×
×
Red Internacional
lid bot

DANZA // TEATRO COLON. Los bailarines del Colón continúan denunciando la situación del Ballet Estable

Los bailarines del Ballet Estable del Teatro Colón publicaron en su cuenta de facebook un comunicado expresando la situación actual como cuerpo de baile frente al inicio de temporada.

Lunes 16 de enero de 2017 12:17

Recientemente pudo leerse una entrevista realizada por La Nación a Maximiliano Guerra, actual director del Ballet Estable. En la misma, los tópicos de las preguntas recorren gran parte de las demandas iniciadas por el cuerpo estable durante 2016 y que derivaron en medidas y acciones con gran difusión de los medios con comunicados, los carteles de “Basta” al final de las funciones de Giselle en el anfiteatro del Parque Centenario y el abrazo al Teatro Colón.

Se omite en dicha entrevista lo denunciado en torno a la utilización del teatro para eventos privados que, como han expresado los mismos bailarines, dificulta la propia actividad de los cuerpos estables, sin posibilidad de ensayos necesarios para la puesta en escena de las obras. Lejos de abrir la sala y hacerla “popular” sacándola de su lugar de elite, responde a negociados de amigos del gobierno, sosteniendo que el acceso al teatro siga siendo para algunos pocos, y que son parte de políticas culturales de los gobiernos.

Maximiliano Guerra responde con evasivas y quita de responsabilidad por parte de su posición en varios aspectos, así como manifiesta en relación a la disconformidad que han expresado los bailarines acerca de su rol como director, que “Si les gusta o no, es problema de ellos. Son bailarines, empleados, y tienen que hacer el trabajo que se les dice.”


A continuación reproducimos el comunicado.

“La temporada 2017 se abrirá para nosotros con los mismos conflictos con los que cerramos el 2016. Ninguno fue resuelto ni atendido, por lo que nos consideramos aún en lucha.

Estuvo "piola" (sic.Maximiliano Guerra La Nación 12/01/2017) lo de los carteles de BASTA, pero más "piola" hubiese sido no tener que llegar al extremo de levantarlos y tener el apoyo de nuestro director. Quién luego de sus dichos de apoyo hacia nosotros, bloqueó esta cuenta de las redes sociales.

Aún seguimos esperando su prometida carta que le enviaría a la Dirección Artística con su firma de disconformidad por la programación 2017. Promesa que realizó frente al cuerpo de baile antes del comienzo de un ensayo en este pasado diciembre.

Seguimos esperando también su promesa desde el 2015, en la que en una reunión de cuerpo de baile, él se considero "de manos atadas" ante esa temporada pero prometió, regocijándose, que se verían mejoras gracias a él en la programación de la temporada 2017.
Seguimos esperando que alguien se responsabilice por la caída de las funciones de El Lago de los Cisnes y la reprogramación de las mismas, nunca sucedida.

Las giras para las cuales hubo ensayos ¨por las dudas¨ por no saber hasta último momento si se harían o no, que luego fueron canceladas.

Se ve que algo aprendieron de la experiencia 2016, prueba y error.... Si se caen títulos que no están en programación nadie tiene que justificarlos.

Podemos sumar a esto, las ganas y buena predisposición que la compañía tiene para salir de gira, pero hay que ser realistas y entender que las condiciones en ningún teatro fuera de nuestra casa son las idóneas para llevar a cabo un espectáculo de la magnitud y excelencia que se requiere. La SUMA de funciones nunca es MALO, pero reemplazar no es la solución a una temporada escasa, cada función fuera de nuestra casa es acarrear problemas con lesiones que se agrava por no contar con un cuerpo médico, problemas de camarines y espacios aptos para prepararnos antes de subir a escena y durante las mismas.

Nos hiere escuchar de la boca de nuestro director que somos considerados empleados. Siendo que él mismo es quien nos exige profesionalismo de primer nivel.

