Sábado 13 de enero de 2018
Un rato antes de las 9 de la mañana el corte ya es completo, ningún vehículo puede pasar por la ruta nacional 3, ni por la provincial 226. Las pilas de viejas gomas se encienden despidiendo densas columnas de humo negro. Una camioneta con la caja llena de cubiertas va de un punto a otro del corte repartiendo su cargamento. Cuatro mujeres sentadas en reposeras en medio del asfalto, se aplican protector solar en la piel, se preparan para encarar una larga jornada. “Tengo dos hijos que trabajan en Fanazul, y acá estamos con mi nuera...apoyando a nuestra familia”, cuenta una de ellas. Estamos cerca de ciudad de Azul, sobre el camino que lleva a la fábrica de explosivos situada a unos 15 km, en el paraje Boca de la Sierra.
“Eh... Del Caño, sacate una foto conmigo” interrumpe la charla el Mencho, trabajador despedido de Fabricaciones Militares. El diputado nacional por el PTS en el Frente de Izquierda está a unos metros conversando con otros trabajadores, saluda y se acerca para cumplir con el pedido. Lamentablemente y muy a pesar de los grandes discursos pronunciados por el Kirchnerismo contra las políticas de ajuste del gobierno cambiemita, Nicolás Del Caño fue el único diputado en acercarse hasta los cortes para llevar su apoyo y alentar la lucha.
Mencho nos cuenta cómo era su trabajo, ilustrándonos acerca de la historia y las características de la única fábrica de TNT de Sudamérica, poniendo el acento en la crítica situación por la que están pasando, no sólo por el riesgo a perder el trabajo, sino por el peligro de tener inactiva una planta con materiales extremadamente peligrosos que necesitan el cuidado diario de quienes durante años cumplían con esa tarea: “Nosotros volvimos a trabajar el martes, y no nos dejaron entrar, estaba la planta ocupada por la policía… Hay entregas que se estaban preparando, producción que no se puede cortar así nomás… hay que mantener cierta temperatura… y con este calor no se qué podría pasar”.
Hace diez años que trabajo en la fábrica… empecé a los 18… nunca tuve otro trabajo, esto es lo que aprendí, es lo que sé hacer. Para mí Fanazul es todo...
El relato es de Pablo, otro de los despedidos, la voz carraspea y se detiene. Se adivinan los ojos brillosos bajo los lentes oscuros. Estamos sobre la misma ruta 3, ahora cerca del cruce con la 60, unos kilómetros al norte del centro de Azul. El sol abrasador calienta otro de los piquetes que los obreros realizan, junto a sus familias, para defender los puestos de trabajo y visibilizar un conflicto que involucra a los 70 mil habitantes de la ciudad.
“Hoy más temprano pasó el intendente por acá” -¿Qué les dijo? “Nada, pasó nomás… hizo acto de presencia” Pablo sigue su relato: “Después de las elecciones vino a la fábrica y nos dijo: éstos vienen por todo. Y mirá lo que pasó, como si él no tuviera nada que ver… Sabíamos que iba a haber recortes, veinte, treinta despidos, pero no nos imaginábamos el cierre… Esto va a afectar a la ciudad, porque nosotros la plata la gastamos acá”. Pablo tiene 28 años, dos hijos, y una historia familiar que como a tantos azuleños lo liga a la fábrica: “Mi abuelo se jubiló como trabajador de Fanazul...” Y sigue contando: “Trabajamos con normalidad hasta el último día del año… al día siguiente dieron asueto… ese día se llevaron los colectivos... y ahí nos dimos cuenta... Dicen que da pérdida. Pero no es cierto, en esta zona está lleno de canteras que necesitan lo que nosotros producimos...”
El intendente Bertellys llegó al gobierno municipal como candidato del FPV en el año 2015. Antes de cumplir con la mitad de su mandato, se pasó sin sonrojarse a las filas de Cambiemos. Los fabriqueros lo describen con claridad: Bertellys es el clásico cultor del doble discurso. Por un lado, les dijo “éstos vienen por todo...” separándose de las políticas de ajuste que implementa la coalición a la que pertenece, por el otro, reconoce que hay planes para vender las tierras que ocupa la fábrica. La hipocresía a la orden del día.
