La llamada "ruta de los Balcanes" quedó cerrada este jueves para los refugiados de Oriente Medio. La política es promovida por la UE. Decenas de miles de refugiados se encuentran varados en Grecia.
Viernes 11 de marzo de 2016
Refugiados intentan calentarse alrededor del fuego en un campamento cerca de Idomeni, en la frontera entre Grecia y Macedonia. Foto: EFE/Valdrin Xhemaj
La decisión de Eslovenia de cerrar sus fronteras ha causado una reacción en cadena que ha resultado en el cierre de la ruta a través de Croacia, Serbia y Macedonia, países que aunque no están en la zona Schengen, de libre circulación comunitarias, han aplicado las mismas restricciones.
Con el cierre de las fronteras de Eslovenia, Croacia, Serbia y Macedonia, decenas de miles de personas se quedaron varadas en Grecia, por donde la mayoría de los inmigrantes entran en su tránsito hacia la Unión Europea.
Según datos del ministerio del Interior esloveno, desde el pasado domingo no ha llegado ningún refugiado, mientras que en días anteriores entraban varios cientos al día. Esas cifras contrastan con los miles de refugiados, en algunas jornadas incluso 10.000, que se registraban a diario en los últimos meses del pasado año.
Eslovenia no permitirá entrar a quien no tenga pasaporte o visado pero abrirá sus puertas a quien quiera solicitar asilo en el país.
Croacia, que no forma parte de Schengen pero sí de la UE, ha seguido el ejemplo de Eslovenia y prohíbe el tránsito a quien no tenga la documentación apropiada. "La ruta balcánica está cerrada", resumió en rueda de prensa el primer ministro croata, Tihomir Oreskovic, al tiempo que explicó que "quien no pida asilo no puede pasar".
"En dos semanas hemos reducido el tránsito de refugiados de 3.200 al día, límite que hace dos semanas fijó Austria, a cero. Creo que se trata de un resultado muy positivo, que hemos logrado sin tensiones ni incidentes", agregó.
También Serbia ha introducido las restricciones, país al que no ha entrado ningún refugiado desde la vecina Macedonia en las últimas 48 horas, informó el jueves la televisión pública serbia RTS. En cuanto a Macedonia, también anunció oficialmente que cierra su frontera con Grecia tras dos días en la que estaba de facto sellada y ningún refugiado logró cruzarla.
Mientras tanto, la posibilidad de que las decenas de miles de refugiados que hay varados en Grecia u otros países balcánicos ha puesto en “alerta” a las autoridades de Bulgaria y Hungría por si se abre un itinerario alternativo hacia Europa central.
La ministra búlgara del Interior, Rumiana Bachvarova, aseguró que su país tomará "todas las medidas necesarias" para evitar que una nueva ruta de refugiados pueda atravesar su territorio.
El Ejército y la Policía búlgaras realizaron el pasado fin de semana unas maniobras conjuntas para preparar el bloqueo ante el flujo migratorio e incluso la posibilidad de cerrar la frontera con Grecia en el caso de que la ruta que siguen los refugiados hacia el norte de Europa se desvíe hacia su territorio.
Hungría, por su parte, declaró el "estado de crisis por inmigración" en todo el país y reforzará como militares y policías las fronteras en el sur del país, con Croacia y Serbia.
La política de la UE: cerrar el paso a los refugiados
El cierre de fronteras en la “ruta balcánica” no ha sido una medida unilateral de los países implicados, sino que ha sido acordado en la cumbre europea de esta semana sobre refugiados, dijo este jueves el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.
"El flujo irregular de inmigrantes a lo largo de la ruta de los Balcanes occidentales han llegado a su fin. No es una cuestión de acciones unilaterales sino una decisión común de la Unión Europea (UE)", aseguró Tusk en su cuenta de la red social Twitter.
"Doy las gracias a los países de los Balcanes Occidentales por aplicar parte de la estrategia global de la UE para hacer frente a la crisis migratoria", agregó el responsable comunitario.
