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Red Internacional
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NO PAGAREMOS POR SU CRISIS. Líbano: la primera revuelta de hambre pospandemia apunta a los bancos

Las revueltas del hambre están en su apogeo en el Líbano. Una bronca que no es nueva y que probablemente no disminuirá con la crisis económica que hizo caer el valor de la moneda del país amplificando la crisis de legitimidad del gobierno neoliberal. Miles de manifestantes volvieron a las calles, bloquearon varias rutas y atacaron bancos desde el domingo.

Jueves 30 de abril de 2020 14:59

"La noche de las molotovs"

Aunque desde octubre pasado miles de personas han salido a las calles para denunciar la situación económica, social y política del país y la corrupción de los diversos partidos políticos en el poder durante décadas, la revuelta actual parece marcar una evolución hacia una forma de radicalismo. Como dice Al Jazeera: "Si bien las banderas y letreros libaneses con consignas elaboradas alguna vez fueron omnipresentes en multitudes de familias con niños, cada vez son más los hombres y mujeres jóvenes que salen a la calle con piedras y cócteles molotov en las manos”.

La respuesta militar es particularmente brutal. Dispararon con munición real matando a un manifestante de 26 años, e hiriendo a otros 30 y realizando numerosos arrestos. Fue esta represión la que hizo explotar las tensiones. Durante la segunda noche consecutiva de manifestaciones, alrededor de quince bancos libaneses en todo el país fueron quemados y destrozados, al igual que dos vehículos policiales.

Según Aljazeera: "En Trípoli, los manifestantes comenzaron a incendiar los bancos el martes por la tarde y los enfrentamientos continuaron hasta las primeras horas del miércoles mientras los soldados los perseguían en las calles. En el sur de Sidón, una sucursal del banco central era el objetivo de al menos media docena de cócteles molotov, con festejos de los manifestantes cada vez que un molotov golpeaba su objetivo.

El sonido de ollas y sartenes se escucha desde las ventanas como una señal de apoyo a los manifestantes. La expresión de ira, que puede convertirse en un momento de alegría en la lucha, expresamente contra los responsables de la crisis económica que siempre tienen un éxito brillante, pero sobre todo gracias a la complicidad de los gobiernos burgueses, en privatizar sus ganancias y socializar sus pérdidas.

Revuelta del hambre

Incluso antes de la recesión mundial, el colapso de los precios del petróleo y la pandemia de coronavirus, el Líbano se encontraba en medio de una crisis económica y financiera. El encierro había puesto fin a las manifestaciones iniciadas en octubre pasado, contra los sucesivos gobiernos que transmiten las consecuencias de la crisis a la clase trabajadora extendiendo la miseria en todo el país.

A principios de año, la pobreza ya era de alrededor del 50% con una tasa de desempleo del 46% según el presidente libanés, Michel Aoun. Esta pobreza empeoró con el establecimiento a mediados de marzo de la contención nacional para tratar con COVID-19. El ministro de Asuntos Sociales, Ramzi Mousharafieh, estima que el 75% de la población necesita ayuda en un país de alrededor de seis millones de personas. El virus ha aumentado el desempleo y la pobreza, mientras que el hambre se está extendiendo por todo el país, llevando a más y más estratos sociales de la clase trabajadora a una caída de su nivel de vida.

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Un manifestante hablando sobre las protestas de la noche anterior le dijo a CNN: "La gente está muy, muy desesperada. Lo que sucedió ayer es una reacción genuina a la desesperanza, la frustración y el dolor que siente la gente (...) No es un dolor normal. Es el dolor de cuando tienes hambre, enojado y triste que ya no puedes pagar el alquiler y no puedes comer". El artículo continúa diciendo que "la gente de todo el Líbano está cavando en los vertederos en busca de comida y pidiendo pan". Menos visibles son las comunidades más vulnerables del país, refugiados y trabajadores migrantes, quienes, según los activistas, sufren una inseguridad alimentaria sin precedentes". El artículo termina con las duras palabras de un manifestante Ghassan: "La razón de los disturbios que tuvieron lugar ayer es el hambre y el robo del dinero de la gente (...) Ahora el país está por debajo de cero y la gente se muere de hambre. Pero pronto, este hambre se comerá a los líderes. Lo que está por venir será peor ...".

