Este diario acompañó los 41 días de la lucha de los trabajadores de la Línea 60, que el miércoles 5 culminó con un importante triunfo. Una compilación de la cobertura del conflicto fue entregada en forma de boletín a sus protagonistas. Algunas lecciones.

Bárbara Acevedo Enfermera | Hospital Garrahan @acevedo_bar
Martes 11 de agosto de 2015
Presentamos una cronología de los hechos más trascendentes de esta gesta de la clase trabajadora argentina.
La medida de protesta elegida por los trabajadores no solo difundiría sus demandas sino que llegaría a desnudar el negociado del transporte con el que se enriquece un puñado de empresarios beneficiados con subsidios públicos.
Con un acatamiento prácticamente total los trabajadores inician el no cobro de boletos como forma de tender lazos con los 250.000 pasajeros que diariamente viajan en los 19 ramales que unen Constitución y Escobar. Allí denuncian que los subsidios del Estado no benefician a los usuarios ni mejoran el servicio sino que son para puro beneficio de los empresarios. La medida buscaba la solidaridad y comprensión de miles de familias trabajadoras y, a la vez, neutralizar el intento de desprestigiar a los trabajadores que reclaman por sus derechos.
Además denunciaron la práctica antisindical de la que son víctimas y el intento de la empresa de desarmar la unidad y organización alcanzada contra la conducción de la UTA, que no responde a los intereses de los trabajadores. Y exigían, a su vez, que el Estado, que es quien entrega los subsidios, exija a la empresa terminar el lock out que había desatado y liberar los coches.
Al no habilitar la SUBE para el cobro de boletos la empresa no recibe los subsidios al gasoil por parte del Estado nacional. Como fue denunciado en La Izquierda Diario, DOTA es dueña de otras 40 líneas de colectivos. Entre 2005 y 2015 recibió nada menos que $115.728,56 millones de subsidio en gasoil y $60 mil de cargas patronales y gastos de personal por mes por colectivo. Además, para que su riesgo sea nulo, se les otorga créditos a tasas bajas y casi sin riesgos con el único requisito de presentación del Certificado de Eligibilidad de la Comisión Nacional del Transporte (CNRT) en el que constan los coches que renuevan como sujeto de crédito para el pago de la deuda.
Eso dejaron en evidencia los trabajadores. Y por eso la reacción de la empresa fue equivalente al nivel que se llega a afectar un negocio millonario.
La propuesta era crear un polo donde compañeros de distintas líneas se referenciaran para organizarse.
Los choferes de la Línea 60 recibiendo el boletín de La Izquierda Diario
Con sus propias banderas que decían “Esposas de la 60”, “Mujeres de la 60 unidas”, “Madres y Padres de la 60” estuvieron al frente de cada movilización denunciando que mientras Scioli, Macri y Massa hacían discursos de campaña electoral había familias en la calle. Preguntaban “¿La 60 no es medio de transporte?”, frente a declaraciones de Cristina afirmando que se está mejorando el transporte público.
Durante ese mes intercambiaron experiencias con las mujeres de MadyGraf (la ex Donelley) y en emotivas charlas se daban fuerza y soldaban lazos demostrando, una vez más, que "si una mujer avanza ningún hombre retrocede". El típico canto "la 60 tiene huevos" fue interrumpido por este otro canto de las mujeres y, por momentos, entre risas se escuchaba la "60 tiene ovarios", seguido de un aplauso de reconocimiento de parte de los trabajadores.
La familia obrera estuvo de pie como sostén fundamental.
La patronal, mediante una orden de la fiscalía de Escobar, impidió que continúe la salida de unidades de la cabecera de Maschwitz apostando en la terminal un importante operativo policial.
Mientras tanto, denunciaban que se estaba terminando el gasoil y pidieron que se les transfiera el dinero que el Estado le da a Dota para brindar el servicio al que la patronal se niega, insistiendo en la liberación de la totalidad de los colectivos.
