión del PSOE y Unidas Podemos negándose a desatar la lucha contra la pérdida de salarios.

Frente a la ilusión de una salida negociada entre los mismos que nos han traído hasta aquí, debemos confiar en las fuerzas de la clase trabajadora. Esas que se expresan en las huelgas del Reino Unido, Francia, Alemania o el Estado Español. Por eso, hace falta unir la lucha contra el empobrecimiento de nuestra clase y el combate contra nuestro propio imperialismo sin dejar de rechazar la invasión de Putin. Ante las nuevas crisis y guerras a las que prometen llevarnos, el camino se encuentra en la solidaridad internacionalista de la clase trabajadora y los pueblos en lucha contra sus burguesías nacionales.