Este domingo 28 de junio se realizaron las elecciones internas del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) de cara a las venideras elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, en medio de una profunda recesión económica y un escenario político sumamente crítico para el gobierno. Al escribir este artículo el chavismo aun evalúa los resultados de sus elecciones primarias.
Humberto Zavala Venezuela | @1987_zavala
Martes 30 de junio de 2015
El chavismo ha declarado que votaron 3,16 millones de personas, aunque es un dato de los dirigentes del PSUV y no del Consejo Nacional Electoral (CNE), y de acuerdo a los mismos, le solicitaron al CNE que se mantuvieran abiertas las mesas hasta las 10 pm en algunos lugares por haber gente aún votando. Uno de los objetivos que se había propuesto el chavismo, más que elección interna en sí, era conseguir una votación masiva como parte del arranque de la campaña electoral. De ser los números como han declarado los dirigentes del chavismo, se trataría de una importante afluencia para una interna de unas parlamentarias que ya de por sí tienen menor concurrencia. Obviamente, esto ha contrastado con las declaraciones de la oposición de derecha en la voz de Henrique Capriles Radonski, descartando tal participación masiva y Jesús “Chúo” Torrealba, desconociendo tales números y desestimándola como “fracaso melancólico” donde además los “votantes ejercieron el voto bajo obligación” sobre todo los de administración pública.
¿Democracia interna?
El PSUV, fundado en el año 2006, de acuerdo a sus dirigentes, aglutina la mayoría de votantes del chavismo, y dicen declarar el número de inscritos como superior a los 7 millones. En el país, los parlamentarios se votan por un sistema mixto, combinando candidatos por lista y nominales más tres representantes indígenas por regiones, siendo que los primeros más los representantes indígenas suman un total de 51 personas y los segundos completan 116 candidatos.
Pero en las elecciones internas de ayer se elegían nada más 87 candidaturas nominales, siendo que las por lista las nombra a dedo directamente la dirigencia del PSUV, y los 30 restantes por suscripciones son escogidos como parte de las negociaciones con los integrantes del Polo Patriótico –alianza que lidera el PSUV junto a agrupaciones menores aliadas del chavismo- incluyendo en la repartija al propio PSUV, claro está. Entonces ayer se elegían prácticamente el 50% de las candidaturas y no el total de los candidatos al Parlamento.
Frente a las primarias de la derechista Mesa de Unidad Democrática (MUD), del domingo 17 de mayo, se eligieron 40 candidatos y el resto se decidieron mediante acuerdos y pactos entre los distintos partidos que componen dicha coalición política. La afluencia electoral apenas pasó de las 500 mil personas, los voceros del PSUV se jactaron de llevar a cabo “un ejercicio pleno de democracia”, con “libre postulación desde las bases”, “paridad de votos entre hombres y mujeres” (50/50), donde “el 63% de los postulados son jóvenes con edades comprendidas entre 21 y 30 años”. Pero la ilusión democrática no pasaría de ello, pues para empezar, solo se eligieron la mitad del total de los candidatos que llevarán en las venideras parlamentarias de diciembre, el resto son decididos también mediante acuerdos entre la propia cúpula dirigente y pactos con otros grupos menores. Aquí también el perro se pisa la cola.
A esto hay que sumarle que la mayoría de los candidatos que se elegía ya estaban predefinidos, por eso algunos analistas llaman al sistema “de imposición por cooptación y dirección interna del PSUV”, como ya escribimos en este diario. Todo esto más allá de que hayan declarado que se presentaron 1.162 precandidatos.
Además el peso del propio PSUV se puso en los dirigentes claves que querían que pasaran las primarias con importantes recursos del propio partido, cuando no de la maquinaria del propio gobierno. Como vemos, de conjunto las “internas” del PSUV no fueron en verdad “internas”, ya que ni siquiera se dejaron expresar corrientes internas del chavismo críticos a los rumbos de Maduro, y fueron dejados por fuera como el caso del pequeño agrupamiento Marea Socialista.
El PSUV en el ojo del huracán
Las internas del PSUV para elegir a sus candidatos para los próximos comicios del 6D, se desarrollan en un contexto sumamente crítico para el gobierno, donde el pueblo trabajador en general, incluyendo a la base social y electoral del propio chavismo, enfrenta los embates de una espiral inflacionaria que golpea fuertemente los salarios e ingresos. Esto se combina con la escasez de productos, la depresión de las condiciones laborales y de subsistencia de las familias populares.
El propio Nicolás Maduro, durante el encuentro realizado el pasado lunes 22 con los precandidatos del PSUV reconoció que “Este es el año más difícil que ha tenido que transitar la revolución bolivariana” (…) van a ser elecciones en circunstancias complejas”. Si bien los resultados de las próximas elecciones de diciembre resultan todavía imponderables, muchos analistas vaticinan una posible derrota para el chavismo en función de la situación económica imperante, y el claro desgaste del chavismo. Un chavismo que en verdad ha entrado en un claro proceso de decadencia.
Por ello fue que el PSUV se jugó en sus internas la carta de procurarse la mayor afluencia posible de votantes, en ello recae la importancia de los comicios celebrados el día de ayer. Ellos ya se declararon en lo que llaman “campaña continuada” rumbo al 6 de diciembre, y declaran sus supuestos votantes de más de tres millones como expresión de vitalidad y de fuerza.
Es claro que desde el gobierno, en su balance sobre estas internas, buscan insuflar la imagen real de la misma interpretándolas a la mejor conveniencia, pero fuera del ojo del huracán se encuentra la viva realidad económica y política del país, donde la crisis económica que golpea el bolsillo de millones se encuentra con la crisis política que enfrenta el gobierno de Maduro desde su llegada al poder.
Si la derecha llegase a capitalizar la crisis del chavismo ganando la mayoría de las bancas parlamentarias por bastante mayoría, sin dudas sacudiría la estabilidad misma del gobierno con la posibilidad de un eventual referendo revocatorio para el próximo año. En los escasos meses que restan para las parlamentarias lo único que puede oxigenar al gobierno de Maduro y la economía nacional, sería un milagroso despunte de los precios del petróleo que resulta muy improbable a la vista.
La clase trabajadora debe prepararse con una política propia
En las condiciones actuales, el proyecto del chavismo en franca decadencia, buscará prolongar la sobrevida que tiene como gobierno, ya sea aplicando medidas económicas de ajuste por partes, o negociando a puerta cerrada concesiones importantes a los grupos económicos.
Una ventaja parcial que lleva el gobierno en estos momentos son las divisiones abiertas que tiene la derecha que se han intensificado más este año, pero que aún así consiguieron un conceso para presentarse en “unidad” en las listas. Pero se trata de una derecha que vierte su demagogia intentando capitalizar el descontento de sectores importantes, y a la vez ocultan a medias su programa profundamente antiobrero y antinacional.
En la situación actual, la clase trabajadora necesita preparar una alternativa propia y de lucha, superando la dispersión de nuestras fuerzas coordinando las luchas, unificando los reclamos y las movilizaciones entre asalariados, las mujeres trabajadoras y la juventud estudiantil, estableciendo los más estrechos lazos de solidaridad de clase, desplazando en el camino las direcciones burocráticas cristalizadas en la cúpula de los sindicatos que apoyan a uno u otro proyecto. Se hace necesario luchar por la más completa independencia frente a los partidos que respaldan al gobierno o que levantan desde la derecha, pero también construyendo un partido de trabajadores con nuestro propio horizonte político y nuestros propios métodos de lucha, que levante un programa obrero de salida de la crisis y que no sea descargada sobre el pueblo trabajador tal como ya se está haciendo sentir.