Los Jacobinos negros: un clásico del pensamiento social de las Antillas. En la historiografía especializada sobre la revolución haitiana de 1804, revolución indómita de los antiguos esclavos negros, que construyeron la primera república negra de la historia, el libro de James es un punto de partida. Todo aquel que tenga como objetivo la comprensión de Haití y del Caribe debe leer Los Jacobinos negros. En este texto analizaremos los años de James como militante trotskista y la importancia de dicho momento para la escritura de su obra maestra.
Si bien, no hay una relación mecanica entre la militancia con el proceso creativo de una obra (artística o histórica) es un hecho contundente, que la escritura de un proyecto está vinculado con la visión del mundo del que escribe y el momento que enfrenta con la forma de afrontar la época, las ideas dominantes y los lugares comunes. Podemos ver así, que James logró su obra maestra en medio de la época de “crisis, guerras y revoluciones” (en la visión de Lenin) y el catastrófico siglo XX, que inspiró a Walter Benjamin a llamarlo el momento simbólico del “ángel de la historia”.
En Imperialismo y cultura, el autor orientalista Edward Said reconoce a James como un investigador de primer orden representante de un “marxismo contestatario” y “dialectico anti-estalinista”. Said, pionero en el armazón teórico poscolonial y orientalista, planteó que Los Jacobinos negros:
Presenta el alzamiento de los esclavos en Santo Domingo como proceso que se desarrolla dentro del mismo esquema histórico que la Revolución Francesa; y Napoleón y Toussaint son las dos grandes figuras que dominan esos años turbulentos. Los sucesos en Francia y en Haití se entrelazan y hacen referencia unos a otros como voces en una fuga musical. [1]
James llama la atención de Said por presentar la historia de la revolución francesa de 1789, la revolución burguesa e icónica de Occidente, con su correlato fundamental: la presencia de Toussaint Louverture en la historia moderna, no sometida u opacada a los principales exponentes del pensamiento liberal del siglo XVIII, sino incluso más allá de ellos y superándolos. La singularidad de un libro como el de James reside en la turbulenta época en la que fue concebido y a la intencionalidad del autor.
El más importante poeta de las Antillas del Caribe francófono, Aimé Césaire, mostró también su respeto a James en su colosal Toussaint Louverture. Pierre Charles, autor de la mejor radiografía de la dictadura duvalierista en su sintético Pensamiento sociopolítico en el Caribe, planteó que:
[...] la tradición del socialismo en el Caribe Anglófono se remonta al periodo de 1938-1952. Es cuando empieza a darse la erupción del marxismo en Jamaica, mientras que en Trinidad la influencia del trotskismo se manifiesta en este periodo promovida por el destacado intelectual CLR James. [2]
Los temas de la diáspora, la relación existente entre los afrodescendientes y la revolución en América y las tareas de los revolucionarios frente al ascenso del estalinismo y el fascismo son temas iníciales en la obra de James en la turbulenta década de los treinta. De allí que partimos de plantear, que la situación en la cual James escribió el texto es indisoluble del proyecto escritural. James en los años de investigación formó parte de un pequeño grupo de avanzada que, sometido por las presiones de la época, no tuvo otra alternativa que vivir "años de perro", parafraseando a un importante líder comunista norteamericano con quién James militó muchos años de su vida, James Cannon. Años de hostilidad y aislamiento para aquellos que reivindicaban la necesidad de la revolución proletaria vinculando los temas relacionados a la población afrodescendiente en las Antillas o en Estados Unidos, en la que James verá la vanguardia del proletariado internacional.
En el prólogo a Los Jacobinos negros, en 1938 James planteó las condiciones de escritura del texto, relativos a la época de crisis, guerras y revoluciones:
Esa serenidad de un suburbio al lado del mar donde más clara e insistentemente podía oírse el eco de la artillería de Franco, el tableteo de los pelotones de fusilamiento de Stalin, el estridente e indómito tumulto del movimiento revolucionario en busca de concreción e influencia. Así es nuestra época y es un libro de nuestra época, imbuido de su fiebre y crispación. Y no es algo de lo que se lamente su autor. El libro es la historia de una revolución y escrito bajo otras circunstancias hubiese sido un libro diferente, pero no necesariamente un libro mejor. [3]
1934: Los días de perro, los trotskistas y la guerra en África
Cuando Said reconoce en James a un dialéctico antiestalinista, nosotros recordamos a un grupo de abnegados y subversivos comunistas. Un grupo de revolucionarios convencidos en torno a que la época y la marea histórica no estaban a su favor y en la necesidad de nadar a contracorriente. James, nacido en Trinidad y Tobago (colonia inglesa) fanático del cricket, en 1932 partió a la metrópoli para redescubrir la historia de las Antillas. Vivió en un pequeño condado de Lancashire y, en 1933, partió a Londres comenzando a ser parte de potentes manifestaciones en contra del régimen colonial.
