Este 20 de Mayo se cumplieron 30 años de la publicación del disco "Corazones", el último trabajo de la banda, hasta su regreso en el 2001. Sin ser comprendido, e incluso siendo criticado por su lejanía del estilo más filoso y estruendoso del grupo, hoy el "Corazones" se ha vuelto un disco profundamente visionario frente al uso de sintetizadores y nuevas tecnologías en la música, junto con una profunda crítica a los valores conservadores de la sociedad chilena que aún perduran, atravesados por un delirante amor.
FOTO: parlante.cl
Este artículo es una excusa para hablar de política. De política y sentimientos. Los sentimientos de una generación de jóvenes que vieron como al terminarse los años 80, aquellas ilusiones que buscó anidar la Concertación de Partidos Democráticos como un nuevo periodo de transformaciones y derechos tras la dictadura, no fue más que una enorme burbuja que terminó de reventar durante un intenso 18 de Octubre. Casi 30 años después.
El desvío de la transición pactada y los derechos sociales
“Es hermosa y múltiple la tarea que tenemos por delante. Restablecer un clima de respeto y de confianza, en la convivencia entre los chilenos, cualesquiera que sean sus creencias, ideas, actividades o condición social, sean civiles o militares ¡Sí señores! ¡Sí compatriotas !Civiles o militares ¡Chile es uno solo! Las culpas de personas no pueden comprometer a todos ¡Debemos ser capaces de reconstruir la unidad de la familia chilena!” (1)
Con este discurso del 12 de Marzo de 1990, el ex presidente Patricio Aylwin, dirigente histórico de la Democracia Cristiana, y defensor del Golpe de Estado, se refería a las tareas esenciales, para el nuevo periodo “democrático” que comenzaba a gestarse en Chile. Un mensaje que se marcará a fuego, frente al curso del neoliberalismo administrado durante décadas por la izquierda burguesa de la Concertación, y frente a la impunidad sostenida hasta el día de hoy, frente a la violación de los derechos humanos durante la dictadura.
El informe Rettig, los pactos de silencio, o incluso instituciones que se dedicaron a perseguir a organizaciones de izquierda tras el triunfo del “NO” como la “Oficina” (2), serán expresión de aquella herencia de la dictadura, sumado también, al atraso en una serie de derechos democráticos. Cabe mencionar que para efectos de lo que busca retratar el artículo, es importante señalar que sólo hasta hace algunos años, se ha podido instalar de manera mucho más fuerte, profundos debates que permanentemente fueron rezagados por los gobiernos de turno, en materia de derechos de las mujeres y la diversidad sexual.
Es importante mencionar que sólo en 1999 se pudo despenalizar la sodomía amparada en el artículo 365 del Código Penal, el divorcio logró entrar en vigencia el año 2004 luego de una nueva Ley de Matrimonio en Chile, y la ley de Unión Civil, fue promulgada recién el año 2017. Sin embargo derechos como un aborto legal, libre seguro y gratuito o la adopción homoparental (3), se siguen manteniendo aún más atrás.
La ideología conservadora y pinochetista proveniente de la derecha, y la tibieza de la centroizquierda burguesa de la ex Nueva Mayoría, son precisamente expresión de esta historia de restricciones y ataques en contra de nuestros derechos democráticos. Algunos ejemplos de estos mecanismos jurídicos, pueden visualizarse en instituciones reaccionarias como el Tribunal Constitucional, el que históricamente ha cumplido el rol de arbitrar, a favor de los sectores más conservadores, tanto en materia laboral, social y política.
¿En qué estaba la juventud?
Por su parte, en el caso de la juventud, se hacía evidente la desoladora incertidumbre que rondaba en miles de cabezas, donde aquellas grandes protestas y rebeldía experimentada a mediados de los años ochenta, comenzaba a instalarse en diversos espacios. Esto, como una respuesta a la precariedad de la vida y el abandono hacia los sectores populares en materia de políticas públicas, que por cierto, poco a poco fue disolviéndose en aquella telaraña tramposa de la izquierda burguesa de aquellos años, llevándose así a cabo la denominada “transición pactada”. Un desvío de todas aquellas esperanzas presentes en amplios sectores de masas, ansiosos de un futuro mucho más próspero y digno para sus vidas, pero claro está, bajo tutela de militares y el parlamento.
La línea de apertura “democrática” por parte del gobierno de Aylwin, en materia de educación, salud y vivienda, significó un mejoramiento inmediato en lo que refiere a cifras, sin embargo el mantenimiento de militares en el gobierno, a la par de un modelo que prescindía de la participación de la juventud en sus decisiones, generó un inmenso vacío en una gran masa de jóvenes totalmente escépticos a los limitados cambios en la sociedad (4).
