El Referéndum de Iniciativa Ciudadana (RIC) es una reivindicación que emergió masivamente hace unos días entre los voceros de los chalecos amarillos. Sin embargo, presenta límites importantes que ameritan un debate sobre la "revolución democrática".
Domingo 16 de diciembre de 2018 00:00
El Referéndum de Iniciativa Ciudadana (RIC) es una reivindicación que emergió masivamente hace unos días entre los voceros de los chalecos amarillos y luego entre varias personas que lo apropiaron. El sistema es simple: toda persona que quiera proponer una ley, abrogar una, revocar un funcionario electo, lo propone mediante una petición que si obtiene cierta cantidad de firmas (entre 500 mil y 1 millón según las proposiciones) obliga a la Asamblea Nacional a organizar un referéndum. El resultado de la votación debería ser aplicada por la Asamblea Nacional.
Esta medida está inspirada en el trabajo de Etienne Chouard (profesor de economía francés que instala discusiones como la democracia participativa, la elección por sorteo y la renta básica universal, entre otras cuestiones) quien trabaja sobre la Constitución como así también en otros movimientos que militan desde hace años por la instauración del RIC. Hoy por hoy, esta reivindicación cristaliza toda la bronca de los chalecos amarillos dirigida contra las instituciones, contra la democracia participativa tal como la conocemos. Según sus promotores, se trata de una “solución milagrosa” a todos los problemas, de la dimisión de Macron, de la justicia fiscal, pasando por la suba de salarios hasta las problemáticas sociales como la cuestión de los servicios públicos. Sin embargo, el RIC presenta muchos límites importantes que pueden hacer dudar cuánto poder real obtendría la población con tal medida.
Una medida que no cuestiona verdaderamente al sistema
La pertinencia del RIC es a menudo apoyada en los referéndums que hay en Suiza o en Italia. Tenemos realmente la impresión que el pueblo tiene el poder en esos países? Claramente no. Algunos objetan que esos referéndums son parciales y levantan la reivindicación de un RIC “en todas las materias” que no sea obstaculizada en su aplicación. El problema de la “revolución democrática” parece ser una simple modificación de la ley, y en particular, de la Constitución. Es acá donde aparece uno de sus primeros límites. El RIC debe ser la medida que permite cambiar la sociedad, pero todavía es necesario establecerlo en la sociedad tal como es hoy y que va a continuar funcionando como antes, incluso si el RIC es adoptado.
En efecto, el poder jurídico, legislativo o la alta función del Estado en general funcionan según los mecanismos burocráticos que excluyen a la mayoría de la población. Así, se pone en consideración con esa facilidad una propuesta de ley que podría ser modificada a nombre de otras leyes ya existentes. Si, para utilizar el RIC, todavía es necesario pasar por los servicios de juristas o del Consejo Constitucional, el cambio democrático no tiene mucho de revolucionario. De la misma manera que impide a la Asamblea Nacional, una vez obligada a votar un texto, poner pretextos para enmendarlo y desviarlo de su propósito original.
Una de las contradicciones del RIC es justamente que, como subraya el propio Chouard, no podemos votar todos los días, sobre todos los proyectos de ley. Entonces, a priori se trata de continuar con la vieja democracia representativa. Sin dudas, el RIC permitiría revocar algunos funcionarios electos, y los más escandalosos quizás pasarían por la trampa, pero los otros que, cotidianamente hacen leyes antisociales y las votan, no nos representan: ¿es necesario convocar 577 referéndums para cambiar de fondo a esos diputados que no representan nada más que a los ricos?
Cuando entramos en detalle, nos damos cuenta que el referéndum revocatorio es más bien “tímido”, tanto que en la conferencia de presentación de la medida, un miembro de la asociación RIC France propuso discutir la revocación del presidente ¡a mitad del mandato! En la hipótesis de que el RIC sea adoptado, ¿implicaría que debemos esperar al fin del mandato de Macron? Y de nuevo esperar dos años y medio de su sucesor? En realidad, un sistema político siempre refleja y enmarca un sistema económico. En una sociedad donde la mayoría de la población trabaja 8 horas por día, a veces más, ¿quién puede ocuparse seriamente de política? Mientras que este estado de situación es mantenido porque, en una sociedad capitalista, la burguesía vive del trabajo de una mayoría de la población y posee los recursos materiales para ocuparse de la vida política (tiempo, dinero, etc…), el RIC propone revolucionar la democracia sin tocar el sistema económico o, en todo caso, aplazándolo para más tarde, no sabemos cuando…
Porque este es el problema fundamental del RIC, el de hacer creer que podemos tomar el poder a los dominantes con su consentimiento. Chouard nos dice que la Constitución fue escrita hace más de 200 años para conservar la gestión de la vida política a una minoría de la población, y que sería suficiente reescribir los pasajes que no queremos más. ¿Pero nadie tuvo esa idea en 200 años? Desde hace 200 años, Francia fue sacudida por diversos episodios revolucionarios que enfocaron en la cuestión del poder y, a veces, de la Constitución: 1830, 1848, 1871, 1936, 1968…¿Qué pasó? En los dos primeros casos, la burguesía y los trabajadores lucharon codo a codo contra la nobleza y, fueron los burgueses aquellos que ya poseen el poder económico por la posesión de empresas, de campos, que tomaron el poder político. Cuando las clases trabajadoras se enfrentan al poder de la burguesía, se hace todo para enfrentarlos, de manera represiva e institucional.
