Recientemente se viralizaron en redes sociales videos que dan cuenta de cómo el agua de los canales venecianos se tornó más clara. Incluso se registró la aparición de peces, patos y cisnes.
Ramiro Thomás @heliotropos_
Miércoles 18 de marzo de 2020 13:20
Muchos usuarios de redes sociales compartieron, sorprendidos, postales que muestran los canales de la emblemática ciudad como hace décadas no se los veía: agua clara, peces y hasta con presencia de cisnes. Esto se debe a la abrupta paralización de la actividad turística, que derivó en menos góndolas y menos cruceros navegando en las cercanías: "El agua ahora se ve más clara porque hay menos tráfico en los canales, lo que permite que el sedimento permanezca en el fondo", explicaron desde la oficina del Alcalde de la ciudad a CNN.
Venecia, como toda Italia, está bajo cuarentena obligatoria por la oleada de contagios del COVID-19, que ya dejó miles de infectados y muertos en el país del viejo continente: 31.506 casos confirmados, 2.503 muertes y 2.941 recuperados, hasta el día de hoy según el Coronavirus Resource Center de la Johns Hopkins University.
No son pocos los que compartieron publicaciones con sentencias apresuradas como “la peor pandemia somos los humanos” o “el ser humano es el problema”. Pero, ¿es la actividad humana, en abstracto, la que provoca contaminación? ¿O es la actividad de los humanos determinada por un sistema económico irracional específico? A primera vista las dos preguntas parecen redundantes, pero nada más lejos de la realidad. La afirmación de la primera da lugar a “salidas” utópicas y reaccionarias como el control coercitivo de la natalidad o la loca idea de la “extinción de la humanidad” como solución a los desastres ambientales; la segunda, plantea que la salida es más profunda e implica trastocar las bases mismas del sistema capitalista.
La cuestión de las responsabilidades sobre la contaminación del planeta nunca estuvo tan clara (como el agua de los canales): los humanos seguimos existiendo, no nos extinguimos, seguimos siendo alrededor de 7.750 millones de habitantes a nivel mundial. Sin embargo, los canales de Venecia amanecieron hermosamente más cristalinos y con fauna que hacía tiempo no se avistaba. Lo que llevaría a pensar que eso de que “somos el verdadero virus” generalizando y abstrayendo a la especie humana, no tiene mucha base en la realidad.
Lo que sí sufrió profundos tropiezos estos días es la economía capitalista, con caídas sin precedentes en todas las bolsas del mundo, razón por la cual los Estados de los principales países anunciaron salvatajes millonarios para sus empresas y, como no podía ser de otra manera, son los millones de trabajadores y pobres los que pagarán los platos rotos.
La economía capitalista en picada le dio un “respiro” al paisaje veneciano
Particularmente en Venecia lo que benefició el aclaramiento del agua y la aparición de peces y cisnes es la abrupta paralización de la actividad turística que derivó en menos góndolas y cruceros navegando en las cercanías y permitió que el sedimento, normalmente en suspensión, se depositara en el fondo.
El negocio de los cruceros no es menor, le representa a los empresarios ganancias superiores a los 400 millones de euros anuales (3 % del PBI). Venecia funciona como punto de partida o de llegada de estos “rascacielos marítimos” porque, además de ser un gran atractivo para los turistas, cuenta con el segundo puerto más grande de Italia. Existen varias organizaciones, como el comité No Grandi Navi (No a los grandes barcos), que protestan desde hace años para que estos cruceros no se acerquen a los canales venecianos porque argumentan que contaminan el medioambiente y destruyen la belleza del paisaje. Con esto tampoco planteamos que la salida sería la “depresión de la economía” que, como contraparte, impacta principalmente el pueblo trabajador y pobre. ¿Es posible una gestión racional, sustentable y planificada del turismo? Claro, siempre y cuando se termine con la anarquía del mercado que solamente tiene en cuenta la ganancia de los capitalistas.
Entonces, volvemos a las ya mencionadas preguntas: ¿es la actividad de los “humanos” en general, como ente ahistórico, la responsable de que los canales de Venecia estén normalmente turbios? ¿O es, en cambio, producto de un sistema que prioriza los negocios de un puñado de empresarios que, en busca de más ganancias, destruyen a su paso la belleza de los paisajes? Ustedes responderán.