En la Casa Cultural Socialista Desierto Rojo, ubicada en el centro de Antofagasta, se realizó la charla "Crisis, Golpe y Movilizaciones en Perú: Lecciones para Latinoamérica", la cual tuvo de exponente al abogado laboral y dirigente del Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR), Daniel Vargas, y contó también con la apertura realizada por la médico del HRA y vocera de Pan y Rosas, Karla Peralta.
Domingo 26 de marzo de 2023
Más de tres meses lleva la última crisis política y social abierta en el país hermano Perú, gobernado actualmente por la golpista Dina Boluarte, con el apoyo de los partidos políticos e instituciones que avalan la continuidad del régimen fujimorista del 93. Con muertos, mentiras y una permanente represión contra la población, se ha logrado mantener en el poder.
Tras el golpe de Estado de Boluarte, masivas movilizaciones de campesinos e indígenas, jóvenes, estudiantes y trabajadores, se han desarrollado, principalmente, en el sur de Perú, pero también han llegado al centro político del país, con manifestaciones en Lima, y con alta expectación internacional.
Pero, a más de tres meses de iniciadas las protestas, ¿por qué Dina no ha caído? Esta pregunta crucial se abordó en la reciente charla "Crisis, Golpe y Movilizaciones en Perú: Lecciones para Latinoamérica", realizada este sábado 25 de marzo, en la Casa Cultural Socialista "Desierto Rojo", la cual fue encabezada por el abogado laboral y dirigente del Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR), Daniel Vargas, contando también con la presentación de la médico del HRA y vocera de la agrupación Pan y Rosas, Karla Peralta.
Elementos de la situación política y social en Perú
La charla inició con Vargas abordando un primer punto relacionado a la situación social y política de Perú, país que, de acuerdo al abogado, se construye sobre una profunda fractura social, con más de 30 millones de habitantes y más del 70% bajo el yugo del trabajo informal, flexible, sin contrato o cuenta propista. "Esta fractura social dice relación con el fuerte centralismo limeño, que concentra la principal actividad política del país, las instituciones, servicios básicos esenciales, mientras que en las provincias, tal como hace 100 años, reina la pobreza y la precariedad. Lima concentra en ella los centros financieros, la historia, la cultura, los museos, etc., pero contrasta con la pobreza, donde millones de limeños viven al día, se mueven en carros miserables atestados de gente, mucha gente vive del comercio ambulante, entre otras dificultades".
Es en este marco, con un fuerte centralismo y la identidad racial del Perú profundo, se erige el régimen del 93. "No por nada, los últimos 30 años de políticas neoliberales disparan la desigualdad, con pequeños sectores que acumularon mucha riqueza (basada principalmente en la extracción minera y en la agroexportación) profundamente vinculados al capital imperialista (siendo los principales clientes de Perú China y EEUU). Esto mientras el grueso de la población, los trabajadores, viven en la pobreza; en este marco se levanta un régimen que se construye en base al trabajo precario e informal, uno de los más altos de América Latina, trabajadores sin derechos, sin contrato, sin vacaciones, sin previsión, sin derecho a la salud", manifestó Vargas.
En la actividad se explicó que previo a la explosión de las protestas de fines del 2022, Perú venía atravesado por una importante crisis política que tenía a diversos ex presidentes presos o muertos y con los últimos mandatos presidenciales sin concluir. Esto da cuenta de una crisis más profunda que se podría llamar orgánica, que dice relación con un problema profundo de la representación democrático burguesa en donde la clase dominante pierde su capacidad de dirigir la sociedad.
"Cuando ocurre el golpe y cae Castillo se levantan las provincias y la respuesta del Estado peruano fue responder la movilización campesina con balas, despertando la rabia popular con una violenta represión. Esta protesta tuvo una breve tregua por las festividades de fin de año, retomando la movilización a principios de enero del 2023 pasando el epicentro de la movilización a provincias como Cuzco y Puno, respondidas más brutalmente por el Estado que dejó en un par de días un saldo de casi 30 muertos", indicó Vargas en la actividad.
