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Red Internacional
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“Los discapacitados somos doblemente discriminados por el capitalismo”

Walter Figueroa vive Polvorines. Nos recibió en su casa para contarnos la difícil situación a casi un año de no percibir su pensión por discapacidad. Durante el macrismo se la quitaron y todavía no ha recibido ninguna solución.

Viernes 27 de diciembre de 2019 03:06

Entre mate y mate, Walter de 56 años nos contó parte de su historia.

¿Cuál es tu discapacidad? ¿Cómo se origina?

Soy discapacitado desde el año y medio de vida tras contraer poliomielitis. Para la fecha que me tenían que vacunar con la Sabin me encontraba con estado febril y en ese transcurso me pesqué el virus. Esto me provocó que me quedaran secuelas como parálisis en parte de los miembros inferiores, la pierna derecha e izquierda, en principio; y luego, con el paso del tiempo, se fue deteriorando, afectando el brazo izquierdo. Desde hace ocho años me encuentro en silla de ruedas.

¿Cómo fueron tu infancia y tu adolescencia?

Concurrí a la escuela primaria y parte del secundario. Realicé estudios tecnológicos y me recibí de graboverificador antes de la era de la computación en Argentina. También hice actividades deportivas como básquet y natación en el RANSAI en la década del 80. ¡Me encantaba bracear y hacer largos de pileta! Todo esto lo realizaba con un bastón canadiense que me permitía trasladarme de un lugar al otro, utilizando los medios de transporte. Una vida normal. También participé de las marchas como por ejemplo en las de las Madres de Plaza de Mayo donde caminaba con mi bastón desde Congreso a Plaza de Mayo.

¿Te insertaste laboralmente? ¿Cómo era tu vida social?

Durante ocho años trabajé como administrativo bajo la gestión del intendente Cariglino, en forma precarizada como muchos trabajadores de hoy en día, en el Hospital Traumatológico de Pablo Nogués. Tenía una vida activa, independiente y con una importante actividad social. Conocí a la izquierda allá por el ´79, pasé por el PC, el MAS y hoy conozco al PTS.

¿Y tu familia?

Mi papá fue un laburante toda su vida, un trabajador textil de una fábrica en la Capital que no recuerdo su nombre en este momento. Mi mamá era ama de casa. A mis quince años él fallece. En enero de este año la pierdo a ella. Era mi sostén económico y emocional. Todo este recorrido de vida lo hice junto a ella. Mi mamá pasó a ser pensionada, luego percibió la jubilación como ama de casa y la AUH por hijo con discapacidad. Y a partir de ese enero, el rumbo de mi vida cambió.

¿Cómo cambió?

Mi situación es crítica. Tras fallecer mi madre me quitaron la asignación por hijo con discapacidad. Me encuentro sin obra social (antes tenía PAMI), ni ayuda social para no pagar impuestos (anteriormente estaba exento) ni tarifa social para los servicios básicos. Me sostengo económicamente gracias a la ayuda de mis hermanos, amigos y ahorros. Ahorros que durante el macrismo se llevó el tarifazo, los alimentos y los medicamentos

El avance de la enfermedad hace que tenga que depender de la ayuda de mis familiares y amigos para que me trasladen de un lugar a otro. Hoy me traslado en silla de rueda gracias a una amiga que me la regaló.

¿Realizaste algún reclamo?

Hace casi un año vengo haciendo trámites para poder regularizar mi situación. En junio de este año ANSES de San Fernando me derivó a la junta médica de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo de Boulogne Sur Mer, San Isidro, quienes me enviaron a realizar estudios de rutina: placa de tórax, electro, oftalmología, cardiología y neurología. Sin estos estudios, no se puede justificar mi discapacidad para así poder obtener mi pensión. Me sentí discriminado, ya que me enviaron a distintos lugares de la Capital para hacer estos estudios. No les alcanzó con el certificado de discapacidad que tengo donde detalla las secuelas que padezco. Todavía sigo esperando. La respuesta es siempre la misma: “ya te van a llamar, mandamos todo por correo”.

Hoy gobierna el Frente de Todos ¿Qué le dirías a Alberto Fernández?

El capitalismo no discrimina a nadie a la hora de aplicar sus planes de recortes. Por ende, las personas con discapacidad los padecemos aún más ya que no podemos realizar trabajo alguno que implique el esfuerzo físico. Somos doblemente discriminados. Hay cientos de discapacitados en la misma situación o peor. El discapacitado esta siempre marginado, ajustan a los más débiles. El estado tiene que hacerse cargo.

A Alberto Fernández le diría que tiene que rever las pensiones por discapacidad en forma urgente y que esa pensión cubra la canasta familiar para que no tengamos que mendigar ni medicamentos, ni alimentos. Porque hace un año, perdí mi independencia económica y esto afecta a mi vida emocional y social.