Andrés Álvarez Chofer | Línea 266
Miércoles 14 de septiembre de 2016 21:06
Cuando los trabajadores conocieron la triste noticia, en asamblea decidieron paralizar el servicio para exigir justicia por la muerte de su compañero.
En la mañana del 12 de septiembre, y mientras los familiares velaban a David, en las cabeceras de Barracas y Maschwits se concentraban cientos de trabajadores. Cerca de las 9 marcharon al Ministerio de Trabajo para asistir a un reunión entre funcionarios, la patronal DOTA y los delegados. La movilización fue encabezada por la bandera de justicia por el compañero, cuya muerte es responsabilidad de la desidia patronal.
La reunión en el ministerio continuaba pero la movilización se levantó para dirigirse a la casa velatoria. Cientos de compañeros junto a organizaciones solidarias, esperaron su turno para abrazar a la familia de David. Una enorme demostración de hermandad obrera que siguió hasta el cementerio. Néstor Marcolín, en representación del cuerpo de delegados, dijo: “En otras acciones generalmente son los familiares los que piden justicia, acá como nosotros también somos todos una familia, vamos a estar peleando codo a codo para pedir justicia por el compañero David Ramallo. Las patronales no se fijan en nosotros, ganan plata y tratan de invertir lo menos posible en los laburantes, porque somos el repuesto más barato. ¡David, presente. Ahora y siempre!” Estas palabras fueron acompañadas por los trabajadores.
Un crimen patronal
La empresa no cumplió con las medidas de seguridad necesarias, desoyendo las denuncias de los trabajadores. Desde el momento de la muerte de David, la empresa no dio respuesta a los reclamos de los trabajadores, ni se presentó en las instalaciones, rozando el lock out patronal, e intentando desligarse de toda responsabilidad, culpando a los trabajadores.
Esto es lo que las empresas hacen siempre, con un Ministerio de Trabajo que hace la vista gorda ante el incumplimiento patronal. El mismo día se conocía el fallecimiento de otros trabajadores: un trabajador del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) a causa de quemaduras, producto de una explosión; un obrero de la construcción de la Ciudad de Buenos Aires al que se le vino encima una medianera, y un trabajador municipal en Gral. Alvear (Mendoza), que cayó de una tarima. Antes, lamentamos la muerte de una enfermera del Garrahan, producto de la desidia de la ART, tres trabajadores de Metrogas y Ternium-Siderar Ensenada (ex Propulsora), entre otros.
“Accidentes laborales”, los llaman, pero son muertes obreras causadas porque las patronales que no invierten en medidas de salubridad. Para ellos la vida de un trabajador no vale nada, es solo es un “costo laboral”.
Eso es lo que vienen denunciando los trabajadores de la 60. Mientras tanto la UTA nunca propuso ninguna medida para enfrentar esta situación. Ese día llegó a la cabecera seis horas después de la muerte de David, solo para “informarse”.
Una inspección integral conjunta entre el Gobierno de la Ciudad, la Superintendencia de Riesgos de Trabajo y la CNRT, ordenada por el Ministerio de Trabajo, se realizó luego de que los trabajadores se plantaron. Ahora se encuentran en alerta y asamblea permanente hasta la nueva reunión con la cartera laboral.
Los choferes de la 60 vienen hace tiempo organizados con un cuerpo de delegados y un órgano democrático que es la asamblea, en la que votaron la exigencia de una comisión de seguridad e higiene. Basados en la fuerza que da la organización independiente, es necesario pelear contra la insalubridad y por conquistar esa comisión, en defensa de la vida de los trabajadores.