Abrió sus puertas el primer teatro independiente de Gualeguay. Conversamos con su mentor y director, Gastón Díaz
Sábado 27 de junio de 2015
Hay acontecimientos culturales que suceden mientras estamos ocupados con obligaciones, quehaceres, proyectos, luchas, estudios… y pasan sin que nos demos cuenta. O dándonos cuenta, pero no tomando dimensión de lo que implican, del nuevo punto de partida, del nuevo rumbo que generan en el presente para dar un nuevo giro y seguir avanzando. Siempre avanzando. Mañana es mejor. Y en este presente –este, en el que yo estoy escribiendo / este, en el que vos estás leyendo- es en el que está sucediendo uno de ellos: El Teatro Liebre de Marzo nació y está dando sus primeros pasos en la Ciudad de Gualeguay, Entre Ríos. Se trata del primer teatro independiente de la ciudad. Y quien lo ideó y construyó fue Gastón Díaz (director y docente teatral). Desde el año 2006 dirige el grupo Salida de Emergencia, con la cual creó y dirigió varias obras, entre ellas Lengua madre sobre fondo blanco, Tan brutas, La realidad no tiene que ver conmigo, Doberman, todas ellas fueron parte de las selecciones provinciales de los últimos años, obteniendo menciones por actuación, dirección y puesta y siendo dos de ellas seleccionadas para formar parte de los encuentros regionales de teatro organizados por el Instituto Nacional de Teatro.
¿Quiénes integran Liebre de Marzo?
Quienes integramos Liebre de Marzo somos parte de un grupo de teatro que viene trabajando hace bastante tiempo, desde el año 2006. Hay adolescentes y adultos entre nosotros, y si bien tenemos muchos integrantes ocasionales, gente que es parte de los talleres que se dictan en Liebre de Marzo, muchos de nosotros, unos siete u ocho, Tamara Honigman, Mateo Demarchi, Rubén Tesei, Agustín Colli, Alejandro Guerscovich, Gimena Correa, Hernán Zuveljek y Gastón Díaz, formamos una especie de planta permanente que se involucra en las diferentes producciones y gestionamos las visitas que recibe la sala.
La inauguración fue con el estreno de Enemiga del Pueblo ¿Por qué eligieron hacer una versión de la obra de Ibsen?
Esta obra de Ibsen es un caso realmente singular, una obra que tiene más de cien años y parece escrita ayer. Es evidente que dio en la tecla con un conflicto que es parte de nuestras contradicciones, como sociedad inmersa en el capitalismo, enfrentada a la dualidad de seguir destruyendo para sostener una economía del consumo, o tomar conciencia del desastre que puede significar atacar con voracidad todos los recursos disponibles. Debe ser la primera obra ecológica de la historia, y que pone tan de manifiesto el papel siniestro de los medios de comunicación en el juego del poder. Es una obra que si bien tiene personajes casi arquetípicos, que podrían ser considerados un poco planos, estalla cuando rompe con toda previsibilidad y desencaja al espectador con un discurso políticamente incorrecto del protagonista, que inclusive en la lectura del texto hace pensar en un error de redacción a quién lee, tal es su fuerza disruptiva.
Por supuesto que también la elegimos por la resonancia personal que tiene la obra para nosotros, que plantea que quién quiere salvar a su pueblo es considerado su enemigo, y la única salida que encuentra es a través de un proyecto individual, sentando las bases de una nueva educación que enseñe a los hombres a ser más libres. Para nosotros, Libre de Marzo es nuestra manera de ser más libres (más liebres) y es una nuestra manera de resistir los discursos elitistas y conservadores de la “alta cultura” que todavía muchos ostentan, restringiendo el acceso a la cultura a los otros, a los hippies, a los drogadictos, a los negros, a los putos, y a todos los que son señalados peyorativamente por quienes creen ser los elegidos. Los que armamos Liebre de Marzo fuimos inducidos a dejar otro espacio (un teatro centenario de Gualeguay), porque nuestra presencia significaba desorden, caos, movimiento y esto atentaba contra la voluntad de convertir ese teatro en un museo, con la palabra “cultura” en una chapa de bronce, es decir, muerta.
