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MOVIMIENTO OBRERO. Lo progresivo y los límites de la Intersectorial de Trabajadores. Un aporte para avanzar

Publicamos este artículo para contribuir al debate con respecto a la Intersectorial de Trabajadores que se ha vendido construyendo tanto con el Encuentro Sindical como en el acto del Aula Magda de la UCV, en el sentido de lo que consideramos un frente único frente a los ataques que vienen sufriendo los trabajadores y cómo avanzar hacia una lucha consecuente para enfrentar los mismos desde una perspectiva de y para la clase trabajadora. Remarcando, tal como como sostuvimos en un primer artículo, que en lo inmediato corresponde apostar al desarrollo y concreción con fuerza de las acciones de lucha aprobadas en el Encuentro del 7 de noviembre, poniendo fuerza en las actividades programadas y la marcha nacional en Caracas del 28 de noviembre.

Jueves 22 de noviembre de 2018

Rastava Fotografías

La Intersectorial, la expresión de un frente único para la lucha frente a los ataques del gobierno

Tanto el Encuentro Sindical como el Acto realizado en el Aula Magna de la UCV constituyen un paso adelante en el sentido que apunta a una coordinación de las distintas luchas que se vienen llevando a cabo por los ataques del gobierno. Es una expresión concreta de una dinámica de frente único frente a los brutales ataques del gobierno nacional en consonancia con los empresarios, que busca barrer conquistas históricas obtenidas en décadas de lucha.

Esta tendencia a la unidad de las luchas ya se venía expresando por abajo, ya sea en la solidaridad y el apoyo a conflictos emblemáticos como fue el caso del paro que las enfermeras llevaron a cabo durante julio y agosto, que significó un sí se puede enfrentar al gobierno. O como se ha manifestado más concretamente en las últimas semanas, donde tendían a confluir protestas que se realizaban en una misma ciudad que fueron impulsando unidades sindicales de trabajadores de empresas del Estado o de la administración pública en lugares como Anzoátegui, Caracas, Lara, Guayana, entre otros, y más recientemente en Carabobo y Aragua donde incluso incluye a trabajadores del sector privado. Es decir, una tendencia a la unidad que se hacía sentir en las calles, planteando la necesidad urgente de coordinar y centralizar estas luchas para golpear más unificadamente.

Aunque no se trata de huelgas donde se paralizan las empresas o dependencias del Estado y no se caracterizan por el aspecto de masividad, son protestas que, si se desarrollan más ampliamente (como parecer ser el caso del magisterio) y hay una orientación para que los trabajadores participen masivamente y decidan cada uno de los pasos a dar, pueden hacerse sentir con más contundencia y fuerza en el país.

Es en este marco en que surge el primer Encuentro Sindical donde confluyeron más de 150 representantes sindicales, vocerías de trabajadores, de asociaciones gremiales y corrientes sindicales y políticas de izquierda, así como el acto en el Aula Magna de la UCV con más de mil trabajadores y trabajadoras.

Esta unidad en la lucha a través de la Intersectorial puede jugar el rol de comenzar a llevar un vacío muy negativo para la clase obrera, como lo es la inexistencia de instancias nacionales que unifiquen las luchas de nuestra clase, que puedan coordinar y mover unitariamente a los trabajadores, venciendo el aislamiento de cada lucha por su lado y la debilidad que eso implica.

Ante un ataque drástico a las conquistas de los trabajadores, ante una política nacional y del conjunto de los patronos (tanto públicos como privados), es positiva la conformación de este espacio.

Golpear juntos sin diluir nuestras banderas luchando por la independencia de clase

La Intersectorial cuenta con un aspecto importante: se constituye de acuerdo al criterio de ser organizaciones sindicales de trabajadores en lucha que buscan enfrentar los ataques, y no en base a criterios sectarios que dividen las fuerzas de los trabajadores de acuerdo al apoyo a uno u otro bando patronal de la política nacional (el gobierno o la oposición). En un país donde el movimiento obrero fue polarizado entre gobierno y oposición, divididas y debilitadas a más no poder sus organizaciones sindicales en función de estas líneas divisorias, es muy importante un espacio donde puedan confluir y sumar fuerzas los trabajadores en lucha, con libertad de discusión.

