La concentración de la manifestación se realizó en el tradicional parque Plaza Washington. La mayoría de los presentes se acercó en grupos de amigos – jóvenes y viejos, negros, blancos, latinos, asiáticos, con distintas capacidades físicas.
Martes 16 de diciembre de 2014
Había algunos grupos organizados como ISO, Socialist Action y sindicatos, incluyendo la central sindical AFL-CIO. La manifestación era liderada por familiares de las víctimas asesinadas por la policía. Los familiares sostenían un cartel ““Black lives matter” (las vidas de los negros importan). Otro grupo próximo a la cabecera del acto marchaba con fotos que juntas formaban los ojos de Eric Garner.
A diferencia de las manifestaciones anteriores la presencia policial fue menor. Incluso con helicópteros sobrevolando la manifestación, la presencia policial contrastó fuertemente con la represión al movimiento Occupy Wall Street. A diferencia de aquel momento, cuando la policía realizó varias detenciones, en esta ocasión no hubo detenciones confirmadas. Incluso así había recelo por parte de los manifestantes pues la última manifestación había sido reprimida con bombas de estruendo y muchos portaban protectores auditivos.
La extensa manifestación llegó a durar cuatro horas y media en su trayecto oficial, sin embargo al finalizar muchos se quedaron y bloquearon el puente de Brooklyn finalizando la protesta a la una de la mañana. Se recibían adhesiones de personas que bebían en las calles durante el tradicional día de tomateras navideñas, el Santa Con. Disfrazados de Papa Noel, los participantes de esta celebración adherían a la manifestación ingresando a la misma con puños erguidos. Las personas buscaban carteles para sacarse fotos. Resonaban los gritos con las reivindicaciones de justicia, procesamiento y cárcel a los policías, y algunos de esos gritos se dirigieron a toda la policía. Por ejemplo, uno de ellos era "¿cómo se deletrea racista? NYPD” (NYPD es el acrónimo del Departamento de Policía de Nueva York, NdT).
A pesar de que la manifestación atravesó varios barrios acomodados, como la región de Noho, no se percibía animosidad contra la manifestación como ocurrió en otras ciudades. Al atravesar el barrio, con sus negocios decorados para la Navidad, una contradicción del capitalismo quedaba evidente: mientras había gente para comprar en locales caros, los negros pobres asesinados por la policía no podrían hacerlo, y un sector de los negros que ocupaban las calles ese sábado tampoco podría estar en aquellos locales.
Un elemento que subyace a las manifestaciones contra la violencia policial es la creciente desigualdad entre negros y blancos. Esta diferencia aumentó desde la recesión en 2008. Según un informe del Pew Research Center, mientras la riqueza promedio de una familia negra es de 11 mil dólares, en una casa de blancos es de 141 mil dólares. Este elemento no dejó de estar presente en la entrevista que la esposa de Eric Garner dio luego de que el policía fuera liberado. Ella respondió: “no perdono al policía, que mientras siga trabajando, sigue pasando la navidad con su familia, sigue recibiendo su salario y teniendo para darle a sus niños. Mi marido está enterrado siete palmas bajo tierra y yo, buscando la forma de darle de comer a los niños”.
Una enorme indignación que necesita organizarse
Esta manifestación mostró cómo una parte de la población ya está diciendo basta a las injusticias que vivimos y ve en las calles la manera de expresar su bronca contra el “sistema”. La masividad de esta manifestación muestra un salto en la conciencia de raza en un país en que en el 2008 con la elección de Barak Obama se había declarado el “fin de las fronteras raciales”. No había carteles de apoyo a Obama en toda la manifestación, por el contrario, muchos lo criticaban y criticaban su propuesta de colocar cámaras en los cuerpos de los policías como respuesta a las manifestaciones.
Sin embargo, al mismo tiempo que esta manifestación muestra esta fuerza también deja en evidencia un límite: la falta de un plan para desarrollarse. Un niño de casi 13 años criticaba en un restaurante popular esta situación, diciendo: “fuimos a las calles por Kimani, Trayvon, ¿y ahora? La policía no dejará de asesinar negros por estas protestas o porque tenga cámaras como sugirió Obama”.
Entonces, ¿cómo es posible desarrollar esta indignación? ¿Podría ser dirigida a realizar una experiencia y desarrollar un plan que cuestione la democracia burguesa norteamericana y las fuerzas policiales que la protegen?
Una masiva manifestación que no genera cambios, conquistas verdaderas, podría generar apatía, individualismo, desmoralización. Es el papel de un partido político revolucionario y de los trabajadores conectar los puntos aislados: mostrar a los manifestantes que falta un plan para unirse con los trabajadores para derrotar tanto a la policía como al capitalismo.
Un partido como éste buscaría articular el slogan “Black lives matter” con demandas concretas que dejen al gobierno contra la pared para responder a las demandas urgentes de la población negra: unir y articular “Black lives matter” con la reivindicación de las demandas mínimas que muestren que las vidas de los negros importan, como el salario mínimo de 15 dólares y vivienda pública de calidad. Hay evidentes situaciones cotidianas que demuestran que al Estado y al capitalismo las vidas de los negros no le importan no solo a partir de los asesinatos policiales sino por la mala calidad de las viviendas públicas, los bajos salarios o la deteriorada educación pública.
Las manifestaciones ya son un avance en la conciencia de cientos de miles de norteamericanos, pero para dar continuidad a este movimiento es necesaria una izquierda organizada y revolucionaria. Esta izquierda debería movilizar a las personas desde sus lugares de trabajo y estudio, pues la energía puede disiparse pero nosotros seguimos diariamente en nuestros trabajos y escuelas. Es justamente en estos espacios, permanentes, cotidianos que podemos hacer una inmensa campaña para luchar por demandas que muestren que realmente las vidas de los negros importan.
Tatiana Cozzarelli
Docente, actualmente estudia Educación Urbana en la CUNY.