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Red Internacional
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Panorama económico. Las penas son de nosotros: la pobreza irrumpe en la campaña electoral

En el país hay más pobres tras la aceleración de la inflación, así lo confirmará esta semana el Indec. Un golpe para el ministro candidato en el camino hacia las elecciones. La pobreza aumentó desde la dictadura hasta la actualidad y es la muestra de la decadencia que imponen la clase capitalista y sus partidos políticos. Los principales candidatos no ofrecen una salida a favor de las mayorías populares.

Mónica Arancibia

Mónica Arancibia @monidi12

Domingo 24 de septiembre de 2023 22:34

Foto: Matías Baglietto, Enfoque Rojo.

La pobreza afectaba a un 39,2% de la población, 18 millones de pobres en todo el país, según el último dato publicado por el Indec correspondiente al segundo semestre de 2022. Este año la inflación se aceleró y solo en el primer semestre acumuló un aumento de 50,7%. Este miércoles el Indec dará a conocer los datos de pobreza de los primeros seis meses de 2023 y los especialistas anticipan que superará el 40%. Una foto que describe el deterioro de la situación, pero a la vez es un dato viejo porque los precios siguieron corriendo tras la devaluación de Massa y, por tanto, no reflejará aún el impacto actual sobre los sectores de menores ingresos.

El Gobierno, según trascendió en los medios, analiza un posible Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), una medida que se anunció durante la pandemia en 2020, pero tendría un alcance inferior. La primera versión del IFE, según datos oficiales, alcanzó a casi 8,9 millones de personas (de ese total 4,9 millones fueron mujeres, es decir 55,7%), pero el ministro mencionó que en esta ocasión tendría un posible universo de 3 millones de trabajadores (un tercio de la primera versión del IFE). Según datos del Indec, hay alrededor de 5,4 millones de trabajadores no registrados en el primer trimestre del año, un sector de los que más perdió poder de compra durante el macrismo y el Frente de Todos.

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La precarización del empleo que impuso el capital derivó en que no es suficiente tener un trabajo para superar la línea de la pobreza, el capitalismo argentino provocó un salto de la pobreza. Tanto Bullrich como Milei promueven avanzar con la flexibilización laboral, y así aumentar la explotación de la fuerza de trabajo. Massa y el kirchnerismo son responsables en la actualidad de los niveles de precarización laboral. Los asalariados sin descuento jubilatorio (informales) alcanzaron el 35,9% en el cuarto trimestre de 2019 y en la actualidad representan el 36,8% (segundo trimestre de 2023), según el Indec, es decir hay más empleo informal.

Uno, dos o tres trabajos: trabajadores pobres

La semana pasada el Indec publicó que el 50% de los trabajadores gana menos de $120.000, una suma insuficiente para llegar a fin de mes. La caída del poder de compra de los salarios y el deterioro del empleo (crece la informalidad y el cuentapropismo) provocó el aumento de los trabajadores pobres y del pluriempleo. Según un estudio del Observatorio de la Deuda Social Argentina, se consolidó el fenómeno del trabajador pobre luego de la crisis del 2018 (macrismo) y se profundizó en los años posteriores (FdT) tras la pandemia. Se denomina trabajador pobre a los ocupados que viven con ingresos por debajo de la línea de la pobreza. Así, pasaron de 16,2% en 2017 a 29,5% en 2019 y a 30,1% en 2022.

Una trabajadora de la salud relató a La Izquierda Diario “escribo esto con las piernas arriba de 3 almohadones porque no doy más. Trabajo en una clínica los días de semana de 7 a 14 y en otra como “sadofe” - sábados, domingos y feriados - de 7 a 21. Tengo compañeras que trabajan así durante meses y años”. Tener varios trabajos para llegar a fin de mes se volvió algo habitual en el país, casi el 10% de los trabajadores tiene más de un empleo, según calculó la consultora Ecolatina. Además, el 60% de personas con pluriempleo son mujeres, y casi la mitad son personas menores de 40 años. La juventud y las mujeres son las más afectadas.

Los avances tecnológicos y el desarrollo de las fuerzas productivas permitirían reducir la jornada laboral, pero los desarrollos tecnológicos, bajo el sistema capitalista, y sus beneficios se lo apropian los empresarios para subir la disciplina laboral, disminuir los tiempos muertos y extraerle al trabajador todo el tiempo de trabajo que pueden.

Empobrecimiento generalizado

La pobreza en 1970 era del 4,6%, según datos de Orlando Ferreres, y tocó un piso estructural del 25% que sube en momentos de crisis como con la hiperinflación, o en 2002 con la devaluación de Eduardo Duhalde escaló a 55%. La pobreza se redujo con el crecimiento económico desde 2003. A pesar del crecimiento a tasas chinas, el kirchnerismo dejó un tercio de pobres. Con el regreso del FMI a la Argentina de la mano del macrismo y luego por el efecto de la pandemia la pobreza ascendió por encima del 40%.

El Estado creó políticas asistenciales que administran la pobreza, es una muestra que el capitalismo no puede dar una salida de fondo a la pobreza ni la desocupación. En la actualidad hay varios programas, entre ellos el programa Potenciar Trabajo (es solo la mitad de un Salario Mínimo, Vital y Móvil), que cayó 2,8% en términos reales en los primeros ocho meses del año (OPC) por el ajuste de Massa.

El régimen capitalista argentino solo ofrece un horizonte de empobrecimiento generalizado y de fragmentación de la clase trabajadora. La política oficial y de la oposición de convertir los planes sociales en “trabajo genuino” solo pretende ofrecer mano de obra barata y precarizada bajo control de las empresas, que se benefician con esa medida.

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Por el contrario a esta perspectiva de pauperización estructural, el Frente de Izquierda propone reducir la jornada laboral a 6 horas y 5 días a la semana (30 horas semanales) sin reducción salarial, con un salario mínimo equivalente a la canasta familiar y el reparto de las horas de trabajo entre ocupados y desocupados, que eleva las aspiraciones, y favorece la unidad de la clase obrera.

Los avances de la tecnología tienen que estar al servicio de reducir la jornada laboral del conjunto de la clase obrera para tener más tiempo libre para estudiar, para viajar, o para compartir momentos con las amigas o los amigos, otras relaciones personales, o la familia.

La propuesta de la izquierda está relacionada a seguir peleando por empleo con plenos derechos, contra la precarización laboral, y que nadie gane por debajo de lo que cuesta la canasta familiar.

La aplicación a las 12 mil grandes empresas de la reducción de la jornada laboral de trabajo a 6 horas y 5 días a la semana (30 horas semanales) y el reparto de las horas de trabajo permitiría crear un millón de puestos de trabajo en dichas firmas del país.

Es posible llevar adelante esta propuesta con la amplia movilización de la clase trabajadora y los oprimidos para enfrentar la resistencia de los grandes empresarios que se opondrán a una medida que afecte sus ganancias, y con la perspectiva de la reorganización de la producción articulada no en función de la ganancia privada sino de las necesidades del conjunto social.

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Mónica Arancibia

Nacida en Bs. As. en 1984. Es economista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas. Coedita la sección de Economía de La Izquierda Diario.

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