Ahora bien, si bien esto le permite a la Intersectorial ser un avance, pues expresa la tendencia a la unidad y a actuar más coordinadamente, presenta fuertes límites para avanzar hacia una perspectiva que pueda expresar una referencia de los trabajadores independiente de cualquier variante capitalista, es decir, de independencia de clase. Son los aspectos que queremos plantear para la discusión aquí.

Uno de esos es precisamente que en esta diversidad confluyen para defenderse de los brutales ataques a la clase trabajadora y a los sindicatos, tanto dirigentes sindicales venidos del chavismo, como los que están vinculados a partidos de la oposición de derecha, y de la izquierda que se opone tanto al gobierno como a la derecha, lo que marca la existencia de puntos de vistas bastante diferentes y en muchos casos abiertamente contrapuestos, sobre las salidas de fondo a los problemas del país. Podríamos decir que cuando la discusión va más allá de la defensa de los contratos colectivos, los salarios, la libertad sindical, contra los despidos y la represión, afloran las diferencias.

Pero se trata de “golpear juntos” frente a los brutales ataques que busca eliminar incluso conquistas históricas de las organizaciones sindicales, en este sentido es que vemos la Intersectorial como un frente único obrero, porque la clase trabajadora tiene la necesidad y el derecho de enfrentarse como un solo puño ante los ataques del gobierno y los capitalistas más allá de sus divisiones sociales, organizativas y políticas, y porque es a través de estas acciones donde los trabajadores avanzaran en hacer sus experiencias y clarificando al calor de la lucha con las distintas direcciones sindicales. Pero no hay que confundir nuestros objetivos estratégicos con los de estas direcciones, señalando permanentemente nuestra independencia política respecto de las mismas y buscando desarrollar la experiencia de los propios trabajadores, para superarlas.

Es decir, no se diluyen las posiciones de lucha por la independencia política de los trabajadores, y que determinados dirigentes sindicales vinculados a la oposición, por ejemplo, no conviertan ese espacio en correa de transmisión de la perspectiva más general de la oposición, que busca una “salida” a la crisis con un programa abiertamente proempresarial y de mayor subordinación nacional al capital extranjero, lo que es contrario a los intereses de los trabajadores. Un buen ejemplo que ilustra esto es la existencia de posiciones favorables a la privatización de las empresas básicas, lo que es parte del programa de la derecha (y en alguna medida también comienza a tomarlo disimuladamente el gobierno), mientras en el otro extremo estamos los que abogamos por el carácter público de las mismas y no en manos de la burocracia estatal sino bajo gestión directa de sus trabajadores.

Otra política sería un completo sectarismo, dejándoles en bandeja a todos estos sectores de trabajadores que están luchando y que buscan unir sus peleas a merced de las políticas de direcciones sindicales negándose al frente único y no dar la pelea para que esta unidad que se viene expresando por abajo pueda avanzar hacia una perspectiva de independencia de clase. Tal política no significaría más que la otra cara del oportunismo, es decir, capitular a las burocracias sindicales.

Que ese espacio no se convierta en correa de transmisión del PSUV y demás partidos que apoyan al gobierno (que es la otra variante patronal y capitalista) o sus aliados, parece ser más claro, porque precisamente su más claro perfil es enfrentar la política laboral del gobierno, de manera que la lucha más inmediata planteada en este terreno es, al tiempo que se desarrolla la Intersectorial, que no se convierta en correa de transmisión, vía las direcciones sindicales, de las posiciones de la oposición de derecha entre las filas de la clase trabajadora.

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Unir las fuerzas de los trabajadores del sector público con los del sector privado, para enfrentar tanto al gobierno como a los empresarios

Hay procesos de lucha de trabajadores del sector privado, donde los lugares más visibles se dan en los estados como Carabobo y Aragua que se vienen desarrollando, que es lo que expresan lo que se organizan en la federación Fusbec de Valencia, por ejemplo. Y seguramente muchas de estas luchas en otros estados del país vienen siendo invisibilidades, tal como hemos visto la huelga de los trabajadores de la Ford Motors Venezuela. Es que los sectores empresariales vienen golpeando duro en el sector privado, con los salarios miserables, despidos, y que desde hace tiempo se burlan de las contrataciones colectivas.

