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Red Internacional
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BORBONADAS. Leonor, como su abuelo, marcha al extranjero a vivir como una reina a nuestra costa

Este es el titular que causaría despido inminente en RTVE. Estudiará en Gales por 70 mil euros anuales. El coste se abonará con el dinero público asignado en los Presupuestos del PSOE y UP a la Casa Real.

Jueves 11 de febrero de 2021

“Que coman pasteles”, esta fue la famosa sentencia que se atribuye a María Antonieta cuando una masa de hambrientas mujeres de Paris se presentaron en Versalles en vísperas de la toma de la Bastilla. Más allá de la veracidad histórica o no de la frase, la anécdota ilustraba la indiferencia y la distancia sideral de la monarquía con la plebe y sus padecimientos.

Casi dos siglos y medio más tarde, otros Borbones, descendientes de aquellos que perdieron el trono y la cabeza en la mayor revolución burguesa de la historia, vuelven a hacer honor a esta característica idiosincrática de tan distinguida y reaccionaria institución.

En medio de la peor crisis económica y social en décadas, con un desempleo que escala hasta el 16%, más de 11 millones de pobres, colas del hambre, centenares de autónomos y pequeños productores arruinados... la Casa Real anunciaba ayer que la princesa Leonor, esa niña de 15 años que ya está destinada a ser la próxima Jefa de Estado – todo muy democrático, sin duda – estudiará el Bachillerato en un colegio privado de élite en Gales. El capricho costará 70 mil euros, que serán pagados con la asignación reservada a la Monarquía en los Presupuestos Generales del Estado del PSOE y Unidas Podemos.

La heredera del heredero del heredero de Franco, recibirá una educación “libre y cosmopotila entre los muros de un castillo medieval”. Así anunciaba El País la noticia de su inmediata matriculación en el Atlantic College. Nada que ver con la realidad de los millones de estudiantes que lo hacen en una escuela pública infrafinanciada, donde no se han podido ni aplicar las recomendaciones epidemiológicas de reducción de ratios por falta de espacios y docentes, ni quienes tienen que suspender su formación por no poder asumir el coste de las matrículas de la FP o la universidad.

La noticia y el revuelo de indignación que ha generado se ha llevado por delante a dos mensajeros. Dos periodistas de TVE que rotularon la noticia con el texto “se va de España, como su abuelo”, fueron fulminantemente despedidos por su directora, la “prestigiosa” periodista Rosa María Mateo. Esta pluma de Su Majestad pidió disculpas y lamentó profundamente el “grave error”, para después hincar rodilla en piedra y como buena súbdita bien pagada recalcar que este incidente “no puede empañar el compromiso inquebrantable de RTVE con la defensa de los valores constitucionales y de las instituciones del Estado. Y sobre todas ellas, la Corona”.

Sí, “sobre todas ellas” está la que nunca ha sido ni será votada, la que no tiene ningún tipo de control ni siquiera formal -hasta las comisiones de investigación le están vetadas- y goza de un privilegio medieval como el de la inmunidad del Rey ante cualquier tipo de delito.

El gobierno “más progresista de la historia” guarda silencio ante esta nueva borbonada. Unidas Podemos, como es costumbre, aprovecha para sacar su republicanismo sui generis. Han levantado la voz contra el caciquismo en RTVE, pero poco pueden decir de la vida de reyes de sus majestades. Se financia con sus Presupuestos 2021, que, por si fuera poco, no redujeron si quiera la partida, sino que se incrementó hasta los 8,4 millones de euros, un 6,5% más. Una subida muy por encima de la aplicada a los salarios de los trabajadores y trabajadoras públicos -incluido el personal sanitario que se está dejando la salud y la vida- o la de los y las pensionistas.

Leonor marcha al extranjero. Es cierto que no lo hace para escapar de la presión mediática por sus corruptelas como su abuelo. Pero como Juan Carlos en Abu Dabi se va a vivir a cuerpo de reina a costa de unos súbditos que siguen viendo como día a día las condiciones de vida y empelo se degradan sin freno. Como en aquel verano francés que cambió el mundo, quienes nos mandan a comer los pasteles que nos niegan, deben terminar en el Museo de Historia.