Miércoles 18 de marzo de 2015
Se sienten millones de cristales incrustados en los mas remotos lugares del cuerpo, penetrando la carne, la sangre, los huesos, y el sentimiento.
Preguntarse ahora porqué tu corazón no pudo soportar más, o porqué cada signo vital dijo basta a este mundo nefasto y rancio, de hipocresía y explotación... es totalmente en vano.
Camarada, amigo, tu rostro aparece como aquellas sonrisas que pocas veces lográbamos captar con nuestras cámaras fotográficas, pero que con el tiempo hemos captado, creo yo, por habernos ganado tu confianza.
Una perdida enorme, Leo, un valor sensible y de roble a la vez.
La angustia por momentos me traslada a esa madrugada en la que no pude dormir, me traslada a vos, a nosotros y a las dudas de la muerte y de la vida.
Estoy dolida y lamentablemente siento sin querer millones de cristales incrustados en cada parte de mi ser. De ningún modo voy a juzgarte, voy a intentar comprender lo objetivo y lo subjetivo en dialéctica marxista y allí quizás comprenda mi propia locura, mi propio desgaste.
Como juramos frente a tu tumba, voy a dar un nuevo valor a tu ser, a tu legado.
Compañero incondicional de los técnicos de internet, fotógrafos, camarógrafos, editores, diagramadores, blogeros, vamos a extrañarte, muchísimo.
Julia