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Red Internacional
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Las inundaciones en La Matanza desde adentro: testimonios que no cuentan los medios

José Muralla

José Muralla @murayeando

Miércoles 16 de octubre de 2019 20:19

Una de las postales del Barrio Luján en Laferrere, que se repiten constantemente

Los vecinos de Laferrere esperaban arriba del techo, de una mesa o de lo que podían, entre frazadas, a que el agua baje. Pero en la noche del lunes les llegó por whatsapp un audio que indicaba que la cosa se iba a poner aún peor. Con la voz serena con que las docentes se refieren con cariño a sus alumnos, les decía: “mamás, las que estén en situación de inundación y puedan evacuar, por favor evacuen lo antes posible. Porque nos avisa defensa civil, que está instalada en la escuela 210 de acá del barrio, que esta noche abren las compuertas de Cañuelas y va a haber otra subida del agua. Las de anoche fueron las del Río Luján. Estemos alertas y por favor cuidémonos entre todos”.

Y efectivamente, el agua volvió a subir. Para peor. Llegando a nuevos barrios, volviendo a inundar de agua sucia lo que recién se había podido secar y limpiar un poco. Recién en la tarde de hoy, miércoles 16, pareciera que empieza a bajar. Pero los evacuados se mantienen porque el pronóstico indica que las lluvias seguirán.

Testimonios crudos, como la realidad de los barrios de La Matanza

Cuando Jose, Miriam y Nadia, docentes de Laferrere, fueron a llevar parte de las donaciones que se juntaron en el Suteba La Matanza a la escuela 107 que funciona como centro de evacuados, recogieron algunos testimonios de evacuados

Ana María, del barrio “La Loma” cuenta que en su casa tiene más de un metro y medio de agua. Están evacuados desde el sábado. Cuenta que “los del municipio” seleccionan las cosas que dona la gente, se quedan con lo mejor y dejan lo que a ellos no les sirve. Y no le dan ni ropas ni zapatillas. Le dicen que no hay agua, y para recibir un bidón o un papel higienico le hacen completar varias planillas. “A veces nos dan de comer una polenta a medio cocinar. No somos perros, somos personas”, dice con un nudo en la garganta. Y finaliza: “hace 20 años que vivo acá, y hace 20 años que se inunda. Pero esta vez, perdimos todo lo que teníamos”.

Una denuncia similar hacen las madres de la escuela 179 del Barrio La Esperanza de Virrey del Pino. Cuentan como ven pasar camionetas llenas, de las que sólo se reparte una parte. Y que los galpones de la municipalidad están llenos. Que esta vez vino mucha menos ayuda que en la inundación anterior. Y para colmo relatan como usan la poca ayuda que dan, para hacer campaña. “Se hacen fama sacándose fotos con los pobres” dice una de ellas. Y otra, indignada cuenta como le sacaban fotos a su hija cuando iba con una olla a que le den comida “¡¿Qué sacás fotos?! Queda mal que vos andes sacando fotos a la gente que está necesitando”

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Otro duro testimonio es el de Emiliano, trabajador de Edesur que nos cuenta sobre el Barrio Nicol (“ni colegios ni colectivos”) de Virrey del Pino, cerca de González Catán. Nos escribe: “estaba toda la gente arriba de la terraza por la inundación. No saben lo feo que es ver cómo están esas personas. Encima no le llega ninguna ayuda para ellos. Están todos abandonados”. Y luego nos cuenta que allá no llegaron las lanchas del gobierno, que se movían todas las personas con cámaras de auto infladas haciendo de salvavidas para evacuar a los vecinos.

La solidaridad viene desde abajo…

Son los vecinos quienes se han autoorganizado para evacuarse. Y quienes han jugado un rol destacado también son las docentes. Las precarias escuelas se han transfomado en precarios centros de evacuados. Allí las docentes dan una mano, cocinan, reparten las donaciones, contienen, limpian. Desde el Suteba La Matanza se están juntando donaciones, y las llevan directamente a las escuelas. Porque como no se cansan de repetir los vecinos “tráiganlas directamente acá, porque si pasa por los punteros queda la mitad en el camino”.

Pero las maestras no sólo ayudan a los afectados. También marcan a los responsables. En un comunicado de la Agrupación Marrón en el FIT-Unidad del Suteba Matanza, señalan “hoy la mayor preocupación de Vidal y Magario es la campaña electoral: y seguir gobernando bajo las órdenes del FMI, que reclama mayor ajuste, es decir: menos plata para educación, salud, trabajo, viviendas. Se tiran la pelota una a otra por las responsabilidades pero ninguna resuelve la situación de emergencia que se vive en el distrito”

Y completan “Las prioridades de toda la casta política, contrasta con la bronca y la angustia de la población trabajadora ante las inundaciones quienes dan rápidas respuestas de solidaridad como la que organiza el SUTEBA La Matanza, o desde cada escuela que abre sus puertas para recibir a los inundados con los docentes poniéndonos a disposición”
El comunicado finaliza con la exigencia a las autoridades para que cambien sus prioridades y que en vez de achicar el presupuesto para cumplir con el FMI, lo destinen a construir las obras para que no se inunde más, resarcir a los afectados, y realizar un plan de viviendas para terminar con la crisis habitacional.

…el abandono desde arriba

Desde el gobierno municipal de Magario acusan a provincia y nación de dejar inconclusas algunas de las obras necesarias para que se deje de inundar. Desde la provincia retrucan que enviaron el dinero pero que el municipio lo puso en un plazo fijo y lo tiene guardado.

Lo cierto es que el presupuesto de ajuste a pedido del FMI realizado por el macrismo, recortó dinero en infraestructura, educación, salud y salarios. Y también es cierto que Magario tiene un plazo fijo con el que podría realizar esas obras. Es decir, el dinero está, en la nación, la provincia, y el municipio. Sólo que para ninguno de ellos es prioritario utilizarlo para solucionar los problemas del pueblo trabajador del fondo de La Matanza.

Para colmo también ajustaron la ayuda ante la emergencia. Si uno mira los medios del oficialismo distrital o los del provincial y nacional, verá muchas fotos de funcionarios arremangados. Pero si uno va a hablar cara a acara con los afectados, le dirán que la ayuda es más bien escasa, burocrática, y mucha se "pierde en el camino". O como señaló Emiliano desde el barrio Nicol: “no vinieron ni para lavarse la cara antes de las elecciones”


José Muralla

Nació en Arenales (BA) en 1984. Es licenciado y profesor en Ciencia Política (UBA). Trabaja como docente de nivel medio en CABA y La Matanza. Desde 2007 milita en el PTS. Vive en Lomas del mirador y es parte del staff de La Izquierda Diario de la Zona Oeste del GBA.

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