Reseñamos el libro Letras torcidas. Un perfil de Mariana Callejas, del periodista y académico chileno Juan Cristobal Peña, publicado en 2024 por Ediciones Universidad Diego Portales. La edición es de Leila Guerriero, escritora y periodista argentina.
Viernes 27 de diciembre de 2024 12:46
Una novela de no ficción sobre la vida de una mujer que escribía cuentos y repartía su tiempo entre la organización de un taller literario, fiestas en su casa cuartel, viajes por el mundo y actividades criminales como miembro de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). El autor nos ofrece una representación de Callejas en base a entrevistas, testimonios y artículos periodísticos que también reflejan una imagen de la literatura, los escritores y el contexto de la época.
La casa cuartel de Lo Curro: literatura y banquetes durante los toques de queda
Mariana Inés Callejas Honores (1932-2016) nació en un pueblito de la precordillera de la región de O’Higgins, se casó tres veces, tuvo 5 hijos, unos cuantos nietos y vivió en el extranjero en distintos momentos de su vida. Su último marido fue Michel Townly, un norteamericano idóneo en cuestiones de electrónica, que siempre trabajó en actividades que rozaron lo ilegal, y jamás se interesó por las letras. Ambos fueron agentes de la policía secreta de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1977), materializando diversos crímenes a opositores, entre los más renombrados los asesinatos del General Carlos Prats en Buenos Aires y del excanciller Orlando Letelier en Washington D.C.
Los Townly- Callejas vivieron en un sector residencial de clase alta de Santiago, llamada Lo Curro, cedido por la propia DINA. En los tres pisos que componían la casa cuartel, la vida parecía transcurrir sin que las diversas actividades chocaran de frente unas con otras: un piso para el despliegue del grupo literario, las fiestas, los banquetes y la vida familiar; otro para la construcción de bombas y artefactos electrónicos y el lugar donde se retenía a los secuestrados y se los torturaba. Recibían las visitas de agentes y mercenarios de origen italiano y cubano, todos comprometidos con la “causa antimarxista”, y al máximo representante de la DINA y mano derecha de Pinochet, Manuel Contreras Sepulveda, el “Mamo”.
La escritora de la DINA
Callejas fue finalista y ganadora de concursos de cuentos y novelas llegando a publicar varias de ellas. Fue íntima amiga del escritor Enrique Lafourcade, quien fuera su primer maestro, y uno de los asistentes permanentes a su taller literario, junto a otras futuras promesas de la literatura chilena, todos simpatizantes de la dictadura. “La escritora de la DINA”, como la llamó despectivamente Pedro Lemebel, adquirió cierto renombre de buena escritora, aunque no lo suficientemente brillante como para que -cuando la dictadura empezó a debilitarse-, algunas editoriales se animaran a publicarla, después que saliera a la luz que era agente, pantalla y participe de atentados y asesinatos.
A lo largo del libro el autor da cuenta de la personalidad y el estilo de una mujer que se movía hábilmente, con soltura e impunidad. Aceptada por quienes comulgaban con Pinochet y rechazada por quienes la consideraron “una escritora fascista”; los principios ideológicos y políticos no parecieron determinarla: fue partícipe de la dictadura y, posteriormente, “traidora a la causa” -entiéndase por “causa” el exterminio físico e ideológico del enemigo marxista- por delatar a los jefes de la DINA.
Letras torcidas puede leerse como la biografía de una mujer cuya única ambición genuina fue ser reconocida en el mundo literario, actividad que continuará hasta el final de su días y que también será motivo de frustración al no obtener el reconocimiento que ella consideraba suficientemente merecido. O como la reconstrucción de un contexto de dictadura, en el que la escritura de sus numerosos cuentos, están manchados por las acciones que la hicieron parte directa e indirectamente de un genocidio.