Así, uno de los grandes límites de la naciente Intersectorial es que no busca articular o llamar a la defensa de los trabajadores del sector privado que al igual que en el sector público son ignorados por el propio Ministerio del Trabajo que avala el incumplimiento de las contrataciones y los despidos, y cuando falla a favor de un reenganche, no hace nada en concreto para la empresa (o institución) lo cumpla, dejando hacer al patrón lo que le viene en gana. Suspensiones en masa o directamente cierres de empresas, son otros de los golpes que el capital privado asesta a la clase obrera. Con este límite se deja a la deriva o a su suerte los trabajadores del sector privado, lo que termina siendo al final de cuentas un debilitamiento de las fuerzas de la clase trabajadora.

Es que no se trata de enfrentar sólo al gobierno, sino también a los empresarios que son exonerados del paquetazo de Maduro, y que festejan las nuevas relaciones obrero-patronales que se imponen, pues es toda una flexibilización de las leyes laborales para garantizarles sus ganancias.

Los ataques a las convenciones colectivas y la pulverización del salario son cuestiones de una política que apoyan los capitalistas, existiendo una clara alianza entre el gobierno y los empresarios. Si ya muchas empresas privadas venían incumpliendo los contratos colectivos, ahora esto se generalizará con la venia gubernamental, levantándose así una verdadera tenaza que nos hacen entre el gobierno y todos los capitalistas, incluidas las transnacionales.

Aquí hay límites fundamentales, donde diversos dirigentes sindicales de la Intersectorial terminan aceptando que se ponga en el papel la unidad con las luchas del sector privado, pero no se proponen ninguna lucha seria también contra los empresarios privados de la misma manera que acompañan o impulsan las luchas laborales del sector público contra el gobierno.

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Enfrentar el “paquetazo” de conjunto, no solo parcial o a conveniencias

En la Intersectorial luchamos contra el ataque a los contratos, actas convenios y tablas salariales, que es uno de los aspectos más agresivos y antiobreros del plan de ajuste del gobierno, así como por un salario digno. Es una ubicación esencialmente correcta y de gran importancia, pues esta política busca imponer un drástico retroceso histórico al redefinir las relaciones obrero-patronales a placer del patrón, haciendo borrón y cuenta nueva con toda conquista histórica previa. Sin embargo, ese no es todo el plan, el paquete más de conjunto afecta los intereses nacionales y del pueblo trabajador en beneficio del capital internacional y los empresarios criollos. Es decir, tiene un carácter de clase, no es solo un “paquetazo” en general, es un paquetazo capitalista, y es así como debemos comprenderlo para poder enfrentarlo.

Incluye continuar destinando miles de millones de dólares a pagar intereses y capitales de la deuda externa, mientras dicen que “no hay” dinero para salarios, medicinas, alimentos, educación o las empresas públicas (incluyendo PDVSA), exoneración de impuestos a grandes sectores del capital internacional y nacional, es decir, subsidiar las ganancias a los capitalistas, y entonces para el supuesto “déficit cero”, al tiempo que exonera a los capitalistas, le mete mano al bolsillo obrero y popular: aumentando el IVA (que es un impuesto indirecto al salario), aumentando la gasolina “a precios internacionales”, aumentando los servicios públicos y mutilando los salarios del sector estatal. Otras de las medidas fueron oficializar la megadevaluación del bolívar (aceptando el precio del dólar al paralelo), así como legalizarle a los empresarios y grandes comerciantes los precios hiperinflacionarios.

Implícitamente, el plan incluye la más perniciosa impunidad para con los banqueros, empresarios y corruptos que saquearon el país al llevarse al exterior unos 500 mil millones de US$ provenientes de la renta petrolera pública, un festín del que comió toda la burguesía, tanto la tradicional como la “emergente”. ¡Recursos que hacen falta en el país, que deben ser devueltos a su legítimo dueño, el pueblo venezolano, pero que los capitalistas de todos los colores tienen en el exterior!

De tal suerte, para que la Intersectorial enfrente el ajuste de manera consecuente no solo debe denunciar la política laboral del gobierno sino también cuestionar la exoneración a los capitalistas, el aumento del IVA, los aumentos de precios, el pago de la deuda externa, la impunidad con la fuga de capitales, etc. En fin, no basta tener una posición antigubernamental sino que debe ser también anticapitalista.

