Ante el brutal ataque a los contratos colectivos de trabajo que dejó la legitimación laboral,, ¿qué podemos hacer las y los trabajadores?
Lunes 17 de julio de 2023
Según la Ley Federal del Trabajo (LFT) un Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) es un convenio entre uno o varios sindicatos de trabajadores y uno o varios patrones, con objeto de establecer las condiciones según las cuales debe prestarse el trabajo en una o más empresas o establecimientos. En el CCT se establecen las obligaciones patronales y los derechos de los asalariados.
La LFT establece que el CCT debe contener derechos laborales mínimos como la jornada laboral, los días de descanso y vacaciones, salarios, incluso derechos adicionales. Estos derechos no son dádivas del patrón, sino producto de luchas históricas, que sólo pueden ser preservados con la lucha, la movilización y la huelga.
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Ataques a la contratación colectiva
La contratación colectiva es un derecho que se ha ido atacando por las patronales, así como por una política de precarización que niega derechos laborales individuales y colectivos como sindicalización, basificación y a los CCT, entre otros, por lo que los asalariados quedan a merced de las condiciones que los patrones establecen unilateralmente.
Las burocracias sindicales se convierten en cómplices de la exclusión de los CCT al no pelear la materia de trabajo y permitir que los puestos que se ofertan para laborar sean precarios, al no promover la basificación, por ejemplo, aceptando la implementación de esquemas como el de trabajador de confianza.
Esta situación se agudiza cuando las burocracias evitan utilizar los mecanismos de lucha de la clase trabajadora como la huelga, conformándose con preservar los derechos ya establecidos y negándose a conquistar más, por lo que convierten los CCT en actualizaciones de salarios y prestaciones, que están en un riesgo latente de desaparecer.
Las consecuencias de la legitimación
En total en México había 139 mil CCT, de acuerdo con datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social y el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral. Sin embargo, el proceso de legitimación que, producto de la reforma laboral, impuso a los sindicatos votar el contenido del CCT, implicó una disminución de los mismos.
La reforma laboral de la 4T se deriva de la firma del T-MEC, que implicó para México mayor subordinación al imperialismo. De ahí proviene la legitimación, que se da en un contexto de ataque por parte del Estado hacia las y los trabajadores, en particular a la sindicalización y ahora estuvo a punto de liquidar la contratación colectiva.
En el marco de la legitimación se ha dado cierta politización de las y los trabajadores. Aunque la legitimación en realidad constituye una trampa que les impone decidir por un “sí” o por un “no”, sin permitirles discutir de fondo sobre su CCT. Sobre todo a quienes no legitimaron los mete en una confusión y la trampa continúa, al quedarse sin CCT y decidir qué dirección iba a negociar, para aquellos casos que surgieron sindicatos alternativos. Pero sin dar la oportunidad de hacer una experiencia, sin injerencia del Estado y sus instituciones, porque estas cuestiones les atañen solo a las y los trabajadores.Y en varios casos se evidenció que a quienes se terminaba favoreciendo a las patronales y a las burocracias sindicales. En cuanto a estas últimas, las perpetuó y legitimó políticamente.
Durante el Seminario de Derecho Colectivo de la Escuela Federal de Formación Judicial, el personal del Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral sostuvo que 23 mil contratos tienen constancia de legitimación; 7 mil en dictaminación y 2,000 consultas están por realizarse. Es decir, solo el 21.5% de los CCT en todo el país conservaron su vigencia y efectos, pero ¿aumentó las prestaciones de las y los trabajadores o establecieron mejoras en las condiciones de las y los trabajadores? No, las y los trabajadores se quedaron en las mismas condiciones.
Al respecto, no olvidemos que uno de los argumentos para la modificación de la Ley Federal del Trabajo (LFT) fue acabar con los contratos de protección patronal. Sin embargo, resultó contraproducente porque fueron los primeros que se legitimaron.
¿Qué pasó con los que no se legitimaron? Aquellos que fueron votados en contra por la mayoría de la base trabajadora, o que al concluir el 1o. de mayo los sindicatos no registraron el proceso, quedaron sin efectos legales y los sindicatos perdieron la facultad de negociarlo con las patronales. Esto dio como resultado que 78.5% de los CCT perdieran su vigencia, es decir, aquellos trabajadores que quedaron sin una contratación colectiva quedaron con una individual, lo que implica una indefensión frente a abusos patronales, vulneraciones a derechos laborales y despidos.
Como puede observarse, las cifras apuntan a que la mayor parte de los CCT se perdieron, lo cual constituye un gran golpe al bloque de derechos colectivos históricos. Aquellos legitimados, resistieron el ataque. Aunque la reforma laboral pueda parecer discursivamente progresiva, este proceso constituye un golpe a la clase trabajadora.
Es por ello que nos parece necesaria la organización de las y los trabajadores, verdaderamente independiente del gobierno, los partidos del régimen y las patronales, para echar abajo las reformas que atacan a la clase trabajadora, aunque aparenten ser progresistas y decirles, de la mano de la organización de sindicalizados y no sindicalizados: fuera charros y burocracias de nuestros sindicatos; a la par que luchamos contra las patronales por la mejora de las condiciones laborales, sobre todo por CCT en los que conquistemos más derechos y no nos resignemos con lo que hay.
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