El trabajo precarizado, es una realidad que golpea a la mayoría de los estatales de diversas dependencias, y que el gobierno de Macri, Vidal y sus aliados del PJ “solucionan” mediante cierres y despidos. Es un problema que viene de años anteriores, sostenido como política de estado por los tres períodos del FPV. “Cuando empecé a trabajar acá hace diez años, tenía que facturar como monotributista, después de unos años, nos empezaron a hacer contratos anuales. Y ahora, nos quedamos en la calle, sin cobrar un peso de indemnización ni de nada” nos cuenta Pablo. Está claro que el ajuste cae sobre los sectores más vulnerables, jubilados, beneficiarios de asignaciones familiares y trabajadores precarizados.
Junto a la Municipalidad de Azul, un blanco edificio neoclásico de dos pisos rematado con una torre con reloj, situado frente a la plaza rodeada también por la catedral, el hotel y el teatro, sobre una plazoleta lateral, está instalada desde hace doce días la carpa de las mujeres de Fanazul. El acampe representa el aguante de las familias, y el reclamo hacia el intendente, por una situación que irrumpió en sus vidas de golpe. “Nosotras no estábamos preparadas, no sabemos hacer esto… pero nos no quedó otra que salir a acompañar, y apoyar a nuestros compañeros y familiares que se quedaron sin trabajo” nos cuenta Verónica, esposa de un trabajador.
Tuvimos que salir a apoyarlos, a darles fuerza, porque ellos están muy mal, muy afectados por el cierre. Nosotras no estamos mucho mejor, pero teníamos que hacer algo.
Algo en común encontramos en todos los testimonios que recogimos durante el día. Más allá de la amargura y la infinita bronca por una situación injusta, hay reconocimiento y gratitud hacia las muestras de apoyo por parte de los azuleños, quienes protagonizaron una histórica marcha el pasado jueves 4 de enero donde más de 7 mil personas recorrieron las calles de la ciudad reclamando contra el cierre.
Carteles con la leyenda “Ni lo intentes, todos somos Fanazul” cuelgan de las vidrieras de la mayoría de los comercios del centro de Azul. En el corte parcial de la ruta 3, los fabriqueros que reparten volantes a los ocupantes de autos y camiones, se encuentran con expresiones de apoyo y aguante hacia la lucha que llevan adelante. Es que a pesar de los inconvenientes y retrasos ocasionados por los cortes, el legitimo reclamo despertó una enorme simpatía.
Los clubes Alumni y Chacarita, becaron a los hijos de los trabajadores despedidos, mostrando con ese enorme gesto que en el fútbol no todo es negocios, barras bravas y pases millonarios para lavar dinero.
Te puede interesar: Azul: un club para los trabajadores y al que no le gusta, se jode
Durante la larga y calurosa jornada, nutrieron los cortes integrantes de la Agrupación Marrón Clasista de estatales, organizaciones sociales y políticas como el PTS, PO, Movimiento 26 de Julio y el Movimiento 1 de Octubre. Otra visita destacada fue la de Catalina Balaguer, trabajadora despedida de Pepsico, quien se acerco para compartir aquella experiencia de lucha donde junto a sus compañeras se plantaron contra el cierre de la planta y los despidos y que logró convertirse en una referencia a nivel nacional.
Estas muestras de solidaridad son el combustible que necesitan los fabriqueros para seguir adelante peleando por la reapertura de la fábrica y la reincorporación de todos los despedidos.
Estos trabajadores que junto a sus familias salen a la calle y a las rutas a pararle la mano a Macri, muestran un camino posible. No son los únicos, lo mismo vienen haciendo los estatales de la UEP de La Plata, que llevan adelante una toma desde hace 13 días por la reincorporación de todos los despedidos. Trabajadores que además de luchar contra la patronal, que en estos casos es el estado, se enfrenta a las direcciones burocráticas de sus gremios, que se niegan a ponerse al frente de la lucha, cuando lo que está en juego, es la supervivencia de cientos de miles de familias. Ni que decir de las cúpulas sindicales como la CGT, que funcionan casi como una dependencia de Ministerio de Trabajo.
Los fotógrafos/as de Enfoque Rojo, una vez más, salieron a cubrir las acciones de los trabajadores en defensa de sus puestos de trabajo, aportando a la difusión de cada conflicto y apoyando todas las luchas. ¡¡Familias en la calle nunca más!!