Según Chouard y aquellos que sostienen la cuestión del RIC, todo es un problema de ley. ¿Pero desde cuando los capitalistas y sus instituciones que protegen sus intereses como la policía, respetan sus leyes? ¿Chouard explica la represión que conoció el pueblo parisino como la Comuna de París en 1871 como un problema de leyes? Al contrario, los comuneros habían tomado el poder, habían comenzado a cambiar la estructura del Estado y fue en nombre de la ley que la armada, bajo órdenes de la burguesía, los masacró. Ese episodio histórico es un ejemplo, entre tantos otros (actualmente podríamos hablar de la evasión fiscal o de los despidos) para ver que la ley (y, por ende, la Constitución) siempre es una cuestión de relaciones de fuerza entre quinees poseen el poder económico y aquellos que son obligados a ser asalariados. El proyecto del RIC trata de cambiar la ley para cambiar la relación de fuerza.
Vivimos en una sociedad en la que esas dos clases sociales, las poseedoras y la que trabaja, tienen intereses fundamentalmente opuestos. ¿Qué evitaría mañana, si el RIC impone un proyecto de ley, que un capitalista (por ejemplo, el patrón de la petrolera Total que casi no paga impuestos) no la respete? ¿Qué lo obligaría a alinearse detrás de la ley como está obligada a hacer la mayoría de la población? ¿La policía? Es claro para la mayoría del mundo que la policía no defiende nuestros intereses sino que protege al Estado, sus instituciones y al poder económico. Es suficiente ver lo que pasa con los obreros que hacen huelga y bloquean la producción para ver cuál es el rol de la policía que acompaña a los rompehuelgas, o simplemente reprimir a los huelguistas. No se afecta al sistema económico, la propiedad privada, ahí donde está físicamente el Estado, a veces hasta en contra de la ley. Entonces es una relación de fuerza física, tangible, que afecta a la economía, que permite cambiar y realmente hacer aplicar las leyes, no a la inversa.
Maxime Nicolle (alias Fly Rider) propone el RIC ¡para verificar si estamos en democracia! ¿Pero quién todavía necesita convencerse de algo después de las semanas que acaban de pasar? Estamos en un régimen que sigue siendo, a pesar de su carácter cada vez más y más autoritario, una “democracia” (en el sentido de que aún conserva algunos derechos democráticos, como el derecho al voto, de prensa, de reunión, etc…), que podemos calificar de democracia burguesa ya que ante todo está al servicio de los capitalistas y establece una cierta cantidad de mecanismos para proteger sus intereses y evitar la expresión de la mayoría de la población. La policía como fuerza de represión está al servicio del Estado. Las funciones del Estado, no están bajo la aprobación de las mayorías, el Senado también proporciona un contrapeso a la Cámara que es directamente elegida por el pueblo (con todos sus límites), ya que el Senado es elegido por voto indirecto, y compuesto por miembros que representan a la élite económica y política.
En fin, el mecanismo esencial es la división entre el ejecutivo y el legislativo, entre los representantes del pueblo y el gobierno que, a a través de la función presidencial tiene entre sus manos la casi totalidad de poderes sin control posible de la población. ¿Necesitamos configurar el RIC para convencernos de esto, o deberíamos luchar contra estos aspectos que hacen, entre otras cosas, que este sistema sea tan antidemocrático?
Una medida para unificar todas las otras
Los chalecos amarillos son conscientes de ello, el movimiento no tiene una "cabeza", lo cual es una fuerza y una debilidad a la vez. Una fuerza porque el movimiento no es apropiado y (en parte al menos) no puede ser traicionado. A la vez, el discurso y las reivindicaciones son heterogéneas, a imagen del movimiento, lo que puede conducir a un debilitamiento si la mayoría de las reivindicaciones son puestas sobre la misma base. Los defensores del RIC lo proponen como una solución a ese problema. El RIC permitiría obtener todas las otras reivindicaciones y sería suficiente luchar por eso solamente.