Primero dejaban pasar ropa y comida a los 22 trabajadores que habían quedado dentro de la Terminal. Luego los aislaron por completo, teniéndolos virtualmente secuestrados.
Monsa y Dota difundieron que se había llegado a un acuerdo. Pero los trabajadores lo desmientieron y aclararon que nadie los llamó a negociar y que seguía el [lock out]. Denunciaban además que la empresa sacó unas pocas unidades a las calles con ayuda de barrabravas de River y Chicago.
Buscaban aislar la lucha para desgastar su fuerza y organización. La policía impidió que se brindara atención médica a un trabajador con fiebre. Tras el desalojo de la cabecera en la que mantenían permanencia los trabajadores y ante la gravedad de la situación de quienes se encontraban encerrados se realizó a la madrugada siguiente un corte en el Puente Pueyrredón.
Esta tribuna forjada en la unidad de dos sectores que enfrentan a la conducción de Fernández de la UTA permitió difundir la lucha en los medios y entre los usuarios del subte.
Finalizada la acción se hizo una marcha de unos 1.000 choferes y organizaciones solidarias de Congreso a Plaza Mayo, exigiendo la reincorporación de 51 despedidos y que se termine el [lock out] de DOTA.
María Victoria Moyano Artigas junto a Adolfo Pérez Esquivel y dos Madres de Plaza de Mayo se presentaron en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Tras la entrevista lograron que los trabajadores pudieran acceder a suministros básicos y medicación para el compañero que no había sido asistido.
Mientras tanto las cabeceras de Constitución y Maschwits continuaban fuertemente militarizadas.
Por orden judicial debían salir 35 unidades móviles para una inspección en los talleres de la CNRT sin peritos ni testigos de los trabajadores. Finalmente, los coches salieron manejados por ellos y en tandas en una nueva confirmación de la decisión obrera de sostener la lucha.
Hubo dos nuevos cortes en Puente La Noria y en Panamericana y 197. Ante la brutal represión del corte en Panamericana una asamblea decide levantar el corte en Puente La Noria y reagruparse para liberar a los detenidos y saber el estado de los compañeros heridos. Apenas descienden de los micros en la Panamericana comienza nuevamente la represión. El saldo final fue de 33 heridos de balas de goma y golpes. Uno de ellos, el chofer Barreiro, fue ingresado tres horas más tarde al hospital y junto con su compañero Acosta fueron los heridos de mayor gravedad requiriendo internación en terapia intensiva.
A las 14 horas iba a haber una audiencia pública en el Congreso de la Nación convocada por Myriam Bregman y Nicolás del Caño. Pero se trasladó a la Panamericana. Mientras liberaban a los detenidos se organizaba una olla popular.
El ministro “mano dura” Granados anunciaba entonces que habría una reunión con las partes y los delegados eran convocados al ministerio. Si no había respuestas, al día siguiente se volvería a cortar la Panamericana.
La jueza Servini de Cubría dio por concluida la inspección sobre las unidades y levantó la restricción de salida. Esta resolución judicial, con preocupación en la ganancia empresaria, indicaba que los colectivos debían salir activando la SUBE.
Mientras se reforzaba la militarización de la cabecera Constitución detrás de las vallas se concentraban los trabajadores y no había noticias de la reunión anunciada por Granados. Por su parte, Aníbal Fernández se sumaba a los ataques a los trabajadores.
Nuevamente se quebraba el [lock out] patronal y se reafirmaba la voluntad de lucha de los trabajadores.
El mismo día, a las 11, en Constitución se llevaba adelante una nueva apertura de molinetes del Subte en conjunto entre el cuerpo de delegados y el Secretariado Ejecutivo del sindicato e impulsado por Claudio Dellecarbonara que había anunciado la acción en una asamblea de trabajadores el día anterior.
Tras una larga jornada, hubo un nuevo corte de Panamericana y una posterior reunión en el Ministerio de Trabajo.