La denominada generación del “No estoy ni ahí”, comenzaba a gestarse en medio de los resabios de la dictadura, o más bien, del legado de Pinochet que prevalecía en la médula de la identidad nacional. Un periodo de politización vertido en la música, siendo -probablemente- la Nueva Canción Chilena, y el Rock Latino, los dos grandes referentes de la música en nuestro país. Un momento en que comenzaron a introducirse nuevos estilos y corrientes desde el extranjero, permeados por el nihilismo y la desilusión frente al sistema, o también, por la necesidad de divertirse sin inhibiciones, ni límites. Es en este escenario en que se publica el disco, comenzando una gira por distintos países, intentando transmitir su reciente trabajo.
Los prisioneros, Corazones, y la situación de la banda
Es en este contexto político que nace el disco “Corazones” de Los Prisioneros, que siendo publicado el 20 de Mayo de 1990 bajo EMI Music, fue incomprendido durante aquellos años, y tratado por distintos medios como una obra bastante despolitizada, en comparación a los discos previos de la banda. Sin embargo ya pasada tres décadas, ha quedado demostrado que de poco político no tiene nada, y por el contrario perdura con una jovialidad envidiable, sobre una generación de jóvenes, mujeres y sectores de la diversidad sexual, que reconocen en este trabajo una fuerte crítica a la sociedad conservadora, donde valores como el patriotismo, el clasismo, el machismo, o el arribismo esnob serán puestos en cuestión durante los 45 minutos que dura el disco. No es casual que estas críticas hacia la banda saltaran en aquel momento, primero por la salida de Claudio Narea de la banda, y segundo porque probablemente sea uno de los discos más personales de Jorge González, quien como ha contado en distintas entrevistas y publicaciones, su gestación aparece como una forma de demarcación hacia la idolatría precedente por parte del público, y de culto hacia la banda. Y sumado a una reconfiguración a nivel de estilos y la propuesta del conjunto, incorporando estilos musicales con mucha presencia a nivel global, como el House, el Hip Hop y la electrónica, lo que fue también un punto de quiebre con la música de guitarras afiladas tipo Clash, comenzando a explorar géneros nuevos.
El disco y la crítica
El disco compuesto por nueve temas, atraviesa una serie de temáticas cuyo centro principal es el amor. El amor puesto a prueba y expuesto en distintos momentos de la vida de González, frente a evocaciones permanentemente latentes. Entre la nostalgia, las relaciones afectivas y la irrupción de una sociedad decadente frente a la impunidad de los valores conservadores de la dictadura, el disco se inscribe como un trabajo decididamente vanguardista, que no teme –y más bien busca- alejarse de aquella imagen de grupo juvenil “ondero” del que mucha veces refieren los integrantes de la banda. La utilización de nuevos estilos provenientes de la música más “comercial” como la electrónica y el house, sumado a una producción y cualidad técnica fenomenales, hacen del “Corazones” una llama, que con el transcurso de los años e incluso las décadas, mostrará la conflictividad de nuestros sentimientos en una sociedad como en la que vivimos, es la búsqueda de una política de la liberación.
Es claro que aquel momento, no era de los mejores por parte de la banda. Con un Claudio Narea que se termina marchando, frente a la relación presente entre su en ese entonces pareja con Jorge González, lo que terminó dinamitando su salida del grupo. Sin embargo, no es menos efectivo que la creatividad de González junto a Miguel Tapia y Cecilia Aguayo, hicieron del álbum algo totalmente novedoso e impredecible para su fanaticada y la crítica.
González en una especie de autoentrevista (5), refiere a que la recepción del disco no fue buena en la gente en general, donde tuvo que hacer recorridos permanentes para que pudiera conocerse el trabajo. Esto sumado a que la ruptura de Narea con la banda significó un escepticismo para sus seguidores, que todavía vivían del espíritu rebelde y antiautoritario del “Pateando piedras” y en menor medida del “De la cultura de la basura”.
Sin embargo, luego de haber pasado bastante agua bajo el puente, la potencia de la música y letras del disco, fue dándoles la razón sobre la calidad y apuesta del disco, en un país que recientemente había abandonado la dictadura militar, para pasar a la dictadura del capital.
La nostalgia por una infancia marcada por un carácter de clases en “Tren al Sur”, el machismo y la estructura conservadora de la familia chilena en “Corazones Rojos”, o la conflictividad y contradicción de las relaciones sentimentales de “Estrechez de Corazón” por nombrar algunos temas, nacieron de plena transición de la “democracia pactada” con militares, donde la reconfiguración tanto del mundo al alero de la caída del Muro de Berlín y la próxima desintegración de la Unión Soviética, hizo de la industria musical, una plataforma que necesariamente tuvo que reinventarse frente a los nuevos sonidos y temáticas que se abordaban en aquellos años.
El legado de “Corazones”
El disco “Corazones” de Los Prisioneros se inscribe en aquel listado de trabajos, cuya potencialidad sólo consigue verse perceptible con el transcurrir de los años.
