La crisis migratoria continúa siendo un drama absoluto para cientos de miles de personas. Estos días en la isla de Lesbos, en Grecia, se produjo una protesta en el campo de Moria. A pocos días de que el Open Arms viviera también una situación dramática.
Jaime Castán @JaimeCastanCRT
Martes 4 de febrero de 2020 11:43
La policía emplea gases lacrimógenos contra los manifestantes (ELIAS MARCOU / Reuters)
Son miles las personas refugiadas que se encuentran hacinadas en campos de las islas griegas, en unas condiciones del todo infrahumanas. Mientras el gobierno conservador griego de Nueva Democracia refuerza su política antimigratoria con una reforma de la ley que ha servido para que se rechacen muchas más peticiones de asilo que antes, al mismo tiempo que anuncia deportaciones masivas.
En Grecia se encuentran 112.000 personas refugiadas, de las cuales 31.000 están en la Isla de Lebos, de donde no pueden salir a la espera de que se les conceda la condición legal de refugiadas. Un tiempo que puede alargarse meses y años que tienen que esperar en unos campos desbordados que carecen de los servicios mínimos de higiene, seguridad, luz, agua o comida.
El campo de Moria, desde donde partió la protesta, tiene una capacidad para acoger a unas 2.800 personas, sin embargo, se encuentran en torno a 20.000. Frente a esta situación, la movilización de las refugiadas tenía por objetivo denunciar esta situación infame partiendo en manifestación hacia Mitilene, la capital de la isla, como ya han hecho en varias ocasiones.
Sin embargo, en este caso y en un clima alimentado por el propio gobierno xenófobo, la policía reprimió con más brutalidad a las familias refugiadas, con niños y niñas que se encontraban en la cabecera de la manifestación. Ante la carga policial y el lanzamiento de gases lacrimógenos cundió el caos, sin embargo, jóvenes que participaban en la protesta se enfrentaron a la represión y un grupo de 100 personas pudo llegar a Mitilene y realizar una sentada.
Situaciones como esta se añaden a la que vivió nuevamente el Open Arms, que tras rescatar a 365 personas en el Mediterráneo, estuvo cinco días a la espera de poder acceder a un puerto. Finalmente pudo desembarcar el pasado sábado en el Pozzallo, en la isla italiana de Sicilia.