Las asambleas de los trabajadores decidieron aceptar el acuerdo de cobro de $11.000 en dos cuotas, la reincorporación de 50 despedidos y discusión en el marco de la conciliación obligatoria de los tres despedidos restantes y el pago del 50 % de los días caídos.
A ese acuerdo se sumó una importante conquista política: la firma del reconocimiento del Cuerpo de Delegados como representantes de los trabajadores y 12 días de licencia gremial para sus miembros.
Tapa del boletín de La Izquierda Diario entregado a los trabajadores de la Línea 60
Algunas lecciones
Luego de este importante triunfo de los trabajadores se nota un excelente ánimo en las cabeceras. Los pasajeros felicitan a los choferes.
Un compañero contaba a La Izquierda Diario, emocionado, que una señora subió y le dio un beso. “‘Los felicito’, me dijo, y se me puso la piel de gallina sentir todo ese apoyo”. “Muy bien, esta la ganaron bien”, decía una pasajera al subir a otro colectivo.
Los trabajadores demostraron el poder que tienen en sus manos para paralizar o movilizar a millones de personas pero también que son los únicos interesados en las condiciones en que viajan esos usuarios, que son trabajadores como ellos.
Los corresponsales obreros de La Izquierda Diario acompañaron cada uno de estos pasos. Siguieron esta lucha en cada uno de sus momentos, enfrentando la represión junto a los trabajadores de la 60 y ayudando a difundir un conflicto que enfrentó a la “salta alianza” de la patronal, el gobierno y la burocracia sindical.
Muchos de quienes escribieron las notas y crónicas son delegados gremiales en sus lugares de trabajo. Acompañaron desde el Subte, desde líneas de colectivo como la 266, desde el SUTEBA Tigre, desde Volswagen, desde Madygraf, Lear, Kraft, desde las telefónicas, desde el Garrahan, desde Aeroparque, desde dependencias estatales. E incluyendo a dirigentes como José Montes han tomado este conflicto como propio.
Lo hicimos convencidos de que el triunfo de una lucha tan importante fortalece al conjunto de la clase trabajadora.
Jerarquizamos nuestra participación incluso cuando muchos de nosotros nos presentamos como candidatos de la Lista 1 A del Frente de Izquierda en estas elecciones. Con mucho esfuerzo distribuimos nuestros tiempos para combinar la participación en las acciones con lucha contra los aparatos electorales y los punteros de Scioli, Macri y Massa que son quienes embistieron contra la 60 y son quienes también quieren a los trabajadores débiles en el terreno político.
Desde la misma perspectiva realizamos aportes para el fondo de lucha. Desde las bancas Nicolás del Caño, Miriam Bregman y Laura Vilches del PTS en el Frente de Izquierda y de una fiesta organizada por la juventud del PTS se aportaron un total de 60 mil pesos. Además de la presencia de Christian Castillo, diputado del PTS con mandato cumplido, en todas las acciones, tanto desde las bancas de Myriam Bregman y Nicolás del Caño como desde la de Cecilia Soria en Mendoza se impulsaron declaraciones de repudio a la represión y de demanda de reincorporación de los despedidos.
Otros aportes destacados fueron el de la Junta Interna ATE Garrahan, de la que somos parte quienes integramos la Agrupación “Sí, Se Puede!” que llegó a sumar 70 mil pesos. Y de Cresta Roja, que luego del triunfo de su dura lucha contra los despidos acercó 100 pollos y $5.000 de aporte al fondo de lucha como muestra de una enorme solidaridad obrera.
Los trabajadores tenemos que apropiarnos de nuestra propia historia. Por eso hicimos un boletín compilando todas las notas de La Izquierda Diario y se lo entregamos como un pequeño homenaje a su lucha a los compañeros de la 60. Hemos comenzado a repartirlos en Maschwitz y la cabecera de Rincón (Tigre).
Queremos llegar a todos los compañeros con los que compartimos esta lucha para también compartir con ellos las conclusiones. Y apropiarnos juntos de esta historia, que es la de todos los trabajadores.