Una reflexión sobre el intento de demonizar a la juventud tras la muerte de Matías Albornoz Piccinetti, de 17 años, luego de ser apuñalado en una pelea.
Sábado 20 de mayo de 2017
Muy lindo como se sorprenden los ministros, los diarios mojigatos de la elite tucumana, los psicólogos cola de paja, el Ministro de Educación, y como se sorprende el vicerrector y la rectora de la UNT, se sorprenden de la violencia, como si el sistema educativo, como si el modelo de educación del que ellos son parte responsable, como si no fuera ese sistema, profundamente violento, por su desigualdad, por su necesidad de moldear ciudadanos que respondan a un ideal de hombre que perpetúa y refuerce este sistema, que ES violento desde su nacimiento.
Culpan a las familias y culpan a la juventud de la violencia que generan ellos, de que las familias ya no funcionan para que la juventud aprenda a respetar el poder, el control, se quejan de la disfuncionalidad de lo que ellos llaman la "célula primordial de la sociedad". Una sociedad en la que no caben modelos de una juventud que autoconstruye como sujeto su propia identidad, "defender el colegio", "defender la nación", "el ideal de hombre macho, que resuelve sus problemas a través de la fuerza" qué "sorprendente" qué parecido a la manera en como el Estado a través de sus instituciones resuelve lo que no cuadra en su plan y modelo de sociedad, a través de la fuerza. Y para simular resolverlo sólo tienen respuestas más represivas: meternos presos a los 15 años, para tener más poder ellos sobre nosotros. ¿Algo más violento que eso?
La violencia expresada así es producto y espejo simple y complejo, de esta sociedad, de un sistema que justifica la violencia porque la necesita para gobernar, una violencia que empieza arriba y la sufren los que están abajo, los que tienen que incorporarse acríticamente a un sistema que ya les dijo cuál es su rol y puesto. Donde para ascender en la escala tenés que pisarle la cabeza a los que son como vos para estar un poquito más arriba. Donde sabemos que la mayoría de la juventud está condenada a trabajos de porquería, si te fumás un porro te levanta la policía, si te querés divertir en un recital quizás salgás muerto. En esa miseria que nos destinan a vivir quieren que nos conformemos y eso, es violencia pura y llana.
Hoy la juventud tucumana está de luto, porque no podemos aceptar las divisiones que nos imponen para separarnos y pensar como a este sistema le conviene, hacen de la escuela el gran experimento primordial de su sociedad para que nos adaptemos y de adultos largarnos a la gran lucha por la sobrevivencia para que construyamos acríticamente sus riquezas. Por eso ellos no están de luto, son los responsables de violentar a la juventud todos los días, todos los gobiernos, los ministros, la justicia,las empresas. Así que a la mierda con sus declaraciones mojigatas y fingidas. Nos prefieren separados y luchando por sus ideales y no por los nuestros, nos prefieren presos y no libres, no los vamos a dejar.