Con el transcurrir de los siglos múltiples epidemias azotaron el planeta. Durante estos períodos los Estados han buscado siempre aplicar recursos, favoreciendo a las clases privilegiadas. Esta no será una situación diferente, donde siempre los pobres pagan los resultados de las crisis. Y una vez más, como epílogo de este proceso, nos dejará nefastas consecuencias.
Ricardo Curcho Trabajador de Montevideo Gas
Domingo 12 de abril de 2020
A lo largo de la historia ha habido epidemias tan importantes como la peste bubónica, que azoló la población de Europa en la Edad Media. Pero a través del tiempo y del mundo, fueron apareciendo otras, siendo de las más graves: el cólera, el Tifus, la viruela, la peste negra, el escorbuto , la fiebre amarilla, la sífilis, la polio, la malaria, el sarampión, la difteria, la gripe española, la gripe asiática, la gripe de Hong Kong, el sida, el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SRAS), , pasando por la gripe aviar, la gripe A, el ébola, el dengue, hasta el actual Covid-19.
Entre endemias, epidemias y pandemias
A través de todas las épocas, desde que el hombre puso sus pies en la tierra, y seguramente desde antes. La humanidad se ha visto sometida a enfrentar innumerables Plagas que influyeron drásticamente en el proceso de relación entre los humanos y el medio.
Decenas de millones de personas han perecido en los últimos milenios a consecuencia de estas enfermedades. Donde la falta de higiene y la ignorancia sumaron un factor preponderante.
Es que, desde los primeros registros que se tienen, se enumeran consecuencias desbastadoras. Teniendo como referencia, por ejemplo, la peste de Atenas en el 428 AC narrada por Tucídides, o la de Siracusa en el 396 AC Sumándose a estas también registros bíblicos, o plagas en Egipto más de 1500 años AC contadas en sus petroglifos e inscripciones. Es un punto de referencia también la epidemia de la peste negra de diezmó a Europa en la Edad Media, pereciendo la mitad de la población del continente. Y luego, cuando la conquista, los estragos causados en América por los invasores europeos, que además de sus armas, trajeron la influenza y otras pestes mortíferas, que en esta parte del mundo no existían. Y de retorno se llevaron alguna desconocida para ellos.
Cuando se genera una epidemia la enfermedad afecta a un determinado grupo humano durante un lapso temporal concreto. En cambio una endemia es una enfermedad que se asienta de forma permanente, sobre un grupo humano determinado. Mientras que una pandemia es una epidemia que afecta a un área mucho mayor, como un continente e incluso a nivel global, como la que vivimos hoy.
Es que cada vez más con la llamada globalización, es inevitable el contagio, si no estamos advertidos y prevenidos, y casi inevitable aunque lo estemos. Donde la población del mundo sigue creciendo, y es más la interacción entre las personas. En el mundo antiguo, la propagación se daba a través de los puertos, con el intercambio de mercaderías y personas. O cuando los pueblos entraban en guerra, produciéndose los distintos focos, a través del tiempo, las regiones y durante todos los siglos desde que se tiene memoria.
Pero a pesar de todo, la ciencia ha sabido mitigar la mortandad con la invención de las vacunas, generando una amplia respuesta inmunológica en nuestra especie. Pero no estamos exentos de contraer nuevas sepas, aparecidas de mutaciones que los virus y bacterias adoptan en su persistente adaptación.
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El control estatal, la crisis Sanitaria y el futuro
Para estos períodos de crisis los gobiernos de todos los tiempos han desarrollado mecanismos de control de las ciudades y las poblaciones. Es que las epidemias no sólo afectan a las personas, sino que afectan la economía. Aquí es donde entran en juego los intereses mercantilistas de los gobiernos y de las clases acomodadas, que a la vez que buscan el consenso por el bien público, despliegan y refuerzan toda su máquina coercitiva.
Este control se ejerce hoy, mediante los confinamientos, y la geolocalización, en tiempo real y sin autorización en muchos países. Los Estados hoy, gracias al consenso general interpuesto por la situación de emergencia provocada por el COVID-19, han ampliado medidas de regulación, volviéndose cada vez más y más autoritarios, como lo hemos visto y lo sabemos, por diferentes medios. Donde el ciudadano común, aun respetando las normas establecidas de distanciamiento, pareciera ser el enemigo, y no el virus. Porque la inoperancia y las restricciones que presenta un sistema de salud colapsado, ponen de manifiesto la necesidad de restructurar e invertir en salud, sea pública o privada, y no llegar al estado de desborde en que hoy se encuentra.
Todos estamos de acuerdo en la necesidad de combatir este flagelo. Es imprescindible advertir la relación que existe entre la coerción y el consenso para comprender, cuestionar y al fin, transformar la situación. Ya que cuando pase la crisis del Covid-19, la estructura armada no va a retroceder en las medidas de control social, frente a las posibles situaciones de rebelión que se pudieran generar.
Hay una crisis económica a nivel mundial, y este flagelo sobrevino en un momento crítico. Nadie esperaba ni podía sospechar que una pandemia iba a asolar el planeta, trastocando la vida de millones de personas causando miles de muertos y desequilibrando la economía de todos. Pero donde la clase trabajadora formal e informal, y ese otro sector de las poblaciones que no tienen nada, llevan la peor parte. Miles al Seguro de Paro, cobrando un porcentaje de sus ya reducidos salarios.
Los trabajadores ambulantes, o los independientes, viéndose despojados de su aún más que reducido salario, por estar impedidos de trabajar. Donde la cuarentena hace que mientras unos cobren salarios de miseria, otros no perciban nada.
Pero es el Estado que debe hacerse cargo, obteniendo los recursos, gravando a quienes más tienen. Diríase la Banca Privada, los Agro Exportadores, y los Grandes Capitales, generando además un impuesto a la renta, significativo. Para que sean parte de las obligaciones, ya que lo son tanto de los beneficios. Y para que exista una relativa equidad, destinada al "bien común". Porque es la masa trabajadora la que mueve la economía, es la clase trabajadora la sostiene el mundo.
Esta instancia de crisis sanitaria será trascendida, y la situación de enfrentamiento contra el poder de las clases dominantes que explotan el planeta y a la clase trabajadora, va a retomar su lugar de protesta en las calles. La unidad de todas las clases explotadas, cual organismo colectivo, trabajadores asalariados, precarizados y pobres que el mismo capitalismo genera, no tendremos otra forma de reaccionar que seguir y seguir peleando y seguir reclamando por nuestros derechos inalienables: por trabajo digno, por salud, vivienda, y equidad social.