Sobre esta base se realizó una segunda oleada de protestas que llevó a la llamada Toma de Lima. "Los pueblos del interior asumieron que por más que protestaran en provincias a la Lima acomodada no le importaba, por lo que había que llevar la protesta a Lima emulando la “Marcha de los Cuatro Suyos” y que en su momento más alto concentró enormes delegaciones campesinas en Lima, lo que era rodeado de solidaridad por habitantes limeños de sectores populares y obreros, estudiantes y sectores de capas medias que organizaron la alimentación, el avituallamiento, el hospedaje, etc., además de la solidaridad camino a Lima, en donde en cada poblado los hermanos del interior eran recibidos como héroes, entregando cajas de resistencia, víveres, abrigo, etc".
"Asimismo, si bien, primaba la espontaneidad de las protestas, habían pequeños elementos de autoorganización expresados en esta solidaridad, en la autogeneración de recursos, en las ollas comunes, o incluso en sectores de “primera línea” que habitaban las protestas limeñas, donde estudiantes y trabajadores se preparaban para el enfrentamiento y para la defensa contra la policía, con bomberos, escuderos, primeros auxilios, etc", continuó comentando el abogado, quien estuvo varias semanas en Lima.
Límites del proceso peruano a considerar. ¿Por qué no ha caído Dina Boluarte?
Ahora bien, ¿cuáles han sido los límites principales del proceso? De acuerdo al dirigente del PTR, "uno de los límites fue la falta de desarrollo de instituciones de autoorganización y autodefensa, que permitieran el despliegue de mayor iniciativa de masas por fuera y superando el control burocrático de las principales centrales sindicales y de las distintas coordinadoras de la movilización (...) Otro factor importante en conservar a Dina en el poder fue el rol de la burocracia sindical. En Perú reina la informalidad, el sector sindicalizado es minoritario, pero profundamente gravitante en la economía y en la vida social del Perú. Si bien los trabajadores participaban de las protestas, esto era de manera desestructurada o desorganizada, ya que las burocracia sindical, especialmente de la CGTP, se negaban a movilizar y cuando lo hacían era por fuera del movimiento real o para negociar con el gobierno, empujados más por presión de los hechos que por una necesidad real de desarrollar las fuerzas de la movilización o de centralizar la lucha".
En este sentido, "la entrada de los trabajadores hubiera torcido el destino de la movilización. Especialmente si entraban en escena los batallones estratégicos de la clase trabajadora, como son los trabajadores de la minería, los trabajadores de la agroindustria y la agroexportación, además de los portuarios del Callao o los trabajadores del transporte limeño. La burocracia sindical fue un límite concreto para desagregar conscientemente al componente obrero de las movilizaciones...."
Revueltas y movilizaciones en el mundo. La necesidad de forjar partido revolucionario
La protesta en Perú se enmarca en una serie de revueltas y movilizaciones populares, como las ocurridas en Chile, Ecuador, Colombia, Myanmar e incluso como ocurre actualmente en Francia, en donde las masas, de manera espontánea salen a las calles, sin dirección ni coordinación, pero con mucha combatividad y rabia. Estas revueltas no ocurren en un escenario mundial tranquilo sino que ocurren mientras a nivel mundial se mantiene la presión de la guerra en Ucrania, que encarece los fertilizantes afectando a los agricultores de subsistencia que son la base del campesinado peruano, y de la crisis económica, con cada vez mayores altibajos con quiebras bancarias o alzas inflacionarias.
"Esto no significa que la revolución esté a la vuelta de la esquina, sino que requiere una profunda y decidida preparación política para mayores saltos en la lucha de clases. Esta es una tarea a la que no abocamos como PTR, pero también a la que nos abocamos todos las organizaciones que formamos parte de la Fracción Trotskista - Cuarta Internacional, que en un esfuerzo militante volcó compañeros de Argentina, Bolivia, Chile y Brasil para aportar a desarrollar la perspectiva de construir un partido revolucionario en el Perú, que se mantiene al filo de la lucha en Francia enfrentando la reforma a las jubilaciones de Macron e impulsando un reagrupamiento político Revolución Permanente con referentes de la luchas sociales, pero también destacados intelectuales y artistas, que impulsamos en el seno del capitalismo norteamericano el diario Left Voice, como lo hacen nuestros compañeros en Argentina o como buscamos desarrollar esta perspectiva en Chile desde el PTR. Conformar una corriente internacional para la revolución socialista es aún una tarea pendiente para la izquierda obrera y socialista, tarea que desde la FT buscamos desarrollar y sentar las bases, como lo hemos buscado hacer inicialmente con LID, una red de medios que opera en siete idiomas", concluyó Vargas en el conversatorio.
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