En una rueda de prensa el pasado jueves, Donal Tusk se dirigió a los refugiados llamándolos “potenciales inmigrantes económicos ilegales”: “no vengáis a Europa”, dijo. “Grecia y otros países no serán nunca más países de tránsito". Esta ha sido la respuesta de una de las máximas autoridades de la EU al agravamiento de la crisis de los refugiados.
La política de la UE, como expresó Donald Tusk es cerrar la oleada migratoria imponiendo a Grecia que construya centros de acogida, de registro y de detención desde donde bloquear el ingreso de refugiados al resto de Europa.
Acuerdo perverso entre la UE y Turquía para deshacerse de los refugiados
Pero el que sin duda es el mayor ejemplo de la reaccionaria política de la UE hacia los refugiados es el principio de acuerdo que alcanzaron esta semana con Turquía, el cual incluye la “devolución” al país eurasiático desde territorio griego de los refugiados, una política duramente cuestionada por la ONU y numerosas ONG que lo consideran ilegal.
Desde el pasado otoño cientos de miles de refugiados llegados desde Turquía a las costas griegas seguían su viaje por Macedonia, Serbia, Croacia y Eslovenia hasta Austria, Alemania y otros países del norte de Europa. El cierre paulatino de las fronteras en los Balcanes ha dejado varados en Grecia a unos 36.000 refugiados, según datos oficiales griegos.
La situación en Idomeni (al norte de Grecia y en la frontera con Macedonia) es insostenible para miles de hombres, mujeres y niños. Con frio, bajo la lluvia, sin condiciones mínimas de salubridad, miles de enfermos; mientras que la frontera con Macedonia se ha transformado en una trampa a cielo abierto.
Ante esto la respuesta de Europa es siniestra. El pasado lunes, los 28 mandatarios de la UE se reunieron en Bruselas con el primer ministro de Turquía, Ahmet Davutoglu, para buscar una “solución” a la crisis de los refugiados. La posición de Turquía fue pedir otros 3.000 millones de euros, por encima de una cifra similar ya comprometida, para detener a los refugiados fronteras adentro. También reclamó que se acelere la liberalización de visados a ciudadanos turcos para la UE.
El presidente del Parlamento Europeo confirmó que la UE está dispuesta a negociar estas condiciones con Turquía: “Se ha solicitado 3.000 millones de dinero adicional para 2018. El Parlamento Europeo está dispuesto a hacer lo que pueda para acelerar el proceso", dijo Schulz.
Estos 6.000 millones de euros constituyen un monto muy superior a lo que Grecia se vio obligada a recortar en pensiones y otros gastos en su presupuesto 2016 para cumplir con las exigencias de la Troika (2.532 millones).
La cumbre de la UE con Turquía llega en un momento donde la represión del régimen de Erdoğan contra toda la oposición política y social ha alcanzado niveles extremos. Así, la UE trafica con el régimen asesino de Erdoğan mientras 36.000 inmigrantes se encuentran bloqueados en Grecia (13.000 de ellos en Idomeni) en condiciones infrahumanas y al borde de una crisis humanitaria agravada por el cierre de la ruta de los Balcanes.
Solidaridad internacional
La negociación de la UE con Turquía no busca una salida de fondo a la crisis de los refugiados, sino evitar que sigan llegando a Europa, así ya no serán un ‘problema europeo’.
Numerosos activistas y organizaciones están planteando que es urgente y necesario un movimiento masivo por la libertad de circulación de las personas, derechos plenos para los refugiados, abolición de todos los centros de detención para extranjeros y fin de las deportaciones, anulación de todas las restricciones para los migrantes y las leyes migratorias discriminatorias, protección social inmediata para los refugiados, mujeres y niños y creación de trabajos genuinos.
Un reclamo que está ligado a la lucha contra todas las injerencias y guerras imperialistas que son fuente permanente de conflictos y desplazamientos masivos de poblaciones, huyendo de la miseria y las guerras.