Nos deja leer entre líneas, que si uno no pasa por el extranjero no puede portar el título de ARTISTA. Que si uno se queda en el Teatro Colón, a su parecer, queda estigmatizado en la categoría de Empleado Público, cumplidor de tareas. Encontramos entonces la explicación de por qué en cada título de la temporada 2017, la mayoría son bailarines Invitados los protagonistas. Nos demuestra que no quiere tomarse el tiempo ni el trabajo de hacer crecer nuevos artistas, de involucrarse en el intercambio de ida y vuelta necesario para la carrera de un bailarín.

Con orgullo portamos, como un estandarte, el título de ARTISTAS DE LA CASA. Puede ser que no tengamos el derecho de decidir ni opinar sobre el criterio artístico de la programación. Pero si tenemos derecho a decir, que se está trabajando en pésimas condiciones profesionales y que estamos año a año perdiendo repertorio. Perdimos trato con la fundación de Nureyev, sumamos problemas con la fundación MacMillan e innumerables traspiés con contratos, malos tratos con ensayadores, maestros y coreógrafos extranjeros.

Lo que haga o deje de hacer nuestro director fuera del Teatro Colón no es de nuestro interés. Pero lo que sí nos interesa, es que su labor dentro del mismo sea atendido con la excelencia que se merece. Ya que de eso depende nuestra labor también. Cuando el cuerpo de baile recrimina su ausencia, no es solo la física. Es la falta de control, la falta de soluciones a problemas del día a día, la falta coordinación en ensayos e ineficiencias en los repartos. No existe ninguna cláusula que obligue al Director a estar sentado en primera fila todas las funciones, o a reponer personalmente su coreografía. Pero si es él quien debe velar porque todo se lleve a cabo en tiempo y forma para subir a escena.

No nos sirve tener 4 asistentes ensayistas si no saben la coreografía que deben montar.
No nos son útil ensayos de la obra completa, si aún las partes que componen la obra no están montadas.

No se recibe corrección alguna ni antes, ni durante ni después de subir a escena. Cuando contamos con la suerte de tener alguna devolución, suele ser contradictoria entre quienes nos ensayan.

Nadie toma decisiones sobre cambios o modificaciones necesarias.
No hay previsión semanal de trabajo. Cargando la espalda de los coordinadores con la culpa.

No se respetan los horarios de comienzo de ensayo, perdiendo siempre por lo menos entre 15 y 20 minutos antes de comenzar.

No están previstos los cambios de reparto. Últimamente hemos sido informados con menos de 24hs y por whatsapp los cambios de repartos de una función, llegando al límite de la informalidad.

Las funciones del Parque Centenario salieron a pulmón, por el amor y respeto que cada uno de los integrantes le tiene a su trabajo y al público.

Al Señor Director se le vio la cara por primera vez en el Parque Centenario para la única filmación de publicidad que hubo.

Si todo llegase en tiempo y forma al escenario, nadie hablaría de su ausencia. No nos escuchan o no quieren saber sobre la ineficiencia que estamos padeciendo día a día. Y es ahí, en donde entonces quien está siendo imposibilitado de hacer su tarea como debería exige la presencia del director.

Dejan en nuestras manos la labor de otros, la labor de coreógrafos, directores, asistentes y estamos cansados de no poder concentrarnos en lo único que debemos hacer como bailarines del Ballet Estable del Teatro Colón, que es bailar. Y lo hacemos obligados por nuestra conciencia y pasión porque sino no, no subimos al escenario, porque sino no se llega y el deterioro sería aún mayor.

Son muchas las cosas que nos hacen falta para poder hacer nuestro trabajo profesionalmente, pero la desorganización y falta de profesionalismo que sufrimos antes de llegar a escena la padecemos día a día. Sumado a esto, y fue la gota que hizo rebalsar el vaso, es el conflicto que tenemos de ser desplazados, por programaciones privadas, dentro de nuestra propia grilla. Son muchos los reclamos, son muchos los problemas y seguramente los responsables sean distintos en cada uno de estos puntos. Nosotros más que decir BASTA no podemos.”

Bailarines del Ballet Estable del Teatro Colón.