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Red Internacional
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TERMINA LA HUELGA BANCARIA. Los bancarios mostraron fuerza y lograron conquistas, la CUT y aliados impidieron avanzar más

Los bancarios vuelven al trabajo con la recomposición del salario por la inflación garantizada (10%) y alguna recuperación del poder de compra de los adicionales no remunerativos (14%)

Miércoles 28 de octubre de 2015

Luego de 21 días de huelga que comenzó con una fuerza superior a la de los últimos años y que no dejó de fortalecerse día tras día, los bancaros volvieron al trabajo este martes.

Desde el punto de vista de la coyuntura económica general, en la que muchos sectores de trabajadores están siendo empujados hacia el ajuste salarial, recortes de derechos y beneficios, muchas veces enfrentados al terrorismo patronal con los despidos en masa, el acuerdo fue claramente positivo. La fuerza de la huelga, que tuvo la adhesión maciza del sector de conjunto, en un movimiento probablemente sin precedentes en la última década, impidió el intento inicial de la patronal por imponer el ajuste salarial directamente, con un eventual acuerdo por debajo de la inflación, usando para eso la base inicial de 5,5% de reajuste como forma de asustar a los trabajadores bancarios.

Desde otro punto de vista, sin embargo, queda claro que el movimiento podría haber ido por más. En una dinámica claramente ascendiente incluso en el umbral de la tercera semana de huelga, la lucha de los bancarios tenía todas las condiciones para continuar hasta dar un golpe frontal al plan de ajuste del gobierno de Dilma y de la patronal, que intentan descargar la crisis sobre las espaldas de los trabajadores. Conquistar un aumento de hecho por encima de la inflación sería una señal clara y un impulso para que ningún otro sector acepte acuerdos por debajo de la inflación o empeoramiento de sus condiciones de trabajo y de vida.

El papel traidor del Sindicato de los Bancarios de San Pablo, así como de otras dirigencias a nivel nacional vinculadas a la CUT, CTB y adyacencias, fue decisivo para que la huelga tuviese este desenlace.

De un lado, estas direcciones ligadas al gobierno y conciliadoras con la patronal, no tuvieron capacidad ni voluntad para llevar hasta el final un verdadero enfrentamiento contra los banqueros, para frenar de hecho el ajuste. Por otro lado, fueron empujadas a llevar adelante una huelga de 20 días debido a la intransigencia de un sector que bate record tras record de ganancia a pesar de todo discurso sobre la crisis económica.

En su discurso, la burocracia cutista tuvo que decir que la huelga había llegado al límite y que de aquí en adelante se corría el riesgo de retroceder de lo que ya fue conquistado. Pero eso es una clara falacia. Quien estuvo en el día a día de la huelga pudo vivenciar la experiencia de un movimiento que solo se fortaleció día tras día, con la adhesión de nuevos sectores llegando hasta los cargos comisionados, en particular en el Banco do Brasil.

En los bancos privados, es un hecho que el Sindicato desde el comienzo de la huelga tuvo que parar diversas concentraciones importantes, tanto para “mostrar servicio” hacia la base, como para señalar algún nivel de resistencia compatible con la ofensiva patronal expresada en la propuesta inicial de 5,5%. Sin embargo, un único dato muestra que tan lejos se estaba de alcanzar el límite del movimiento: en el marco de una huelga que fue la más fuerte de los últimos años, no hubo paro en la matriz de Bradesco en Osasco, Cidade de Deus, que fue paralizada el año pasado en un contexto de menor adhesión a la huelga en los bancos privados.

Este ejemplo, al lado de muchos otros, muestra que todavía había mucho terreno para que la huelga siguiese fortaleciéndose y ofrece un fundamento más para la firme conclusión de la Oposición Bancaria -y en particular del movimiento Nossa Classe y del MRT- de que es necesario construir una gran fuerza militante en la base del sector bancario, incluso en los bancos privados, para que en las próximas huelgas seamos capaces de tomar el rumbo de la lucha en nuestras manos.