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Red Internacional
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CLOACAS DEL ESTADO. Las cloacas del Estado están más visibles que nunca

Contra lo que aseguraba el Ministro Marlaska el pasado domingo, las cloacas del Estado lejos están de ser un asunto del pasado. La corrupción y el espionaje político elevan la podredumbre de las cloacas a la superficie.

Ivan Vela @Ivan_Borvba

Miércoles 3 de abril de 2019

Una investigación de la Audiencia Nacional, relacionada con el robo de un móvil de una asesora cercana a Podemos, y una denuncia de la CUP (Candidatura d’Unitat Popular), que solicita la comparecencia del actual ministro del interior, Marlaska, y de su antecesor, Juan Ignacio Zoido, ha vuelto a poner sobre la mesa las tristemente famosas ’cloacas del Estado’.

Espionaje a Podemos, carnaza para la derecha

El presidente del Grupo Zeta, Antonio Asensio, compareció este martes ante el juzgado para declarar como testigo en la investigación relacionada con el espionaje sobre Podemos.

Asensio comparecía ante el tribunal tras la declaración de Pablo Iglesias. El líder de la formación morada declaró ante el juez que fue el propio Asensio quien le devolvió la tarjeta de memoria robada que pertenecía a Dina Bousselham, asesora de Iglesias.

Meses después parte de una conversación guardada en esa memoria era publicada por el derechista y sensacionalista OkDiario, rotativo dirigido por Eduardo Inda, tertuliano de derechas a sueldo de varias cadenas televisivas.

Se debe señalar al respecto, que Villarejo ya declaró en su momento que la ex Vicepresidenta del Gobierno, Sáenz de Santamaría, estaba al caso de toda la investigación que se estaba llevando a cabo.

Por si fuera poco, El Confidencial ha publicado unos audios que relacionan al ex presidente del Gobierno, Mariano Rajoy y a Jorge Fernández Díaz, con el espionaje a Podemos. Según estas grabaciones, un inspector, José Ángel Fuentes, dice tener el “mandato” de ambos para recabar información de un disidente chavista para confirmar el pago de 7,1 millones por parte del gobierno bolivariano a la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS), origen político de Podemos.

Una auténtica policía política al más puro estilo de cualquier dictadura. Se le ofreció al disidente chavista protección para su familia (que continuaba en Venezuela) y una nueva vida en el Estado español, todo por gracia y orden de Rajoy y Fernández Díaz.

Un topo en la del CUP contra el 1O

La CUP registró ayer martes una solicitud de comparecencia del actual ministro del interior, Marlaska, y de Zoido, su predecesor. El motivo es la exigencia de explicaciones sobre el intento de la Policía Nacional de infiltrar un topo en la dirección del CUP.

Según un artículo aparecido en La Directa, un Policía Nacional contactó con un militante de la CUP (citado con el nombre ficticio de Marc para preservar su identidad) para recabar información sobre los planes de la CUP para el 1 de octubre.

El agente, que tenía los datos de Marc de una detención años atrás, le invitó a comer y le ofreció 700 euros por toda la información que pudiera recabar de los órganos de dirección de la CUP y “de las personas cercanas a David Fernández”.

Marc asegura que en la oferta, que rechazó, el agente le proponía ayuda con su vida laboral y personal para liberarlo de tiempo y poder así llevar adelante la investigación, además de un suplemento de dinero extra “si la información era valiosa”.

Unas cloacas bien visibles

Tras las declaraciones del pasado fin de semana por parte de Iglesias, que aseguraba que las “cloacas del Estado siguen existiendo”, el actual Ministro del Interior, Marlaska, salió al cruce para asegurar que se habían tomado medidas “concretas contra personas con nombres y apellidos”.

Lo cierto es que a esas personas con nombres y apellidos, imputados en el caso de espionaje, de los siete agentes, cinco se han jubilado y los dos que siguen en activo han sido relegados a puestos burocráticos. No parece una limpieza muy a fondo.

Suerte, deben pensar desde el Régimen, que a este entramado de corrupción, represión, favores, clientelismo y espionaje se le ha etiquetado con el nombre de “cloaca”, dando a entender que es algo que sucede en lo más profundo de las instituciones, en un recodo que es casi una excepción del limpio y transparente funcionamiento del Estado. Suerte deben pensar, pues es todo lo contrario.

Estos casos llenan las portadas de los diarios, pero mucho menos de lo que podrían. Casos de corrupción, de falsos másters, espionaje, desvío de dinero público y un etcétera sin fin son el ejemplo de que las cloacas del Estado, ni son cloacas ni mucho menos son cosas del pasado. Son el ADN del funcionamiento de la maquinaria gubernamental de los capitalistas.

El régimen político responde a los intereses de la clase social que lo sustenta y lo defiende. La burguesía, con sus jueces, policías y políticos, busca constantemente el lucro, la ganancia y la riqueza. Y ese es en última instancia el objetivo del Estado burgués, engrasar el entramado que permite a esta clase social seguir llenando sus bolsillo a base de la explotación así como hacer negocios espurios con el dinero público.

Todos cumplen esa función, y como tal, quieren sacar su tajada. Solo la competencia entre ellos por porciones más grandes del pastel hace sacar a veces a la luz un porcentaje mínimo de la corrupción que el aparato Estatal tutela.

Apostar a que sus responsables, vengan de Génova o Ferraz, inicien cualquier tipo de investigación de fondo en cualquiera de las causas de corrupción actual, es poco menos que beberse la poción de la ingenuidad. Tres cuartos de lo mismo si confiamos en investigaciones policiales o judiciales.

Por ello esto solo será posible con una alternativa política y un programa abiertamente anticapitalista, que enfrente toda la corrupción intrínseca al Estado burgués y que renuncie abiertamente el rol represivo y reaccionario de la policía y el poder judicial. Una alternativa política que levante verdaderos procesos constituyentes libres y soberanos, que permitan discutir y decidir absolutamente de todo.

Entre otras cuestiones para establecer que los políticos cobren igual que una trabajadora o trabajador cualificado, para acabar con la casta judicial y policial, que viven en condiciones materiales muy por encima de la gran mayoría de los sectores populares, y todo a costa de ser los garantes de los negocios de burgueses y políticos.