Participó de organizaciones anticolonialistas y organizó manifestaciones, no sólo contra el estatuto colonial de Trinidad y Tobago sino de las posesiones inglesas en Asia y África. En 1934 se afilió al Partido Laborista, público su primera y única novela, Minty Allei, y entró en contacto con la fracción trotskista del laborismo de la que surgió, posteriormente, el Partido Laborista Independiente. En 1934, James decidió incorporarse a una tendencia política pequeña que reivindicaba la figura de León Trotsky.
Para 1934, los trotskistas habían sufrido varias derrotas: la Oposición de Izquierdas al interior de URSS había sido diezmada, Trotsky había sido declarado 10 años atrás como enemigo del autodenominado primer gobierno socialista del planeta y los miembros de la OI estaban sometidos a la clandestinidad y a la mesura; de ello dependía la vida. La tragedia del siglo XX tenía inicio en 1934. Comenzaba una carrera loca hacía la guerra imperialista: Mussolini en el año 34 invadió Etiopía, causando grandes derrotas a la resistencia africana contra el colonialismo “democrático y fascista”. Los trotskistas italianos, en la clandestinidad, unos meses después de la intervención, apoyaron y alentaron la organizaran una Conferencia Internacional de los Negros y Árabes para configurar un Frente Único contra la ocupación militar.
El trotskista Alfonso Leonetti informó a Trotsky sobre el proyecto:
La idea de la Conferencia era: desarrollar una campaña entre los árabes y los negros contra la guerra fascista en África; utilizar el hecho que habían adherido al Comité Internacional Etíope todas las organizaciones y grupos de París de negros y árabes de todas las tendencias, y que, en otros tiempos luchaban unos contra otros; tomar relación con otras organizaciones negras y árabes de Africa y de diferentes centros de Europa y de América; aprovechar su reunión sobre el terreno “abisinio” para crear un frente común de los negros y los árabes que habría podido vivir incluso después de la solución del drama etíope, etc. [4]
Mientras la Internacional Comunista vaciaba la propuesta de la Conferencia, por el nivel de compromiso con los obreros afrodescendientes en Francia en vísperas del acuerdo de Frente Popular, justo entre la derrota de la Segunda Guerra Absinía y tras la incorporación de Libia, los trotskistas plantearon a Trotsky: “Nosotros, comunistas italianos, hemos defendido siempre el derecho de los pueblos de Libia a la libertad, su derecho de decidir libremente su propio destino, hasta la separación del Estado italiano” [5].
James, contemporáneo a la acción de los trotskistas italianos, defendió con mayor ahínco a los pueblos de color y decidió incorporarse a la Oposición de Izquierda Internacional, puesto que la dirección mayoritaria de la Internacional Comunista decidió no desarrollar la Conferencia Internacional de Negros y Árabes: se decidió por el trotskismo y permaneció en dicha corriente por más de 15 años, aunque después se separó de ella.
1936: James, trotskismo, montañismo
En 1936 la Guerra Civil Española enfrentó a republicanos y fascistas, pero también a los obreros de Barcelona con el gobierno Republicano. James pendiente de la revolución española y tras la necesidad de la fundación de una nueva internacional viajo a Francia con el objetivo de entrevistarse con Trotsky. En la entrevista publicada décadas después, Trotsky le planteó al trinitario CLR James:
Somos como un grupo que trata de trepar una montaña y que debe sufrir una y otra vez un desprendimiento de rocas, de nieve, etcétera. La corriente está contra nosotros, eso está claro. Nuestra situación actual es incomparablemente más difícil que la de cualquier organización en cualquier otra época, porque asistimos a la terrible traición de la Internacional Comunista, que surgió de la traición de la Segunda Internacional. (James, 1936).