Aquí debemos recordar que el Líbano es uno de los países que ha recibido más refugiados sirios en los últimos años y que estos refugiados se encuentran entre los sectores más vulnerables y expuestos al virus, pero también a la miseria (que d en otros lugares aumenta el riesgo de contaminación y síntomas graves).

Odio a los bancos

En este contexto ya caótico, la gota que colmó el vaso fue la pérdida de casi dos tercios del valor de la libra libanesa, lo que provocó una inflación gigantesca. Muchos ciudadanos perdieron repentinamente sus ingresos y su nivel de vida. El ministro de Economía, Raoul Nehmé, informó un aumento del 55% en los precios (algunos productos alimenticios vieron que sus precios se duplicaron o incluso triplicaron) y los expertos hablan de una caída del 45% en el PBI.

Si bien a los pequeños ahorradores prácticamente les han bloqueado el acceso a sus cuentas en dólares y la devaluación de la moneda nacional evapora sus ahorros, se estima que entre enero y febrero se transfirieron 5,7 mil millones de dólares al extranjero desde Bancos libaneses. Esto explica la rabia popular contra los bancos. Para los manifestantes, los bancos son cómplices de los políticos corruptos y de las grandes fortunas, ya que ellos no tuvieron problemas para tener acceso a sus cuentas y enviar su dinero a paraísos fiscales o hacia países europeos.

El primer ministro, junto a Hezbolá, criticó al gobernador del banco central del país por causar una fuerte y rápida depreciación de la moneda local en el mercado negro que condujo a la bancarrota del estado. Cuando el gobernador del banco, Riad Salamé, criticó al gobierno por la falta de reformas. El espectáculo es impresionante: todos se pasan la pelota.

¿Líbano anticipa una tendencia de la nueva fase de la crisis mundial?

La ira antigubernamental y contra las políticas neoliberales que están en auge en el Líbano a pesar del encierro podría constituir el futuro de muchos otros países, incluso más desarrollados como Italia, España o Francia frente a una implacable depresión económica.

De hecho, vemos que las medidas de contención han logrado detener las movilizaciones populares en el Líbano, pero también en Irak, en Argelia. Sin embargo, el ejemplo libanés muestra que las contradicciones, el descontento de las clases populares y las crisis del régimen no han desaparecido. Por el contrario, la pandemia ha aumentado la desigualdad y la miseria, pero también la bronca. Varios analistas de los principales periódicos burgueses advierten sobre la posibilidad de revueltas e incluso revoluciones en el mundo "pos-covid".

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De hecho, el paro de la economía en los países, especialmente en los países semicoloniales donde los Estados tienen menos recursos que los Estados desarrollados para compensar las pérdidas financieras de la población, lleva a la miseria a una gran parte de la población, especialmente aquellos que trabajan en los sectores informales. A esto hay que añadir las perspectivas de una brutal recesión a nivel internacional.

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En Oriente Medio, donde las principales economías dependen de la exportación de petróleo, los bajos precios del barril crudo están abriendo una situación insostenible, incluso en países como Arabia Saudita. La crisis saudita podría tener consecuencias en países como Jordania, Egipto y Líbano, que envían a miles de trabajadores allí cada año. La crisis del petróleo también afecta a Irak y Argelia, que también estaban lidiando con una revuelta juvenil contra la miseria y la corrupción del régimen.

La crisis económica corre el riesgo de provocar explosiones sociales y/o reactivar, como en el Líbano, estas movilizaciones pero de una forma aún más aguda. Los riesgos de explosión social no sólo amenazan a los regímenes en el Medio Oriente. Los países más desarrollados afectados por la pandemia y la crisis económica, como los países de Europa y Estados Unidos, también podrían verse sacudidos por profundas revueltas. Y en este grupo de países, Francia, que ha sido atravesada desde finales de 2018 por un profundo auge social, es uno de los candidatos a conocer estos temblores sociales cuya profundidad aún está por verse.