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Los desafíos de construir un grupo socialista revolucionario en Alemania

Entrevista a Stefan Schneider, Yunus Aktaş e Inés In

Los desafíos de construir un grupo socialista revolucionario en Alemania

Josefina L. Martínez

Ideas de Izquierda

Entrevista a Stefan Schneider, politólogo, Yunus Aktaş, trabajador de la sanidad e Inés In, trabajadora social, de la dirección del grupo RIO de Alemania.

Los días 9 al 11 de septiembre se realizó el Congreso de Revolutionären Internationalistischen Organisation (RIO) [Organización internacionalista revolucionaria] de Alemania en Múnich, con la participación de más de 60 compañeros en representación de la militancia en varias ciudades germanas. RIO es parte de la Fracción Trotskista y de la Red Internacional de Izquierda Diario, publica el diario digital Klasse gegen klasse y una revista teórica como Magazin del diario.

El congreso debatió sobre las nuevas tendencias en la situación internacional a partir de la guerra de Ucrania, así como los cambios en la situación geopolítica de Alemania como principal hegemón europeo. En el nuevo contexto abierto por el “giro histórico” de la burguesía alemana hacia el rearme y el militarismo, el grupo RIO debatió la necesidad de agitar un programa antiimperialista y socialista frente a la crisis actual, contra las tendencias inflacionarias, el rearme imperialista y la guerra. Al mismo tiempo, se aprobaron una serie de importantes resoluciones para llevar adelante el desafío de construir un grupo socialista revolucionario en Alemania, que incluyen la construcción en el movimiento obrero y en la juventud estudiantil, así como una ofensiva por las ideas del marxismo.

Sobre estos temas, conversamos con Stefan Schneider, politólogo, Yunus Aktaş, trabajador de la sanidad e Inés In, trabajadora social, de la dirección del grupo RIO.

Foto: Congreso del grupo RIO en Munich, el pasado 9-09-2022.

El congreso debatió en profundidad sobre los cambios geopolíticos mundiales a partir de la guerra de Ucrania. En el marco del rearme de las potencias imperialistas, ustedes señalan que la burguesía alemana está llevando adelante un “giro histórico”. ¿A qué se refieren?

Inés In: La guerra en Ucrania ha exacerbado las tendencias más profundas de la situación internacional. El período de la llamada "globalización pacífica" -que nunca ha sido pacífica fuera de una mayor estabilidad en los centros imperialistas- ha terminado y las tendencias al enfrentamiento entre las grandes potencias han vuelto. No sólo en el plano político y economico, sino cada vez más militarmente. En este sentido, la situación actualiza la definición de nuestra época como una de crisis, guerras -y también podemos pronosticar que será de revoluciones- como decía Lenin. Precisamente en esta situación internacional, la burguesía imperialista alemana ha decidido, con el inicio de la guerra de Ucrania, poner en marcha un histórico paquete de rearme de 100.000 millones de euros. No sólo eso, sino que ha roto con el status quo de décadas de no enviar armas a zonas de guerra y se está preparando para futuros enfrentamientos militares abiertos.

Stefan Schneider: Hay que decir que la burguesía alemana lleva años hablando de asumir más "responsabilidad militar" en el mundo. Los planes de rearme ya estaban en los escritorios del Ministerio de Defensa antes de la guerra de Ucrania. Pero la invasión rusa de Ucrania ha dado al gobierno "progresista" de coalición semáforo [por los colores de los partidos socialdemócrata, liberal y verde que lo integran, NdT.] el pretexto necesario para poner en marcha este gigantesco paquete de rearme y romper el pacifismo profundamente arraigado en la sociedad alemana. Al frente de esta operación están no sólo el SPD (socialdemócratas que gobernaron varios años con los conservadores de Merkel) y el FDP (liberales), sino sobre todo los Verdes, que, con la ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, y el nuevo líder del partido, Omnid Nouripour, exigen cada vez más entregas de armas y tanques.

Los cambios en la situación mundial, como consecuencia de la guerra de Ucrania, están provocando una crisis energética sin precedentes, y una escalada inflacionaria que no se veía hace décadas en los centros imperialistas. ¿Cómo está afectando esto a la economía alemana? ¿Estamos ante un fin de ciclo respecto del “milagro” del modelo exportador alemán?

Stefan: El modelo exportador alemán se ha visto cuestionado en sus fundamentos por la crisis mundial. La guerra de Ucrania ha exacerbado los cuellos de botella en el suministro y el aumento de los precios de las materias primas que ya existían antes y ahora incluso pone en peligro las exportaciones alemanas. Esto se debe a que la economía alemana se ha construido, por un lado, con mano de obra barata, a menudo procedente de Europa del Este, con el mercado único europeo y con la unión monetaria. Y, por otro lado, en base a las materias primas baratas, como el gas de Rusia, y la exportación de bienes y capitales a países como China.