Una sociedad tan profundamente conservadora como la chilena, y cuyas herencias de la dictadura permanecen aún arraigadas con fuerza en partidos como la Unión Demócrata Independiente (UDI) y Renovación Nacional (RN), se han mantenido como una fuerte resistencia a la apertura de derechos democráticos, donde en el caso de los derechos de las mujeres y la diversidad sexual, se expresa de manera notoria, frente a las décadas administrada por los gobiernos de la Concertación, quienes con una línea permanente de conciliación de clases entre los partidos del régimen, hasta el día de hoy se muestra estéril, y más bien partidarios y promotores de la privatización de los derechos sociales.
La juventud por su parte, no se ha mostrado indolente a años de marginación en el establecimiento y generación de políticas que cuestionan al sistema capitalista y su sistema de segregación y desigualdad.
La revolución pingüina de les secundaries durante el año 2006 contra la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE), o el movimiento estudiantil del 2011 contra la educación de mercado y la educación gratuita son expresión, de inevitable respuesta de la juventud frente años de mentiras y desilusiones por la alegría que nunca llegó. Y para qué hablar de aquella barava juventud que salto los torniquetes del metro, como ejemplo de rebeldía para las decenas de miles que salieron a las calles luego del estallido del 18 de OCtubre.
Pero también el movimiento de mujeres por un aborto legal, libre, seguro y gratuito y en contra de los femicidios que roba las vidas de decenas de mujeres cada día en todo el mundo. O la comunidad LGTBI que también ha salido manifestarse por sus derechos, frente a la discriminación y los crímenes de odio homolesbotránsfóbicos, a los cuales son expuestos cada día.
No es por nada, que distintos artistas de la escena local como Javiera Mena o Alex Anwandter reivindique en el espíritu de “Corazones”, quienes durante el estallido social han sido claros en su rechazo al gobierno de Sebastián Piñera. Y claro está todo ese sector de jóvenes que han ido más allá de los clásicos “Estrechez de Corazón” y “Tren al Sur”, descubriendo el disco en su totalidad, y viviendo intensamente cada canción, cada momento que se lo permite. “Amiga Mía”, “Por Amartre” o “Con Suavidad” son letras de un amor desgarrador, pero también odio profundo a esta sociedad miserable que nos parte la vida, siendo presos de emociones que por muy sinceras que sean, reproducen patrones de violencia y dependencia que deben ser superados.
La juventud quiere fuego, pero también quiere baile y el disco “Corazones” a 30 años de su publicación, cobra una vigencia absoluta en medio de una crisis económica, social y política sin precedentes, donde los sentimientos más rupturistas o incluso revolucionarios, se vuelven imposible sin echar abajo este sistema que explota a trabajadores y oprime a las mujeres y la diversidad. Y es porque “la crisis sexual de la juventud, es la crisis social del orden burgués”. El disco “Corazones” es la vitrina de la contradicción nacional y de la dictadura que aún perdura, es nuestra tarea echarla abajo su herencia. Ningún baile puede llegar a ser tan libre, si no nace de la revolución.
(1) El discurso de Patricio Aylwin en el Estado Nacional, fue transmitido en cadena el día 12 de Marzo de 1990. Se recuerda por el sello de conciliación de clases, y de impunidad en materia de Derechos Humano, explicitada en la frase citada. Tal contenido será el emblema concertacionista, durante décadas de administración del neoliberalismo, significando en lo concreto la privatización de derechos sociales como educación, salud o pensiones, en medio de una profunda desigualdad social.
(2) Los elementos antes señalados refieren a una línea política de impunidad y desarticulación de la izquierda durante el periodo de transición, con el objetivo de mantener las relaciones con los militares que durante años siguieron formando parte de los gobiernos de la Concertación.
(3) Los pilares de la ideología se mantuvieron incólumes durante años, amparados por la Constitución del ochenta, y la política conciliadora de los gobiernos. Leyes relacionadas a la unión civil, a la homosexualidad, o los derechos de las mujeres, sólo comenzaron discutidas en el régimen pasada casi una década después de la salida del dictado y genocida Augusto Pinochet.
(4) Referencias extraídas de Estado, mercado y sociedad en el Chile de los noventa:¿La herencia de un "modelo de modernización" autoritario?, de Máximo Quitral Rojas.
(5) Registro de Jorge González del 22 de Diciembre del 2014, en el que se refiere y comenta sobre la elaboración y producción del disco “Corazones” de Los Prisioneros
(6) Se extrae del titular de nota de La Izquierda Diario “La crisis sexual de la juventud, es la crisis social del orden burgués”: http://www.izquierdadiario.es/La-crisis-sexual-de-la-juventud-es-una-parte-de-la-crisis-del-orden-social-burgues
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