En Liebre de Marzo los jóvenes tienen un espacio, las ideas circulan, hay mucha actividad, diversa y multidisciplinaria, es un gran orgullo para nosotros y a juzgar por la cara de la gente que pasa por nuestra sala, una felicidad para nuestro pueblo.
¿Qué te motivó a crear desde cero un espacio teatral?
No creo que sea desde cero, porque todo el trabajo que hicimos antes es un bagaje que nos trajo hasta acá. Creo que era nuestro destino natural, tener nuestro hogar, independizarnos, aprender a construir lo propio, tomando nosotros todas las decisiones, haciéndonos responsables de nuestra casa, de lo que allí se produce, gestionando el intercambio y tratando de generar un estado constante de creatividad, de alegría, de amor, de humildad para crear, pero no de sumisión, ni con el objetivo de “quedar bien”, sino siempre tratando de ir un poquito más allá, de arriesgarnos en lo desconocido, de cumplir objetivos que parecen difíciles, y digo parecen, porque cuando hay verdadera voluntad de cumplir sueños, las cosas se hacen más fáciles. Y cuando uno trabaja con pasión por lo hace, poniendo amor en los pequeños y en los grandes actos, esforzándose por generar un buen clima de trabajo (la vulgarmente conocida “buena onda”), parecerá una frase supersticiosa, pero es así, las puertas se abren. El intenso trabajo que venimos realizando, con una excelente respuesta de público, dan fe de la certeza de esta afirmación.
En Buenos Aires hay más de 400 espacios teatrales donde se hacen, por semana, cerca de mil funciones. ¿Te parece que en una ciudad pequeña, el teatro tiene más posibilidades de llegar a la gente?
En una ciudad pequeña, por lo menos la nuestra, lo que existe es la necesidad de generar público nuevo, acercar a los jóvenes, generar el interés por el teatro y por otras disciplinas artísticas. Eso es lo que nosotros consideramos nuestra misión, y es la tarea en la que estamos embarcados hace unos años ya. La ventaja que tenemos es que hay mucha atención hacia lo novedoso, porque no suceden tantas cosas como en una gran ciudad. Otra rareza es que Liebre de Marzo tiene capacidad para 90 personas sentadas; la gente de Gualeguay cuando la conoce dice “ah, entra poca gente”, cuando en una ciudad como Buenos Aires el promedio de la capacidad de las salas independientes es de 50 personas, pero claro, hay 400 salas. En nuestra ciudad somos la segunda sala de teatro, y la primera independiente, por lo que contamos con una capacidad ideal como para generar un evento íntimo, pero con buena concurrencia a la vez. En ese sentido, no corremos el riesgo de hacernos invisibles en la multitud; y creo que eso lo han podido apreciar quienes nos han visitado, entre ellos un grupo de Buenos Aires que tuvo una recepción fabulosa. En Buenos Aires actúan en una sala para 35 personas, en nuestra sala 80 personas los aplaudieron de pie. Experiencias así son movilizadoras, vivificantes y reveladoras en un contexto como el nuestro.
¿Qué expectativas tenés con Liebre de Marzo?
La expectativa es seguir creciendo, es ser un refugio y un lugar de resistencia para los que no están cómodos o no quieren estar cómodos con lo que se ofrece o se vende envasado y digerido. Nuestro objetivo es generar sentido de pertenencia en quienes pasan por Liebre de Marzo, que sepan que acá sí se puede hace y que, el que hace por sí mismo, es más libre y desarrolla la capacidad de transformarse, de cambiar lo que no le gusta, de inventar y poetizar la vida, y al transformarse a sí mismo, transforma la realidad.