Inés: Exactamente, y esta situación es muy complicada para la burguesía alemana. Durante mucho tiempo se ha beneficiado de no tomar una posición clara en el conflicto entre Estados Unidos y China, así como de una estrecha cooperación económica con Rusia. Con la guerra, el gobierno tuvo que distanciarse de Rusia, pero sin un sustituto adecuado de las materias primas rusas como el gas, la economía alemana se enfrenta a la recesión. Además, se está formando cada vez más un bloque ruso-chino, por lo que la industria alemana también tendrá cada vez más dificultades para exportar a China o producir allí.

Stefan: Mucho depende, por supuesto, de cómo continúe la guerra. Por el momento, el gobierno alemán sigue subordinándose a Estados Unidos en lo que respecta a Ucrania, pero ya es visible que parte de la burguesía busca un nuevo equilibrio con Rusia y China para no poner en peligro sus negocios. En parte también se debe a que el estado de ánimo de la población -especialmente en Alemania del Este- está cambiando ante la crisis energética y la inflación, y las sanciones contra Rusia empiezan a cuestionar más.

En el congreso han discutido que en la coyuntura la situación está relativamente contenida, pero a un nivel profundo todos estos son cambios importantes.

Inés: Sí, el "giro histórico" de la burguesía alemana aún no se ha completado. Hay que distinguir entre la coyuntura y la etapa. Coyunturalmente, la situación sigue siendo relativamente tranquila en el plano interno. Hay protestas iniciales y también mucho descontento con la política del gobierno, pero aún no hay movilizaciones masivas en las calles y las burocracias sindicales siguen logrando contener las luchas obreras e imponer acuerdos que no compensan la inflación. Aunque también hay que decir que han comenzado una serie de huelgas obreras en sectores estratégicos como el puerto o el metal, que muestran algo nuevo.

Y en cuanto a la política exterior, como he dicho antes, Alemania aún no ha abandonado por completo la política de mediación entre Estados Unidos y China. Pero el "giro histórico" es profundo: política, económica y militarmente. El imperialismo alemán se está preparando para desempeñar un papel militar ofensivo en el mundo y ya ha conseguido socavar el pacifismo profundamente arraigado en la población alemana. Y esto produce profundas tendencias de lucha de clases que mencionaba recién, los primeros signos de que algo está cambiando.

Justamente, sobre este tema, por primera vez en mucho tiempo, algunos analistas advierten del peligro de un “estallido social” en Alemania. Esto era impensable hace un tiempo. Decís que ha habido algunas protestas, todavía no muy masivas, contra el aumento del precio del gas. ¿Qué papel han jugado partidos como Die Linke y la extrema derecha en estas? ¿Y sobre las huelgas obreras que ha habido en sectores centrales como el metal o los puertos, qué elementos destacan?

Yunus Aktaş: En Alemania se han producido varias huelgas en los últimos meses, algunas de ellas exigiendo aumentos de salario muy elevados para compensar la inflación o moviendo sectores como los puertos que no habían estado en huelga durante décadas. La huelga en los puertos, en particular, fue histórica en este sentido. Y ya hay indicios de nuevas oleadas de huelgas, como la de los basureros de Berlín, que exigen un aumento salarial del 16%, o la ronda de negociaciones para el convenio colectivo en el sector público con más de cinco mil empleados a finales de año. Pero, al mismo tiempo, las burocracias reformistas de los sindicatos se las arreglan para frenar las reivindicaciones y los métodos de las huelgas con el fin de mantener la "paz social" en interés del gobierno del semáforo. Esto no sólo es evidente en el puerto, donde la burocracia sindical ha impulsado un acuerdo que significa sólo un 3,5% más de salario para los grupos que cobran salarios más bajos, mientras que la inflación está en el 8%. También es evidente, por ejemplo, en la ronda de negociación colectiva del metal y la electricidad que acaba de comenzar, que afecta a casi cuatro millones de trabajadores, y en la que la enorme burocracia del IG Metall acude a las negociaciones con una demanda salarial de sólo el 8%, y, por tanto, una pérdida de salarios reales preprogramada.

