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Red Internacional
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LAS CGT, LAS CTA Y EL VETO. Los dirigentes sindicales, unidos y desorganizando

Lejos de reaccionar contra el veto de Macri las CGT mantienen la tregua. Desde las CTA hablan pero no concretan. Pero la bronca del pueblo trabajador crece y el bolsillo grita cada vez más fuerte.

Daniel Satur

Daniel Satur @saturnetroc

Sábado 21 de mayo de 2016

“Asumimos nuestra responsabilidad de cumplir con la inmensa mayoría de los argentinos, de terminar con lo que nos separaba y que los trabajadores y sus organizaciones pueden superar distancias para defender juntos sus derechos, conquistas y cada puesto de trabajo de nuestra querida Patria”.

Con ese párrafo termina la solicitada que ayer, con el título “Camino a la unidad”, se publicó en el diario Crónica, cuyos dueños son de la UOM. Los firmantes eran, nada menos, que Hugo Moyano, Antonio Caló y Luis Barrionuevo.

Al leer esas palabras, más de una lectora o un lector del matutino porteño se habrá preguntado “¿y el paro nacional para cuándo?” Es que los despidos en lo que va del año ya superan los 140 mil en todo el país. Y por si fuera poco, horas después de que esa solicitada fuera impresa, el presidente Mauricio Macri vetó nada menos que la ley antidespidos que esta semana se votó en el Congreso.

Leé también: ¿Quiénes son los dueños del país a los que Macri les regaló el veto?

Pero no. Ni el líder de la CGT Azopardo, ni el de la CGT Alsina ni mucho menos el de la CGT Azul y Blanca (que se borró de la multitudinaria movilización del 29 de abril) lanzaron hasta el momento ninguna frase que haga imaginar siquiera que la posibilidad de un paro nacional está en sus horizontes.

Por el contrario, si algo hicieron estas semanas los popes de la burocracia sindical fue silencio. Un silencio a pedir del propio Macri, quien deseaba fervientemente que después del 29A no se le diera continuidad a la expresión de la bronca y los reclamos del movimiento obrero.

Ayer los medios dieron amplia difusión al anuncio de unificación de la CGT. Esa noticia por sí misma demuestra en qué andan Moyano, Caló y Barrionuevo. Después de los discursos pomposos de aquel viernes de fines de abril en el bajo porteño, a ninguno de ellos ni sus laderos se lo escuchó plantear cómo iba a seguir la pelea contra los despidos y las suspensiones, la inflación y los tarifazos.

Y en la solicitada de Crónica tampoco se lee nada que haga pensar en que están más o menos a la altura de las circunstancias.

Eso sí, fieles a su filosofía dilatoria y deliberativa, fuentes cercanas a los tres burócratas dijeron que seguramente la semana que viene se van a reunir para analizar (como si resultara tan complejo deducirlo) los alcances del veto de Macri a la ley antidespidos y los “pasos a seguir” en esta coyuntura.

Tibias amenazas

Quienes sí hablan de paro y movilización por estas horas son Hugo Yasky y Pablo Micheli, los líderes de la CTA de los Trabajadores y de la CTA Autónoma, respectivamente.

Yasky se pasea por varios medios diciendo que la situación de los trabajadores es desesperante y que a Macri hay que enfrentarlo en las calles (cosa que le cuesta porque, a decir verdad, no organiza marchas ni actos de protesta desde hace más de una década).

Micheli, por su parte, dijo tras el anuncio de veto de Macri, que la respuesta gremial debe ser “inmediata”. El dirigente, que había roto hace años con Yasky por el alineamiento incondicional de éste con el kirchnerismo, señaló que el veto de Macri a la ley antidespidos “es legal pero no legítimo”, porque “todos los trabajadores quieren” esa normativa. Y en ese sentido remarcó que la respuesta de las centrales gremiales “tiene que ser inmediata”.

Lo llamativo es que ambos dirigentes no cegetistas llevan ya más de cinco meses planteando sus enojos pero desde las centrales que dirigen la concreción de una medida contundente, como podría serlo un paro activo con movilización, piquetes y otras formas de acción directa, sigue siendo una idea remota a la que se niegan a ponerle el cuerpo.

Si bien la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) viene protagonizando masivas movilizaciones y jornadas de lucha en todo el país (a partir de los masivos despidos en la administración pública nacional, de las provincias y de los municipios) el conjunto de los gremios que son representados por las dos CTA no están a la cabeza de la pelea por frenar el ajuste brutal y los ataques a los trabajadores por parte de las patronales y del Estado.

Por caso, Roberto Baradel de Suteba está demasiado lejos de siquiera anunciar una lucha decidida. Sólo ha convocado movilizaciones en común con otros gremios bonaerenses, como la masiva marcha de jueves 19. Pero son las seccionales opositoras a su conducción las que están debatiendo y organizando consecuentemente acciones de lucha para frenar el ajuste de Vidal contra la educación pública en la Provincia de Buenos Aires.

Lo anterior se corrobora en el hecho de que el próximo martes 24, después de los discursos encendidos de los dirigentes, ATE llama a un paro nacional pero éste no es acompañado por un paro de todos los gremios y sindicatos de la CTA Autónoma de Micheli, cuya conducción solo se limita a llamar a una “jornada de lucha”, sin especificar siquiera cómo se desarrollará.

La exigencia de los sectores combativos de la clase trabajadora y la izquierda se hace sentir. Para frenar el ajuste, los tarifazos y los efectos de la inflación sobre los bolsillos es necesario poner toda la carne al asador. Nada que estén pensando, en estos momentos, ninguno de los dirigentes de las cinco centrales sindicales.

Los cientos de miles de laburantes que, leyendo el diario Crónica o mirando la televisión, se indignan con la pasividad y la tregua de los dirigentes sindicales, deberían comprender que la verdadera fuerza para dar la pelea está en ellos mismos.

La bronca y la disposición a luchar que se viene registrando día a día en las fábricas, ministerios, escuelas, facultades y en la misma calle es indicador de que las condiciones para combatir el ajuste de Macri, los gobernadores (incluyendo los kirchneristas) y los intendentes, están dadas. Hay que organizarlo.


Daniel Satur

Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).

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