Incluso se debe tener una política clara por cómo enfrentamos con salidas estos ataques a las conquistas históricas y la lucha por un salario digno al nivel de la canasta familiar indexado mensualmente. Proponer que no se pague la deuda externa y se les impongan impuestos progresivos a los grandes capitalistas en vez de exonerarlos, obligar a empresarios sean los ligados al gobierno o a la oposición a la repatriación inmediata de los más de 500 mil millones de dólares fugados so pena de confiscar sus bienes bajo la administración de los trabajadores es, por ejemplo, de donde puede salir el dinero para un salario digno y contra la escasez de alimentos y medicinas.

Señalar esto es muy importante porque, como lo hemos venido escribiendo, hay sectores sindicales ligados a partidos de la oposición de derecha que pretenden reducir toda la lucha al enfrentamiento al gobierno, mientras no ponen ningún empeño en desarrollar también la lucha de los trabajadores del sector privado, sin señalar claramente la responsabilidad que también tiene el sector privado en la crisis que se nos descarga.

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Para masificar las luchas y poner en pie esa gran fuerza potencial: que los trabajadores y las trabajadoras decidan cada paso de la lucha organizados desde las bases

Para la situación de dónde venimos, con muchos años de golpes drásticos al salario y una caída brutal de las condiciones de vida de los trabajadores, sin que hubiese una respuesta obrera a la altura del ataque, es muy positiva toda esta dinámica de luchas que vemos a lo largo del país. Sin embargo, hay que reconocer que aun son de vanguardia, en el entendido que involucran a cientos de trabajadores, en casos excepcionales a algunos miles, pero no se logra poner en escena aún a los grandes contingentes de cada fábrica, empresa o institución, ni llevar a cabo grandes paralizaciones o movilizaciones contundentes. Esto se expresa en el propio caso de la Intersectorial, las federaciones que confluyen no logran arrastrar aún a las acciones a sus varios miles de afiliados.

Pero si las luchas no terminan de ser masivas no es porque no haya predisposición a luchar. Es que los dirigentes sindicales, más aún los representantes de grandes sindicatos o federaciones, no tienen la política en los distintos lugares de trabajo de impulsar asambleas y demás mecanismos de organización desde la base más allá de las directivas sindicales (delegados de base, comités de lucha con representación de los trabajadores la base, etc.), donde sean los trabajadores los que decidan cada paso de la lucha, donde hasta el último trabajador se sienta involucrado y vea que tiene capacidad de decisión.

Esta es una cuestión que está lejos del horizonte de muchos dirigentes sindicales, acostumbrados ellos a decidir para luego solo “informar” a los trabajadores. Continúa siendo reducido el conjunto de decisiones en las direcciones sindicales, donde los trabajadores y las trabajadoras no son partícipes de un mayor proceso de decisiones. Por eso el Encuentro Sindical ya nació con esta limitación, a pesar de la insistencia de un sector que peleamos por este planteamiento.

Por otro lado, está la tajante idea de realizar los Encuentros sindicales o actos de trabajadores en días y horarios de trabajo, sabiendo que son muy pocos los trabajadores que puedan obtener permiso en sus lugares de trabajo. Para el dirigente sindical es inconcebible hacerlo un sábado, acostumbrado a la lógica burocrática de encuentros solo de los que están liberados sindicalmente, mostrando que no les interesa la participación masiva, solamente en el sentido en que lo pueden controlar todo. El argumento insólito es que un sábado es un día de descanso, pero es el único momento en que la patronal deja libre al trabajador para organizarse fuera de la fábrica o la empresa, cuestión que el burócrata sindical no le pasa por la cabeza.

Por el contrario, se trata de impulsar una política orientada a que los trabajadores decidan cada paso de la lucha, y superar los métodos donde solo un grupo de directivos discute y a los trabajadores “se les informa”. Por eso, se trata de ampliar la participación de las bases mediante los mecanismos de la democracia obrera, con asambleas deliberativas constantes, la discusión en la base de las medidas de lucha, la elección de delegados que conformen comités de lucha o cuerpos de delegados, instancias de participación y de lucha más amplias y democráticas que la sola directiva sindical.

No se trata de una cuestión menor. Se trata de buscar las vías para poner en pie la fuerza de la clase trabajadora y que sean los forjadores de sus propios destinos avanzando en su autodeterminación. Lo que al mismo tiempo tiene relación con poder lograr la masividad y contundencia que aún está por delante lograr para poder realmente derrotar el plan de ajuste, y no quedar condenados a protestas impotentes, necesarias, pero no suficientes para pararle la mano al gobierno y los empresarios.