Inés: Con la crisis económica, la "paz social" empieza a resquebrajarse. Debido a la inflación, una de cada dos personas tiene que gastar todo su salario mensual sólo para cubrir los gastos corrientes. A principios de septiembre, como has mencionado, se produjeron las primeras manifestaciones contra la inflación y los precios de la energía, aunque todavía eran bastante pequeñas. Mientras la extrema derecha quiere explotar demagógicamente estas protestas, una parte del partido Die Linke también intenta salir de la fuerte crisis que atraviesa ese partido impulsando movilizaciones sociales. Mientras que la gran mayoría de la dirección del partido -que ha estado en gobiernos a nivel de los Estados federados durante 15 años y es en parte responsable de ajustes en la educación y la salud, de la subcontratación, las deportaciones y la violencia policial- mantuvo la "unidad nacional" durante la pandemia y respaldó la línea del imperialismo alemán en la guerra de Ucrania, el ala chovinista en torno a Sahra Wagenknecht se presenta como una alternativa social y pacifista. Sin embargo, el populismo de izquierda de Wagenknecht antepone los intereses de la industria alemana a los de los oprimidos, avalando de este modo los discursos racistas y sexistas. Dicen que buscan “dialogar” con la base de la extrema derecha, descontenta con la crisis social, pero lo hacen cediendo al socialchovinismo y racismo de estos sectores.

Como parte de vuestra orientación, se proponen agitar un programa de salida a la crisis. ¿Cuáles serían los ejes del mismo?

Yunus: Para luchar contra la inflación, la crisis y también la guerra, son necesarias fuertes movilizaciones para un programa de emergencia: un programa basado en la congelación inmediata de los precios de la energía, de los alimentos y de los alquileres y un ajuste automático de los salarios, las pensiones y las prestaciones sociales a la inflación, financiado con altos impuestos sobre las ganancias y las fortunas. También planteamos la nacionalización sin indemnización del sector energético bajo control de los trabajadores. Pero al mismo tiempo, defendemos un programa que no se detenga en las reivindicaciones económicas, sino que asuma la lucha contra el armamentismo sin precedentes del imperialismo alemán, las sanciones y los preparativos para futuras guerras, que defienda la cancelación de la deuda de los países dependientes y que, ante la creciente catástrofe humanitaria de la guerra, así como la migración forzosa debida a la catástrofe climática, exija la admisión incondicional y el pleno derecho de ciudadanía y residencia para todos los refugiados y el fin de todas las deportaciones. En nuestra opinión, un programa de este tipo sólo podría imponerse mediante huelgas y movilizaciones masivas de los trabajadores y la juventud. Para ello proponemos la unidad de acción de los sindicatos, la izquierda y las organizaciones sociales.

Foto: Yunus Aktaş toma la palabra durante el campamento del grupo RIO.

Inés: Exactamente, para nosotros este programa es una respuesta de emergencia a la crisis actual y contra las políticas de rearme de nuestro propio imperialismo. Pero no debemos olvidar que estamos en una época de crecientes enfrentamientos entre las grandes potencias, como decíamos al principio. Por no hablar de la catástrofe climática que avanza sin cesar y que amenaza la vida en todo el planeta. Por eso vinculamos este programa a la perspectiva de un gobierno obrero y una revolución socialista, en la perspectiva una sociedad completamente diferente. Un gobierno de trabajadores que expropie a los capitalistas, y transforme toda la economía según un plan democrático y ecológico al servicio de las necesidades sociales.

El congreso también debatió dar pasos hacia una fuerte ofensiva ideológica, con la publicación de Klasse Gegen Klasse Magazin, así como charlas, talleres y otras iniciativas. ¿Podrían mencionar algunos de los debates importantes que quieren abordar en esta revista?

Inés: Sí, de hecho, es para nosotros una tarea central fortalecer la lucha ideológica y política frente a otras ideas que prevalecen en la izquierda y entre las masas. Se trata, por un lado, de la confrontación con la perspectiva reformista del partido Die Linke, que se propone conseguir algunas reformas en el parlamento y como parte de un gobierno capitalista, en lugar de impulsar la autoorganización en los centros de trabajo, las universidades, las escuelas y en las calles contra el gobierno y el capital. Pero también discutimos en nuestro congreso cómo intervenir en el gran debate con las ideas políticas identitarias posmodernas sobre cuestiones del feminismo, antirracismo, etc., donde la cuestión de clase se niega o se diluye porque se ve como "una identidad más". Frente a esto, es importante dar una respuesta partiendo de una estrategia basada en la hegemonía de la clase obrera frente al conjunto de los oprimidos, para no caer en la trampa de una respuesta economicista-populista à la Sahra Wagenknecht. Esta niega la importancia de las cuestiones de opresión y, por tanto, sólo reproduce la división dentro de nuestra clase. Este debate recorre gran parte de la izquierda global, pero también está totalmente presente en las dos alas de Die Linke.

Stefan: En el congreso, varios camaradas señalaron también la importancia de formular más claramente nuestros objetivos socialistas. Especialmente en un país como Alemania, donde el pasado reciente del estalinismo y la RDA todavía tiene mucho peso y crea todo tipo de prejuicios "antitotalitarios" contra el marxismo y el socialismo. Contra esto, queremos reforzar precisamente el legado del trotskismo, que defendió el marxismo revolucionario contra la degeneración estalinista.

