Se estrenó en Netflix la serie documental “Los días de Ayotzinapa”. En dos episodios, recrea los hechos y nos sumerge en el oscuro y perverso entramado de la “verdad histórica”. Está disponible desde el 15 de febrero.
Martes 12 de marzo de 2019
La noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, los estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, fueron brutalmente cazados, en un operativo coordinado por el narco, la policía municipal, federal y el ejército.
El resultado fue el asesinato de cuatro estudiantes, un jugador del equipo de futbol Avispones, el chofer del autobús donde se trasladaba, y una mujer que viajaba en taxi y la desaparición forzada de 43 normalistas. Esos jóvenes tenían un sueño: enseñar a leer y escribir a los hijos del pueblo. Tras 5 años, nadie sabe a ciencia cierta qué orilló a decidir la desaparición forzada y defenderla con mentiras, a toda costa.
Los días de Ayotzinapa se suma a la exigencia de miles de voces que exigen saber qué pasó con nuestros 43 compañeros, aportando una seria investigación que recrea los hechos y nos permite dar un vistazo a la “cacería brutal” contra los estudiantes.
La serie cuenta con archivos hemerográficos y audiovisuales, de peritajes, testigos y testimonios de los sobrevivientes, familiares de las víctimas y los padres de los 43 desaparecidos.
Se entrevista a periodistas reconocidos en el tema, como las investigaciones de Paula Mónaco Felipe, John Gibler, Anabel Hernández y la participación de representantes del Equipo Argentino de Antropología Forense, entre otros investigadores.
Sus testimonios intentan transmitir una reflexión profunda en torno a la persistencia del Estado en tratar de ocultar sus acciones tras una investigación con la que trataba de lavarse las manos. Los días de Ayotzinapa termina por confirmarnos que la “verdad histórica”, ni fue verdad ni será histórica.
La narrativa del documental, en voz de Paco Ignacio Taibo II, concluye que a través de la comisión de la verdad que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha prometido a los familiares de las víctimas, se podrá alcanzar justicia para el caso; que conocer a detalle dónde están y quiénes fueron los responsables es primordial para acabar con el sufrimiento de las familias.
Sin embargo, deja de lado que el Estado de conjunto es el responsable de la desaparición y por tanto éste no puede ser personificado.
Sabemos que la acción coordinada en todos los niveles del Estado mexicano estuvo al tanto de las acciones de los normalistas no sólo desde que llegaron a Chilpancingo para secuestrar autobuses el 26 de septiembre sino desde que los gobiernos de Calderón y Peña Nieto los enlistaron como prioridad en la agenda de riesgos durante el cambio de administración.
La exigencia de justicia sobrepasa a las condenas o resoluciones que pudieran imponer la Comisión de la Verdad o cualquier instancia internacional de derechos humanos a todos los funcionarios involucrados, a los policías que dispararon, a los militares y marinos que a base de torturas construyeron la “verdad histórica” y que ahora formarán parte de la Guardia Nacional.
Los días de Ayotzinapa, del director Matías Gueilburt con producción periodística de Cecilia González y guión de Nicolás Gueilburt, contribuye al debate sobre la acción coordinada del Estado y sus instituciones (armadas y no) para garantizar las ganancias de unos pocos.