Muchos anuncian al RIC como el medio por el que nunca más tengamos que manifestarnos ya que por fin tendríamos instituciones modelo, como se plantea en los discursos de un Mélenchon, quien plantea que votar por él y su proyecto de la VI República permitiría economizar "kilómetros de manifestaciones".
Eso cuestiona también la ambición de Chouard de convertir a la gente en “adultos políticos” mediante el RIC. Algunas personas podrán proponer proyectos de ley, pero una vez la ley votada, si alguna vez lo es, las personas se encuentran de nuevo desprovistos de todo poder de aplicación política y la gestión cotidiana del poder continuará estando en las manos de los diputados. Como ser “adulto” (más allá del tono algo desdeñoso del profesor de economía, ya que aquellos que recibirían la educación serían adultos y los otros "niños", incluso si su visión simplista de la política y del Estado que debatimos anteriormente tiende a ser más como un adolescente idealista que un adulto) cuando no tenemos control sobre nuestras vidas: decidir cómo es empleada nuestra fuerza de trabajo, decidir la manera de producir de nuestra sociedad y para qué… Se nos objetará que podamos obtener todo con el RIC, ¿pero en cuánto tiempo? Hoy por hoy, en Francia hay una movilización inédita que plantea la cuestión del poder, que pone en tela de juicio la precariedad estructural de nuestra sociedad y el desempleo, ¿Y deberíamos dejar de lado todo esto, a la espera de un referéndum en algunos años para poder tratar estos problemas?
El RIC puede ser un "regalo envenenado" para la movilización de los chalecos amarillos. Una movilización de magnitud puede arrebatar, con fuerza, más reivindicaciones que nunca. Las marchas de los chalecos amarillos o los piquetes de huelga son momentos que bloquean la economía, que suspenden el curso normal de la vida donde nos reunimos, donde discutimos, donde tenemos más experiencias en pocos días que en varios años de rutina y sorprende cómo aumentamos constantemente nuestras demandas (impuestos al aumento general de los salarios, su indexación sobre la inflación, etc…).
Esto es todo lo que el RIC dejaría de lado, pero a la vez también permitiría a Macron escapar ileso de la movilización. El RIC quiere decir dejar de exigir el aumento inmediato de los salarios, la caída de Macron y todo lo que eso conlleva. No es para ellos un "peligro de muerte política", como piensa Chouard, incluso algunos editorialistas ya ven este RIC como una luz al final del túnel para calmar, finalmente, la ira de los chalecos amarillos.
Del mismo modo que como fue el regreso a las urnas que se firmó a fines de 68 y que relegitimó a De Gaulle, el RIC sería un modo institucional que pondría fin a una movilización cuya relación de fuerzas puede ir aún más lejos, ya que Macron ha tenido que tragarse su arrogancia, demostrando que las victorias son posibles. El RIC no es tan subversivo como esta lucha, y ya vimos como muchas políticas lo pusieron en su agenda en las elecciones presidenciales, sin aplicarlo.
¿Qué reivindicaciones democráticas hay para plantear la cuestión del poder?
Hemos comenzado a abordar algunos puntos en este artículo, como la cuestión de una Asamblea única que concentraría el poder ejecutivo y legislativo para que no haya un gobierno que tome todas las decisiones, y que nuestros representantes hagan y apliquen las leyes directamente. Pero es necesario plantear la cuestión de quién se sentará en esa asamblea, y es lo que no plantea el RIC, o que pretende dejar para más adelante, que es la cuestión del poder económico y político. Por ejemplo, (Patrick) Balkany (de Los Republicanos), fue elegido a la Asamblea Nacional, salvo una interrupción de 5 años, ¡desde 1988!
Chouard también ha planteado la cuestión del sorteo para resolver estos problemas, pero, una vez más, se engaña en creer que en tanto “pueblo francés" todos tendríamos los mismos intereses. Por ejemplo, un empleado de la construcción es tan ciudadano como Bernard Arnaud, pero a uno le interesa que le paguen mejor, trabajar menos y en mejores condiciones, lo que reduciría los beneficios del otro. ¿Todavía queremos que aquellos que nos hicieron dura la vida durante tantos años tengan la oportunidad de gobernarnos y representarnos?
Al final, lo que evidencia la idea del RIC es que existe una fuerte aspiración democrática y un cuestionamiento al poder existente. Pero hoy, no podemos intentar salvar el régimen actual haciendo algunas mejoras parciales, sino lo que hay que hacer es revertirlo.