En el día de hoy, un oficial de la justicia junto a las partes de la empresa, se acercaron al acampe para intentar ingresar a la planta a retirar la maquinaria, medida que no pudo llevarse a cabo tras la inminente negativa de los trabajadores. Sin embargo, sigue latente la orden de desalojo.
Miércoles 8 de noviembre de 2017 00:00
Pasadas las diez de la mañana, los trabajadores se disponían a tomar unos mates en la cotidianeidad de la lucha, cuando un oficial de justicia llegó junto a una de las partes de la empresa el jefe de la planta Hernán Contreras.
Se hicieron presentes con la medida autosatisfactiva que se había resuelto a favor de la empresa en agosto de este año en el Juzgado de Ejecución Nº2 de Trelew a cargo de la jueza María Andrea García Abad. Se entiende que esta medida fue solicitada con el fin de obtener una resolución judicial que le permita avanzar en el desalojo del acampe y retirar de la planta toda maquinaria, insumo y mobiliario que allí se encuentre. El funcionario judicial dejó en claro que el objetivo del procedimiento seria realizarlo de manera pacífica y sin violencia, pero continuando la negativa de los trabajadores de dejar pasar a la empresa a la planta, daría paso a otra instancia y se llamaría a la policía provincial para intentar dialogar.
La negativa de los trabajadores se continuó sostenidamente con el respaldo de la comunidad, organizaciones políticas y sindicales que llegaban, apenas conocida la noticia de un posible desalojo del acampe.
La lucha de los trabajadores en el acampe lleva más de cinco meses con innumerables negociaciones y medidas de lucha. El lunes 29 de mayo, Trelew se enteraba por la mañana que una de sus fábricas históricas cerraba sus puertas sin previo aviso y dejando cincuenta familias en la calle. La planta de la Pepsi, propiedad de Cervecería y Maltería Quilmes S.A., que a su vez pertenece a la multinacional AB InBev, pasaba a ser historia. La comunidad presenciaba absorta los consecuentes despidos sin un plan de lucha, por parte del Sindicato Unido de Trabajadores de la Industria de Aguas Gaseosas y Afines (Sutiaga), la mala liquidación de indemnizaciones, y sin la posibilidad de reinstalarlos en sus puestos de trabajo.
Pasado el mediodía, llegaron dos patrulleros con personal policial de la provincia para sumarse a la instancia, pero no paraban de llegar personas para demostrar su solidaridad con la lucha de los trabajadores. Este hecho indujo al intendente de Trelew, Adrián Maderna a hacerse presente junto al Coordinador de Seguridad y Prevención Segundo Almonacid con el objetivo de buscarle una salida al conflicto, luego de cinco meses de rechazo a las propuestas que los trabajadores llevaban a la negociación para mantener sus puestos de trabajo. La conclusión a la que se llega es que luego de que actúa la justicia, y no para defender los derechos de los trabajadores, sino para cumplir los intereses de la empresa, es cuando aparece el intendente, sin una solución al respecto.
El dato de color llegó para el almuerzo. Luego del intendente Maderna, arribó un camión con una pala cargadora mediana con presunciones de usarse para poder ingresar a la planta y sacar la maquinaria. Así como llegó, tuvo que pegar la vuelta.
La orden de desalojo sigue latente, en tanto no se le presente una apelación a la medida judicial presentada por la empresa.
Queda claro que la lucha de los trabajadores es acompañada por la inmensa mayoría del pueblo Trelewense, que ve cómo por primera vez en el último tiempo hay un sector que se planta en serio contra el ajuste y su más cruel consecuencia: los despidos. Ante la posibilidad de una orden de desalojo y posible represión, es imperante y llamamos a rodear a los trabajadores de apoyo y solidaridad haciendo carne la consigna ¡Familias en la calle nunca más!.