Los trotskistas españoles participantes de la revolución y de la Guerra Civil, para ese año comenzaban a ser diezmados por la reacción republicana, por el fascismo y el estalinismo. James, en 1937, luego de la derrota militar del alzamiento de los obreros de Barcelona, participó de la triangulación editorial entre el trotskista cubano Juan Ramón Brea, Mary Low Stanley y George Orwell relativo al libro Cuaderno Rojo de Barcelona y publicó La revolución mundial. Aunque al interior de la URSS la represión comenzó antes, en el resto del mundo en esos años la III internacional comenzaba un ciclo de métodos gansteriles, que tuvieron como principal objetivo acallar a la disidencia revolucionaria a nivel internacional. Andreu Nin, principal dirigente del POUM, partido con peso en Barcelona había sido secuestrado y asesinado por la GPU estalinista.
Trotsky, simpatizando en el hecho de que James fuese trinitario y entusiasmado por el proyecto del antillano en estudiar y analizar desde un punto marxista el tema de los pueblos de color, mencionó el tema de la población afrodescendiente en Estados Unidos y la importancia para la sección norteamericana del movimiento por la IV Internacional:
Actualmente en Estados Unidos tenemos un nuevo tipo de trabajo y creo que, sin hacernos grandes ilusiones ni exagerar la cosa, podemos ser muy optimistas. Allí tenemos mucho tiempo a nuestro favor La situación no es tan inmediata, tan aguda. Eso es importante. Entonces estoy de acuerdo con el camarada James, que escribe diciendo que ahora podemos tener éxitos muy importantes en los países coloniales y semicoloniales. Contamos con un movimiento muy importante en Indochina. Estoy absolutamente de acuerdo con el camarada James en el sentido de que podemos llegar a tener un movimiento negro muy importante, porque esa gente no ha vivido tan directamente la historia de las dos últimas décadas. Como masa no conocían la Revolución Rusa ni la Tercera Internacional. Pueden comenzar la historia desde el principio. Es absolutamente necesario disponer de sangre nueva; eso explica que tengamos más éxito entre la juventud. Cuando pudimos acercamos a los jóvenes, obtuvimos buenos resultados. Son muy accesibles a un claro y honesto programa revolucionario. [6]
Trotsky, preocupado por sus compañeros británicos, preguntó a James acerca del estado en el que se encontraban sus compañeros, James le respondió:
La sección británica. Ustedes conocen la historia de la sección: la escisión en 1936 y la formación de dos grupos, uno consolidado en el Partido Laborista y otro fuera del mismo. Cuando llegó C, en el verano de 1938, ambos grupos constaban de alrededor de setenta compañeros. El grupo del Partido Laborista era más estable. La RSL [Liga Socialista Revolucionaria] era producto de una fusión de la vieja Liga Marxista, que pe escindió con Groves, con el Grupo Marxista, y estaba en contacto con alrededor de veinte admirables camaradas de Edimburgo. El pacto de unidad y paz estipulaba que cada grupo continuara su propia actividad y que después de seis meses se extrajese un balance. Las últimas noticias dicen que continúa la fricción y que el grupo del Partido Laborista es actualmente el que domina.(Trotsky, 1936).
Con la sección inglesa en crisis Tossaint Louverture rondaba los pensamientos de James. Lionel aprovechó su viaje a Francia para continuar su trabajo de investigación en torno a la figura del gran líder anticolonialista. En el 35 había iniciado el trabajo de investigación de archivo en Londres consultado el Public Record Office en donde encontró la correspondencia original del secretario oficial de los asuntos coloniales británicos en Jamaica y documentos relacionados al Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia motivados luego de la revolución de 1804.
En Francia del 36 releía las actas de la Asamblea Nacional, los Archivos del Ministerio de Guerra, los Archivos del Ministerio de Asuntos Coloniales. En la Biblioteca Nacional encontró la correspondencia de Sontonax, de Laveaux y Toussaint. Recopiló los Debates de las Asambleas Nacionales y se perdió entre los viejos tomos de la Biblioteca Nacional, que a decir de sus palabras “atesora una impresionante colección” [7].
