Día a día la CUT genera mayor desconfianza en las y los trabajadores al ver la inacción de sus direcciones, que han mantenido una tregua extensa con el gobierno y los empresarios que precarizan la vida de millones de familias trabajadoras.
Domingo 16 de agosto de 2020
“Es evidente que el contexto hoy es complejo, pero nos parece que eso no puede significar que una vez más el argumento sea que para poder crear empleo haya que limitar los salarios”, fueron las palabras de Bárbara Figueroa, que solo quedan en eso: palabras. En medio de una profunda crisis económica, sanitaria y social en curso, la principal central sindical de Chile ha mantenido una pasividad desde Octubre, que ya se vuelve inadmisible.
Reiteran que el costo de la crisis no puede recaer en los trabajadores, sin embargo, en los hechos Figueroa, como la dirección de los trabajadores chilenos que se encuentran sindicalizados en la CUT, sólo ha respondido con pasividad, dejando pasar cada ataque en contra de los trabajadores, y en el debate del sueldo mínimo no es la excepción.
Tomás Flores, economista del centro liberal de derecha Libertad y Desarrollo, en tanto opina que “lo más prudente” “sería alinear el reajuste del salario mínimo a la inflación, no más que eso, porque subir el salario mínimo por sobre la inflación podría empeorar el desequilibrio que el mercado laboral tiene”.
Claramente, Flores, obvia por completo el sustancial aumento de las utilidades empresariales en distintos sectores -como el 87,6% en utilidades de las AFP solamente el primer trimestre del 2020-, mientras que con el aumento de los despidos, gracias a leyes como la Ley de Protección al Empleo (ley que fue aprobada por un amplio espectro político desde la Derecha hasta el propio Partido Comunista, de la que es militante Bárbara Figueroa), éste ha llegado a niveles históricos de un 11%.
“La pandemia desnudó la alta informalidad que hay en Chile. Muchas personas quedaron desprotegidas por la informalidad. Es por esto que creo necesario seguir manteniendo ese tipo de políticas” afirma Juan Bravo economista de Clapes UC, apuntando a la necesidad de mantener políticas públicas como el Ingreso Familiar de Emergencia. Medidas como estas, que son sumamente urgentes, pueden ser una respuesta parcial a las necesidades en medio de la pandemia, sin embargo, es completamente insuficiente si hay despidos masivos, hambre y constantes ataques a las condiciones de vida de la clase trabajadora y los sectores oprimidos.
En condiciones en que el hambre se está volviendo la principal amenaza para la clase trabajadora, la principal central sindical no puede ponerse en una posición pasiva. Es necesario mantener la organización y exigir que desde los grandes organismos sindicales como la CUT, ANEF, Colegio de Profesores, se respondan a los ataques del gobierno y los empresarios, y pelear por un sueldo de emergencia de 500 mil pesos financiado por el impuesto a las grandes fortunas.
Retomemos el camino por una asamblea constituyente libre y soberana, para que sean las amplias mayorías las que discutan las perspectivas de la lucha por una sociedad diferente, que rompa con los pilares de la dictadura y para acabar con este sistema capitalista.