El grupo Luksic donó un millón de mascarillas provenientes de Shangai, las cuales serán repartidas en los hospitales del país. Es una costumbre de este grupo económico buscar posar como los empresarios de buen corazón, pero quienes trabajan bajo el mando de estos súper ricos saben que estos gestos pretenden tapar con un dedo el sol, tapar lo que realmente viven las y los trabajadores de Luksic.
Domingo 19 de abril de 2020
Un millón de mascarillas N95 llegaron al país a través del vuelo de Latam Cargo, las que se entregarían a hospitales y centros asistenciales en el país. Esta donación que trajo consigo una operación con decenas de equipos, coordinado y planificado con 15 tripulantes, fue realizada por el grupo Luksic, el principal clan millonario que ocupa el primer lugar entre las familias más súper ricas de Chile con un patrimonio de más de 15 mil millones dólares.
Las donaciones o actos de buena voluntad, ya son una costumbre de este clan dueño de grandes empresas a nivel nacional, desde las minas, ferrocarriles, puertos, medios de comunicación, compañías de combustibles, entre otras. Y es que la línea del grupo Luksic durante los últimos años ha sido buscar posar como los empresarios de buen corazón, como lo expresa cada vez que puede Andrónico Luksic con su falsa filantropía con aportes voluntarios en diversas actividades.
Pero ¿Qué se esconde detrás de todos estos actos de “buena voluntad” del clan encabezado por una de las mujeres más ricas del mundo como Iris Fontbona? Las y los trabajadores que pertenecen al grupo Luksic o trabajan en alguna contratista que le hace trabajos a este grupo económico, no saben de la buena voluntad que muestran los Luksic hacia fuera, dentro de los lugares de trabajo.
Mientras aportan con un millón de mascarillas-lo que equivale aproximadamente al 0,005% de patrimonio Luksic(1)- son miles las y los trabajadores que siguen arriesgando sus vidas y salud como las de las familias en lasminas de Antofagasta Minerals, en el Ferrocarril de Antofagasta a Bolivia (FCAB) o en los puertos de este grupo económico como en el Antofagasta Terminal Internacional-ATI donde hace más de dos semanas se confirmó un caso de contagio por COVID-19. Esto acompañado de medidas insuficientes en los lugares de trabajo, que se reducen a repartir mascarillas “re utilizables”, de vez en cuando toallas de cloro, aerosol desinfectante y tomar la temperatura a los inicios de turno. Todo para seguir manteniendo la operación de estos lugares de trabajo que no son esenciales ni están al servicio de poder enfrentar la crisis sanitaria actual, por lo que los actos de buen corazón de los magnates Luksic tratan de esconder cómo ponen en riesgo la vida de miles de trabajadores, como ya hemos denunciado en La Izquierda Diario anteriormente.
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Así lo intenta también la hermana de los Luksic, María Paola Luksic cuando declara que “ahora comenzaremos a toda velocidad con la distribución a hospitales del país para poder proteger a los trabajadores de la salud, que día a día se sacrifican por cuidarnos” o mejor dicho proteger a los trabajadores de la salud que tendrán que atender a las y los miles de trabajadores que están mandando a enfermarse en sus diferentes empresas.
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Impuesto extraordinario a las grandes fortunas: ¡Que la crisis no la paguen los trabajadores!
Más allá de los buenos actos de los grandes empresarios, que intentan disfrazar al lobo de oveja, lo que necesitamos es exigir impuestos extraordinarios a las familias más ricas del país, dentro de las cuales está la familia Luksic con un patrimonio ocho veces más grande que el del propio Donald Trump. Las 10 familias más ricas de Chile, han hecho sus grandes fortunas a partir del sacrificio y robo del trabajo de miles durante los últimos 30 años, fortunas con las cuales se podría financiar parte de un real plan de emergencia para enfrentar la crisis sanitaria del COVID-19 para resguardar la salud del pueblo trabajador y pobre que es lo primero-construyendo decenas de hospital por ejemplo sólo con el 20% de impuestos a las riquezas de los 10 clanes multimillonarios del país-que es mucho más importante que las ganancias que quieren seguir obteniendo estos magnates a costa de la salud de toda la clase obrera y sus familias.
Esta medida, como parte de unplan de emergencia que permita que esta crisis no la pague el pueblo trabajador y pobre, sino que la paguen los capitalistas. Tenemos que luchar contra los despidos y suspensiones, y contra todos los ataques de los grupos económicos que pretenden que la crisis caiga en los hombros de los trabajadores. En ese sentido, la CUT debe romper con la tregua que tiene con el Gobierno y pelear por un plan de emergencia al servicio del pueblo.
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(1) Cálculo sacado a partir del valor de mascarilla N95 más barata del mercado-$645