Bruselas, el Fondo Monetario Internacional y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico han dado la puntilla a los presupuestos, y quién sabe si a este Gobierno, de Pedro Sánchez.
Ivan Vela @Ivan_Borvba
Federico Grom Barcelona | @fedegrom
Miércoles 21 de noviembre de 2018
Foto: EFE
Miércoles negro para Pedro Sánchez y su ejecutivo. A los problemas políticos de orden interno para la aprobación de los presupuestos presentados se suman los problemas y advertencias de los organismos internacionales. La Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), han echado para atrás los presupuestos del Gobierno social liberal.
Los planes presupuestarios que presentó Sánchez en su momento, han sido volteados por el FMI. El organismo internacional ha reportado en su informe anual que España, que había sido alabada por esta institución durante los años de mayor ataque del gobierno de Rajoy, alerta ahora del peligro que se cierne sobre la economía española.
Las tres instituciones coinciden en rebajar las expectativas de crecimiento, pasando del 2,7% al 2,5% para el 2019 y al 2,2% en 2020. Ahora bien, en lo que pareciera un llamado de atención coordinado, cada una de las instituciones ha puesto el foco en aspectos diferentes.
La organización dirigida por Christine Lagarde ha solicitado al Estado español “medidas fiables” para el 2019. Con su habitual receta, el FMI ha atacado especialmente la subida del sueldo mínimo, la ligazón entre pensiones e inflación propuesta por el gobierno Sánchez y el alto coste del despido para los contratos indefinidos. Para la fncionaria del FMI “serán necesarios más ajustes del sistema de pensiones”.
Además hace hincapié en que el actual documento presupuestario no cuenta con ninguna medida estructural, como recuerdan con cariño, las reformas laborales de sus antecesores.
Por otro lado la OCDE asegura que la economía española se va a resentir producto de una bajada de la demanda interna. Dibujando un escenario de decrecimiento de la demanda doméstica al mismo tiempo que se moderara el ritmo de la creación de
empleo. Mientras que desde el punto de vista exterior, los vaivenes del comercio internacional puede afectar negativamente las exportaciones.
Sobre el empleo, reconoce la altísima temporalidad y de contratos a tiempo parcial, en combinación con un alto paro, en especial juvenil y de larga duración.
La Comisión Europea Por su parte, alerta sobre el déficit y no ve progresos en la reducción de la deuda. Advierte sobre riesgos de incumplimiento de las normas fijadas por el pacto de estabilidad y crecimiento
Aunque desde Bruselas no se llega al rechazo explícito como en el caso de los presupuestos italianos, le pide al ejecutivo de Sánchez información adicional, y que pone en dudas los ingresos presupuestado.
Si el año pasado el Estado español consiguió arañar un aprobado de la Comisión con respecto a sus presupuestos, este año no llega a esa aprobación. De hecho el ejecutivo europeo ha solicitado al gobierno de Sánchez que le vaya notificando todos los avances o modificaciones en los próximos en la propuesta ante la inestabilidad gubernamental.
¿Progresismo en la Europa del capital?
Si para algunos estos presupuestos presentados en acuerdo con Podemos ya tenían importantes limites por mantener la Reforma Laboral, la reforma del artículo 135, y dejar en el olvido principales demandas en materia de vivienda, educación, sanidad y un largo etc, queda claro que incluso esos mínimos avances son una utopía en la Europa del capital.
Toda esta situación, pone un límite muy concreto al discurso progresista del PSOE en su carrera electoral desde el gobierno y a Podemos como “el ministro sin cartera” de este gobierno. Y a su vez, acerca cada vez más la perspectiva de un adelanto electoral.
Esta puntilla en el programa económico, que tenía un presente más bien negro, debilita no solo al ejecutivo de Sánchez, ya con la citada perspectiva de adelanto electoral, sino que es una gota más en la crisis del Régimen de conjunto.
Y es que detrás de estas advertencias de las austericidas instituciones internacionales se esconden las previsiones a la baja de la economía española, un factor que ayudaba a mantener la estabilidad política, al menos en las calles.
Pero los “vientos a favor de cola” parecen acabarse producto de una coyuntura económica internacional definida por la subida de los precios en las materias primas y la guerra comercial cada vez más profunda entre EEUU y China.
Sumemos a esto la segunda advertencia de calado, el margen de maniobra con estos niveles de déficit e ingresos es nulo. Un nuevo descarrilamiento de la economía
española provocaría un nuevo ataque a unas condiciones materiales fuertemente mermadas en estos últimos 10 años para la clase trabajadora y los sectores populares.
Plantear desarrollar cualquier programa progresivo, que ataque a la raíz de las necesidades de la mayoría como son el paro, la precariedad, la pérdida de poder adquisitivo, las jubilaciones, los desahucios, la pobreza energética y la falta de perspectiva de cualquier mejora y progreso para millones de jóvenes, solo es posible desarrollando la organización y la movilización de la clase trabajadora y los sectores populares contra echando a bajo este Régimen al servicio de los capitalistas.
Estos días podrán llenar titulares de medios de comunicación a sueldo criticando al FMI, a la OCDE o la Comisión Europea, pero en el día a día son los que garantizan que esas medidas financieras al servicio de una reducida élite se apliquen a costa de la miseria de la mayoría.