Para la época las biografías sobre Tousaint eran equivocas: The Black cónsul publicada un año antes un año antes del viaje de James a Francia:
Confunde a los mulatos con los negros, lleva a Tousaint a París con la delegación mulata, le da a Dessalines una educación universitaria absolutamente gratuita en Francia, convierte a Vincent en negro, hace a Rigaud mulato, no merece nuestra atención más de que se trata de un libro recibido con gran entusiasmo en la prensa británica de la época. [8]
El olfato de James sobre la figura de Toussaint, con un arsenal invaluable de fuentes y de trabajo de archivo, le planteó la necesidad de concebir la vida del revolucionario haitiano en marco de investigación y en un criterio metodológico absolutamente distinto al de la época: “Toussaint no fue quién hizo la revolución. Fue la revolución quién hizo a Toussaint. E incluso con esto no se agota toda la verdad”.
El acierto de James consistió en demostrar la importancia del Santo Domingo francés en el desarrollo del capitalismo metropolitano planteando, por primera vez, que el destino de la enorme masa de esclavos trasplantados en América, por medio de la violencia del comercio británico, es parte fundamental del desarrollo de la modernidad burguesa. Todo paso de modernidad y de “progreso” tiene su correlato contrario: el del colonialismo, la dependencia y el racismo.
Incluyó la historia de la periferia de Occidente en el gran relato de la modernidad, dando visibilidad a Los Jacobinos negros quienes, desde la colonia y los bordes de la civilización, llevaron hasta sus últimas consecuencias el paradigma de la: Libertad, la igualdad y la fraternidad, derrotando la invasión napoleónica de reconquista y declarando la independencia de Haití en 1804. Esta tesis influyó al investigador Eric Williams, quién alentado por James, emprendió la escritura de Capitalismo y esclavitud en los años 40. Esta gran contribución a la historiografía del Caribe, a decir del investigador argentino Pablo Pozzi:
[...] trae a la memoria la Historia de la Revolución Rusa de Trotsky. James consideraba que la obra de Trotsky se contaba entre las mayores obras de historia de Tucídides en adelante, y la utilizó como guía de su propia obra. Si el trasfondo de HRR era el atraso de Rusia, la de James se sustentaba en la modernidad de Santo Domingo. [9]
Y, claramente, en la obra de James está la tesis central de Los Jacobinos y está profundamente vinculada a la idea de la revolución permanente, que Marx planteará por primera vez en 1851 y que luego, sobre bases históricas nuevas, planteará Trotsky en su Teoría de la Revolución Permanente. James planteó como una tesis central que:
Los negros estaban cumpliendo su papel en la destrucción del feudalismo europeo que había iniciado la Revolución Francesa, y las palabras libertad, igualdad y fraternidad, los lemas revolucionarios, significaba más para ellos que para cualquier francés. [10]
Bajo esta definición hay vínculos de afinidad metodológica entre James y los dos últimos, puesto que Marx interpretaba la dinámica ascendente de la revolución burguesa clásica, como la revolución inglesa o francesa. En estas revoluciones la lucha de la burguesía contra el feudalismo abría un proceso de radicalización política, que impulsaba a las fracciones más decididas y radicales hacía adelante, hacía el poder político. En la obra de James, la figura de Dessalines, es contrastada con L´Ouverture: para Dessalines los blancos de la metrópoli ya no podrían ser los aliados de negros y mulatos de Santo Domingo y tras la firma del acta de independencia el odio racial contra la población afrodescendiente desaparecía declarando a todo habitante por ley haitiano sin la distinción de la pigmentación de la piel y, a su vez, el triunfo jacobino en la metrópoli avanzó en denegar de las máximas de libertad, fraternidad e igualdad, así como los derecho universales del hombre, triunfando el símbolo del valor: la ganancia de la modernidad burguesa.