Muchos sectores de la juventud votaron con ilusiones a los verdes, que ahora están siendo el ala más militarista del gobierno imperialista. Y que no hacen nada por resolver la crisis ecológica. ¿Qué tipo de corriente en la juventud plantean construir en Alemania hoy?

Inés: Como jóvenes, nos vimos abocados a una crisis tras otra. El neoliberalismo nos prometió la autorrealización y, en cambio, nos trajo empleos cada vez más precarios, alquileres inasequibles, psiquis rotas y, en última instancia, el robo toda perspectiva de futuro. Por eso queremos construir una juventud que no se conforme con lo poco que nos ofrece el gobierno de la coalición semáforo, ni con el reformismo del partido Die Linke. La juventud sólo tiene perspectiva si el mundo no es destruido por la guerra y la catástrofe climática. Por lo tanto, tener una perspectiva internacionalista, antiimperialista y revolucionaria es fundamental para nosotros desde el principio. La juventud siempre ha jugado y jugará un papel central en la historia para hacer avanzar la lucha de clases y desarrollar las ideas revolucionarias. Para ello, debemos unirnos a los sectores más avanzados de la clase obrera para luchar contra el capitalismo en su conjunto, que está destruyendo el planeta, y por una revolución socialista. Sólo así podremos crear un mundo sin explotación ni opresión en el que tengamos una perspectiva de vida.

Foto: El grupo RIO en la manifestación contra la cumbre del G7 en Munich.

Una de las resoluciones es luchar por una política revolucionaria en los sindicatos, ¿desde qué lugares están peleando esta perspectiva?

Yunus: Como ya hemos dicho, las burocracias sindicales son el mayor obstáculo para que el movimiento obrero pueda dar una respuesta contundente a la inflación, la crisis y la guerra. Esto significa que, para dar una salida real a la inmensa mayoría del pueblo, también debemos organizarnos contra las burocracias sindicales y, en última instancia, echarlas de los sindicatos para volver a convertirlos en verdaderos órganos de lucha de nuestra clase. Queremos luchar para que la Red de Sindicatos Militantes (VKG), una coordinación que integramos junto con distintas corrientes de la izquierda sindical, se convierta en un punto de partida para dicha política.

Para ello, participaremos en la conferencia de la VKG de los días 8 y 9 de octubre en Fráncfort y ayudamos a construir la VKG en los lugares en los que nos encontramos. Estamos participando desde nuestras posiciones en el sector de los hospitales, donde tenemos compañeros que están comprometidos con la construcción de grupos sindicales de base combativos. Al mismo tiempo, en el congreso decidimos implicarnos más en el sector educativo, donde se han producido importantes huelgas en los últimos años.

Inés: Sí, pero no queremos quedarnos ahí. En vista de la cambiante dinámica de la lucha de clases, queremos acompañar con nuestro periódico las huelgas y las luchas en todo el país y construir una red nacional de corresponsales en torno a ellas. Esto es lo que ya hicimos con nuestra cobertura de las huelgas portuarias, en las que entrevistamos a compañeros en huelga y utilizamos el periódico como instrumento político en la lucha contra la burocracia sindical, que quería mantener las huelgas. Algunos de estos compañeros del puerto después vinieron a nuestra escuela de verano.

Muchas gracias, para terminar, ¿qué balance general tienen de este congreso?

Stefan: Los tres días llenos de debates y nuevos retos me entusiasmaron mucho. Especialmente muchos camaradas nuevos y jóvenes pronunciaron discursos importantes e inspiradores. Y sin olvidar a los compañeros de los grupos de nuestra corriente internacional que vinieron especialmente para el congreso y con los que pudimos intercambiar sobre los avances en otros países, especialmente en Francia. Allí, nuestros compañeros han organizado recientemente una Universidad de verano con 500 personas y se están preparando para fundar una nueva organización revolucionaria en otoño. Esto demuestra que, en esta situación cambiante de la lucha de clases, las ideas del marxismo revolucionario vuelven a ser más atractivas. Me alegro del desafío de contribuir a la construcción del trotskismo aquí en Alemania -la tierra de Marx, Engels, donde Luxemburgo y tantos otros lucharon por la revolución- en esta nueva situación. Y luchar por una salida obrera y socialista independiente de esta crisis.


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Josefina L. Martínez

@josefinamar14
Nació en Buenos Aires, vive en Madrid. Es historiadora (UNR). Autora de No somos esclavas (2021). Coautora de Patriarcado y capitalismo (Akal, 2019), autora de Revolucionarias (Lengua de Trapo, 2018), coautora de Cien años de historia obrera en Argentina (Ediciones IPS). Escribe en Izquierda Diario.es, CTXT y otros medios.