×
×
Red Internacional
lid bot

Debates. Lenguaje inclusivo ¿de dónde proviene?

Si eres asiduo a navegar en línea habrás observado que en diferentes post, comentarios y publicaciones abundan palabras como: cuerpas, todes, lxs, nosotres, les, etc. Esta práctica ha ido en aumento en los últimos años y pareciera que cada vez consigue más y más adeptos. Pero ¿de dónde proviene este tipo de lenguaje?

Martes 8 de octubre de 2019

El uso de lenguaje inclusivo puede remontar su origen o concepción en los años 70 cuando la oleada de feminismo de la época comenzó a cuestionar la poca relevancia del género femenino en la lengua o la representación despectiva del mismo.

Todos conocemos el famoso caso de sirvienta y presidenta, el primer sustantivo aceptado desde hace ya cientos de años y el segundo autorizado en épocas recientes.

En años recientes su uso se ha expandido cada vez más, principalmente en sectores como las mujeres, la juventud y la diversidad sexual. Pues si bien en un comienzo se buscaba la visibilidad de la mujer, ahora busca ir más allá y visibilizar también a minorías sexuales. Ahí es donde entra el famoso todes que propone dar una salida para nombrar a personas de género no binario.

¿Qué pasa cuando hablamos con "X" y con "E"?

No busca pues, solo la modificación de los pronombres o marcas de género, sino la eliminación de palabras o adjetivos con connotaciones despectivas, por ejemplo el término “mujer fácil” se modificó por “persona fácil” en una discusión en la que miembros de la academia no estuvieron de acuerdo.

Uso del lenguaje inclusivo

Al comienzo el lenguaje inclusivo tenía una mayor representatividad en la forma escrita, con símbolos como el arroba “@”, usados principalmente como una forma de abreviar y no usar los sustantivos tanto en masculino como femenino, por ejemplo: chic@s en lugar de chicas y chicos. Posteriormente se fue extendiendo al lenguaje hablado y no es poco común conversar con alguien que lo usa, si bien la forma escrita es la que mayor alcance tiene hasta el momento.

Por qué sí al lenguaje inclusivo: desde la lingüística hacia lo social

Nombrar ambos géneros cada vez fue quizá el primer impulso de lenguaje incluyente. Como bien menciona Mercedes Bengoechea, académica de la RAE (Real Academia Española), los hablantes que no están conformes con la representatividad de género que ofrece la academia, buscan formas dentro de la misma normatividad para expresar su discurso. Sin embargo, esta forma de “doblete” también tuvo una respuesta negativa, puesto que, apelando a la “economía lingüística”, se considera completamente innecesaria esta forma.

Toda lengua es política: para transformarla hay que transformar la sociedad

Pero más allá de tecnicismos y formalidades es importante considerar qué refleja la necesidad de ciertos sectores a una modificación del idioma. Como ya mencionamos en líneas más arriba, los principales grupos impulsores del lenguaje inclusivo son los jóvenes, las mujeres y la diversidad sexual.

Tenemos que reconocer que vivimos un espíritu de época muy particular, con movilizaciones sociales y políticas importantes alrededor de todo el mundo donde dichos sectores han sido protagonistas.

Pero ¿qué tiene que ver la opresión de las mujeres o la invisibilización de la diversidad sexual con el lenguaje? Bastante en realidad.

Partimos de un hecho consumado: México, el país del feminicidio, está plagado de una ideología profundamente machista en la que el menosprecio hacia la mujer es imposible de negar. Se encuentra tan naturalizado que es parte del sentido común de los hablantes. Que haya un género “neutro” que empate directamente con el masculino no puede ser casualidad y nadie puede ser tan ingenuo como para defender que así sea. Darío Villanueva, antiguo director de la RAE, comenta al respecto que “el problema es confundir la gramática con el machismo” pero, siendo el lenguaje un reflejo directo de la sociedad de una época determinada, no se pueden pensar como cosas separadas.

Lengua inclusiva: el episodio lingüístico del debate de género

El debate sobre la aceptación o no del lenguaje inclusivo tendría que partir primero de analizar por qué varios sectores, cada vez más amplios, consideran que es necesaria la representatividad en todos los ámbitos y fundamentalmente en uno tan importante como lo es el lenguaje. Que haya una enorme demanda de un cambio profundo y radical en el idioma solo puede responder a un cambio igual en la ideología social, acorde a los nuevos tiempos históricos y en particular como reflejo de la lucha de las mujeres, la juventud y la diversidad sexual.