1939: Jacobinos Negros y el SWP
Los jacobinos negros encontró editor inglés en 1938, pero también fue editada por la sección norteamericana de la IV Internacional. James decidió militar en Estados Unidos en 1938. Cuando Trotsky en Francia le planteó que: “podemos organizar a importante movimiento obrero negro Estados Unidos” lo hacía con base al balance de las actividades de la sección norteamericana: el SWP grupo más importante en número y en experiencia en la lucha de clases. En 1934 el SWP participó de forma dirigente de la Huelga General de Mineapolis, la famosa huelga de los Teamsters (camioneros) enfrentando al gobierno de Roosevelt y el New Deal. James Cannon en las conferencias sobre la historia del movimiento en 1940, describió el trabajo de imprenta de libros y del material público del SWP:
Alrededor de la mitad de la rama de Nueva York solía trabajar en la imprenta en un momento u otro ―pintores, albañiles, trabajadores textiles, contadores― todos ellos sirvieron como armadores amateurs. Con un negocio muy ineficiente y sobrecargado establecimos ciertos resultados a través del trabajo no pago. Ése era el único secreto de la planta de impresión trotskista. Lo más que podíamos esperar hacer era cubrir la renta, el costo del papel, gastos de instalación y reparación del linotipo y las cuentas de gas y luz. Rara vez hubo algo dejado sujeto aI "pagadios", no sólo para los camaradas que trabajaban en la imprenta, sino también para los dirigentes de nuestro movimiento. Fueron hechos grandes sacrificios por los cuadros y los militantes todo el tiempo, pero nunca tan grandes como los sacrificios hechos por los dirigentes. Es por esto, que los dirigentes del movimiento han tenido siempre una fuerte autoridad moral. Los dirigentes de nuestro partido estaban siempre en posición de demandar sacrificios porque ellos sentaron el ejemplo y todos lo sabían. [11]
Esta nueva edición de Los Jacobinos Negros estaba vinculada a la creación del Departamento Nacional del Movimiento Negro del SWP, auspiciado y dirigido por CLR James. En diciembre de 1939, James participó de las resoluciones sobre el tema negro en la III Conferencia Nacional del Grupo, planteando:
a) la educación del partido, b) ganar políticamente a los negros más avanzados de la Cuarta Internacional; y, c) a través del trabajo del partido entre los negros y en los campos más amplios, que influyen en las masas negra, debemos luchar por que estos reconozcan en el SWP el único partido que está realmente trabajando para su completa emancipación de las pesadas cargas que han soportado tanto tiempo. La conquista de las masas de negros a nuestro movimiento sobre una base revolucionaria no es, sin embargo, tarea fácil. Los negros, que sufren de forma aguda las dificultades generales de todos los trabajadores bajo el capitalismo, y, además, de los problemas especiales de los suyos, son naturalmente reacios a dar el paso de aliarse con un partido pequeño y fuertemente perseguido. Pero el trabajo en el movimiento obrero negro es complicado por otras causas, más profundas. Por razones que son fáciles de entender, el negro americano es, profundamente, sospechosa de todos los blancos, y los recientes acontecimientos han profundizado esa sospecha (James, 1939).
Reflexiones al cierre
En las universidades de mundo cada vez es más común escuchar la palabra “decolonialidad” así como “descolonialidad”. Algunos de los autores que defienden estas ideas reivindican a CLR James como a otros autores como Aimé Cesaire, Franz Fannon, Ali Shariati. En el caso de CLR James es clara la aportación a la crítica de la historia occidental: el olvido de la revolución de 1804 es un olvido político eurocéntrico, que busca invisibilizar el levantamiento de los pueblos de la periferia del capitalismo.
Sin embargo, es evidente que Los Jacobinos Negros fue concebido como un texto que buscaba, ni más ni menos, llevar la historia al servicio de la revolución proletaria y no se disocia de la militancia trotskista del autor. Y es que, mientras para algunos autores de la escuela “decolonial” y “descolonial” la liberación es por medio de una acción teórica, para James ―opuesto por el vértice y contra el escepticismo de los tiempos presentes― la liberación y la emancipación serán por medio de la lucha de clases junto la lucha teórica. La militancia para James fue un brebaje de creatividad prometeica.
A modo de balance, James buscó en la vida de Toussaint un personaje inspirador y sorprendente en una época donde era necesario remarla a contracorriente: reivindicar que la lucha de clases se rebela contra todo fatalismo. Si bien, James abandonó el movimiento trotskista para navegar en las filas de la “nueva izquierda” de los años setenta, su obra teórica y su militancia no puede ser “renegada” o metida debajo de la alfombra. El desarrollo de sus posiciones, cada vez más orientadas hacia la “identidad”, no demerita que su obra maestra sea un ejemplo de coherencia de militancia y de trabajo teórico.
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