Es la primera manifestación que se convoca en favor de la autodeterminación y la amnistía de la Diada. La CUP y la izquierda sindical se mantienen, hasta la fecha, en una actitud de pasividad frente a la ofensiva de la derecha y las negociaciones por arriba por la investidura.
Miércoles 20 de septiembre de 2023
Los Comités de Defensa de la República, junto a diversas entidades por la amnistía, como las plataformas antirepresivas de Ponent, Barcelona y la sectorial de personas represaliadas de la Asamblea Nacional Catalana, han convocado una jornada de movilización para el domingo 1 de octubre, aniversario del referéndum de autodeterminación celebrado en 2017.
En una rueda de prensa, los organizadores han presentado un acto como un gesto de apoyo y reconocimiento a todas las personas perseguidas durante estos 6 años por su militancia en el proceso independentista catalán. Son más de 4000 las y los procesados por distintos delitos de opinión, manifestación o participación política.
La jornada comenzará con varias marchas hacia Barcelona a pie desde las 7 de la madrugada. Badalona, Montcada i Reixac y Sant Feliu de Llobregat, serán el punto de inicio de tres columnas que llegarán a lo largo de la mañana a las inmediaciones de la antigua cárcel Modelo de la capital catalana. Desde Sitges saldrá otra columna de motos y desde Sant Cugat del Vallés una marcha lenta de coches.
Al medio día está previsto que se realice un acto político bajo el título “Operación Judas: juicio al pueblo catalán, en el que participarán, entre otros, algunas de las personas detenidas y encausadas en aquel montaje judicial y de la Guardia Civil contra activistas de los CDR acusados de terrorismo, que fueron detenidas el 23 de septiembre de 2019 como un intento de abortar las previsibles movilizaciones contra la sentencia.
A las 18 horas dará comienzo una manifestación que cruzará Barcelona casi de punta a punta, para terminar en el cuartel de la Guardia Civil situado en travesera de Gracia.
La movilización se dará en el contexto de las negociaciones por arriba que se llevan adelante entre Puigdemont y ERC, por un lado, y el PSOE y Sumar por el otro, para la investidura de Pedro Sánchez. En ellas la cuestión de la autodeterminación ha quedado desde un comienzo fuera de la mesa, y lo más que se vislumbra es una posible amnistía parcial para una parte de los independentistas represaliados.
Precisamente, casos como la Operación Judas, quedan por fuera. Fue el propio gobierno del PSOE y su ministro del Interior, el juez condenado por permitir torturas, Grande Marlaska, el que planificó el montaje. Lo mismo sucede con otros cientos de represaliados independentistas, así como otros sindicalistas, activistas de diversos movimientos o perseguidos por delitos de opinión.
Los organizadores plantean que el fin de la represión no puede ser una moneda de cambio para encajonar el derecho de autodeterminación, tal y como exigía Yolanda Díaz este domingo en una entrevista y aceptan de hecho los partidos procesistas. Contrariamente, señalan en su manifiesto que “Tenemos que convertir la represión en una herramienta política para conseguir la independencia”.
Denuncian también la represión ejercida por el govern de la Generalitat, también contra los independentistas. Por último, han lamentado que una gran parte de las entidades independentistas estén en una posición de parálisis en cuanto al apoyo público a los represaliados.
Lo cierto es que esta actitud de pasividad no es solo patrimonio de los partidos procesistas. La misma izquierda independentista está actuando exactamente igual. La CUP y sus organizaciones juveniles, como Arran o el SEPC, no han llamado a ninguna movilización por la amnistía total o la autodeterminación. Lo mismo sucede con la izquierda sindical catalana. Organizaciones como la CGT o al IAC, que jugaron un papel clave en la organización de la huelga del 3-O contra la represión del referéndum, ahora permanecen paralizadas.
Todo además mientras la derecha y el búnker del 78 llama a tomar las calles. Este sábado lo harán en Madrid, con la movilización convocada por el PP, y el próximo 8 de octubre la ultra Sociedad Civil Catalana, llama a otra en Barcelona.
En el resto del Estado, la izquierda por fuera del gobierno, la izquierda sindical y los movimientos sociales están en una parálisis semejante. Esta semana en Madrid marcharán decenas de miles de cayetanos y cayetanas en un revival de la España de los balcones de 2017. Esta nueva ola anticatalana y españolista, solo se podría enfrentar si las organizaciones de la izquierda y la clase obrera madrileña llamaran a tomar las calles en favor de la amnistía total y en apoyo a la lucha democrática del pueblo catalán.
La movilización de los CDR y las diferentes plataformas represivas debería ser apoyada por toda la izquierda sindical y política, y exigir a los grandes sindicatos que se movilicen también en defensa de la autodeterminación y amnistía total de todas las personas represaliadas y perseguidas en todo el Estado. Hay que romper con la pasividad que solo sirve para dejar manos libres a los engaños del “progresismo” de Su Majestad y las “jugadas maestras”, y que dejan vía libre al ascenso de la derecha.